Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Muestran internas del penal de Las Cruces sus sueños y miedos por medio del arte

Aurélie Daly

 

Ayer concluyó el programa Libertad bajo palabra que dio oportunidad a 102 de la 199 mujeres encarceladas en el penal de Las Cruces de seguir durante cinco meses siete talleres de pintura, escultura, dibujo, muralismo, narrativa, poesía y teatro impartidos por artistas locales.

Las reclusas expresaron sus miedos y sus sueños a través del arte y presentaron sus trabajos a sus compañeras y compañeros detenidos y a los representantes del Instituto Guerrerense de la Cultura (IGC), promotor del programa con el respaldo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).

Lo más impactante de la presentación fue ver a los talleristas tan emocionados y conmovidos como a sus alumnas.

Crearon con el muralista urbano José Ruiz Altamirano tres murales que alegrarán ahora las paredes de la prisión “para que todos puedan gozar durante y después del proceso” la expresión de sus sensibilidades como lo precisó el artista y hacer “de un lugar seco, un lugar vivo”.

“El maestro nos llevó sus ideas y su experiencia para que nuestra tensión se pudiera expresar en arte. Fue una oportunidad muy buena para nosotras y nos hizo sentir que teníamos una libertad aunque parezca paradoja decir esto en una cárcel”, declaró una de las mujeres que participó en la elaboración de la obra colectiva.

La artista plástica Sol María Natividad Martínez Núñez compartió con 13 mujeres sus conocimientos pictóricos “para que se canalizaran las inquietudes de estas mujeres en la pintura”, explicó la artista. “La pintura no es solamente un lienzo por eso escogí un objeto funcional, los tenis, porque hay dos vías, la pintura como medio de expresión y como cuestión pulsional”.

“Muchas de nosotras conocemos la depresión y gracias a la pintura sacamos lo que sentimos. Al principio, no quería venir a la escuela, me la pasaba llorando, no me concentraba, pensaba siempre en mi familia, pero gracias a la maestra aprendí muchas cosas”, contó una detenida que participó en el taller Arte como oferta de vida-trabajo-oficio.

“Cuando llegas, en este lugar no puedes decir ‘yo estudié arte’. Estoy muy agradecida con ellas porque ellas te enseñan por su sensibilidad y su capacidad a expresar la libertad”, explicó la artista.

El escultor Jorge Alfaro impartió un taller de escultura en barro cocido por lo que construyó un horno de ladrillos en la cárcel para poder cocer las creaciones de sus alumnas. Fueron ocho mujeres que crearon varias obras “de lo más sencillo a lo más simbólico”, dijo el artista. Ninguna de las técnicas pedagógicas que uso habitualmente funcionó”, explicó, y tuvo que inventar otros modos para enseñarles el trabajo del barro.

“La capacidad de expresión que tienen, la intensidad que llevan, sus situaciones de vida muy profundas, todo esto me conmovió mucho. Somos seres humanos, nos involucramos. Me ha cambiado la vida. Para ellas cada pieza fue un gran logro pero ellas hablarán mejor que yo de lo que sintieron”, concluyó el escultor.

“El maestro tuvo mucha paciencia con nosotras, para soportar nuestros nervios. Somos grandes aunque estemos en este lugar, ¡sí se puede! clamó una de las mujeres.

El artista Gerardo León Naranjo Patiño, con su taller titulado Trazando horizontes, trabajó varias técnicas de dibujo durante estos cinco meses con las detenidas. “Lo más relevante es que dibujaron sin que importaran las reglas y con mucha libertad lo que quisiera aplicar a otros talleres en el futuro, porque se expresaron en la medida de su dolor. Tuve un feeling muy especial con estas mujeres. Fue un espacio de esparcimiento y de alegría. Nos peleamos, nos reímos y ahora tengo una necesidad de volver a verlas porque se convirtieron en amigas”, explicó el artista.

Con el poeta Antonio Salinas, se involucraron en un taller de creación poética titulado Palabras de mis sueños que les permitió “descubrir su talento, sorprenderse con el poder de la imaginación y de la soledad”, contó. “Vale la pena”. Cuatro mujeres recitaron sus poesías frente a sus compañeras y compañeros detenidos, con mucha determinación:

Otro día más u otro día menos, es la pregunta

Se llamaba Rubí / andaba sin rumbo por la vida / contando sus hazañas / Ayer la vi llegar sin zapatos / fumándose un cigarro de marihuana / toda revolcada y rasgada del cuerpo / Dijo que unos hombres la golpearon. / Vivía en una casa roja / de muros gruesos como sus labios. / Ahora dicen que la mataron / por irse con un hombre de la mafia. / Rubí tenía la piel canela, / la cintura de Barbie, el cabello blanco / y el alma negra.

Cómo sería mi vida si no estuviera en la prisión. / Tal vez la maldad me acechaba / como perro / hambriento . / He desperdiciado el tiempo / me lo dijo / el sueño

Estos son algunos fragmentos de los poemas que escribieron las mujeres que participaron en el taller de poesía.

Al presentar a las mujeres que participaron en su taller de narrativa Las escamas de la palabra, Edgar Pérez Pineda no pudo esconder su estado anímico y explicó que era “difícil canalizar la emoción sentida” tanto por él como por ellas. “Estuve tocado, soy otra persona”, declaró.

Finalizó la presentación del taller de teatro Mujeres en escena impartido por Silvia Salazar Almenara con la pieza La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca, recortada en razón de “las condiciones difíciles de trabajo escénico”.

Las mujeres involucradas en el proyecto deslumbraron al público por su talento actoral recién descubierto y por la veracidad con la que actuaron.

Se entregaron reconocimientos a los talleristas y a las mujeres que participaron en esta primera edición del programa Libertad bajo palabra que se espera continuará en 2013 con nuevas propuestas.

Estuvieron presentes el director del penal de Acapulco, Antelmo Magdaleno Solís, el director de Recintos Culturales del IGC, Manuel Zepeda, la directora de Enseñanza y Patrimonio Cultural del IGC, Citlali Guerrero, la responsable del área de difusión del IGC, Cristina Sierra, la visitadora regional de Derechos Humanos en Acapulco, Fanny Ruth Laura Figueroa y la coordinadora del programa Transformemos nuestro entorno en Renacimiento, Wendy Estrada, en representación de la presidenta del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia, Laura del Rocío Herrera de Aguirre.

468 ad