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Festejan ciudadanos en autodefensa la detención de El Chicle en Las Mesas

Zacarías Cervantes

Las Mesas, San Marcos

A las 3 de la madrugada del martes, se escuchó el estruendo de los cohetes en el centro del pueblo; había café, pan, tamales que se repartieron a todos. Había más de 300 personas, unos 80 de ellos estaban encapuchados y portaban escopetas, rifles o pistolas. Los anónimos eran los festejados y fueron recibidos en el centro del pueblo con aplausos y vivas de los ciudadanos.
La  causa fue que el grupo civil armado irrumpió esa madrugada en una casa de la periferia de la población y detuvo a El Chicle, un hombre identificado como el jefe del crimen organizado en la plaza. Junto con él fueron detenidos, también tres de sus lugartenientes.
El Chicle es uno de los hombres más temidos de la zona, pues a él se le atribuyen las ejecuciones, levantones, secuestros y extorsiones que se venían cometiendo en esta región, “hasta su familia le temía, por eso lo entregó a la  Policía Comunitaria”, dijo Félix Rosas Rodríguez, uno de los voceros del movimiento ciudadano en contra de la delincuencia organizada en el municipio de Tecoanapa.
A raíz de la detención de El Chicle, el ambiente se siente tenso, la gente habla poco del caso, pero se percibe satisfecha. A la entrada del pueblo se encuentra el puesto de revisión y control civil, que a diferencia de Ayutla continúa en busca de los delincuentes.
“Aquí nosotros vamos a continuar hasta estar seguros de que ya no hay delincuentes”, dice un hombres encapuchado y armado.
Es el encargado de revisar vehículos, con la mano derecha hace señas a los automovilistas para que disminuyan su velocidad hasta detenerse para revisión, “es por la seguridad, por favor bájen del carro”, dice y luego pide a los ocupantes del vehículo sus identificaciones.
Los puestos de revisión son parte de los operativos, y  por las noches hay rondines y operativos en busca de los delincuentes.
Uno se realizó después de los primeros minutos del martes en una de las colonias de la periferia de la ciudad, en donde todos los habitantes sabían que vivía El Chicle, el hombre más temido del pueblo.
Unos 80 hombres encapuchados y armados con escopetas, rifles calibre 22 y pistolas rodearon la casa, la casa tenía hoyos por todos lados de donde salían los cañones de armas de diversos calibres para recibir a balazos a quien intentara capturar al delincuente.
El Chicle opuso resistencia con sus tres acompañantes, pero era tarde pues decenas de los civiles encapuchados ya se brincaban por todos lados a su casa y entraron para someterlo. Fue detenido sin ningún problema, “seguramente escuchó que quien estaba allí para detenerlo era la Policía Comunitaria, que por aquí se interpreta como que es el mismo pueblo armado”.
Sometido, El Chicle, un joven de apenas 22 años de edad, fue bajado al centro del pueblo como a las 3 de las madrugada, el primer contingente de hombres armados que lo detuvo fue recibido con aplausos por  buena parte del pueblo reunido en el zócalo, algunos de ellos hicieron estallar cohetes. Los civiles del grupo de autodefensa fueron recibidos como unos héroes, y para celebrar su hazaña, ya les tenían preparado café con pan y tamales.
“Esa mañana se convirtió en un día de fiesta para todos”, dijo uno de los coordinadores que participó en la detención del presunto criminal.
Y es que desde diciembre habían ejecuciones y desmembramientos de personas en serie, “cinco fueron seguidos”, pero uno de ellos fue el que provocó conmoción, el de Carlitos de la comunidad de Xalpatláhuac, un joven de 16 años de edad por quien sus familiares pagaron el rescate que les exigían, pero 15 días después lo recibieron en pedacitos. Casos como estos se le atribuían a El Chicle, por eso todos celebraron su detención.

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