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Jorge Zepeda Patterson

Cassez, quién gana y quién pierde

Tanto los que están a favor de la liberación de Florence Cassez como lo que la consideran culpable, deberían enderezar sus reclamos a Genaro García Luna, no a la Suprema Corte de Justicia de la Nación o a algunos de sus ministros. ¿Por qué? Porque si ella es culpable quedó libre gracias a la torpezas del policía preferido de Felipe Calderón. Y si ella es inocente resulta que perdió siete años de su vida en el peor de los sitios posibles, la cárcel. Por donde se le mire.
Fue tal la furia de García Luna cuando se descubrió el montaje televisivo, que dedicó sueños y desvelos a demostrar que lo importante era la culpabilidad de Cassez, más allá del “detalle” de la reconstrucción de los hechos, como él decía. El problema es que en su afán por mostrar la culpabilidad de la francesa forzó pruebas, manoseó testigos para influir en su testimonio y violentó derechos de la detenida.
Se ha dicho que México sale muy raspado en su imagen internacional con la decisión de la Corte. A mi me parece lo contrario. Es cierto que la mayor parte de los mexicanos está convencida de la culpabilidad de Cassez, según indican los sondeos (o cualquier exploración en las redes sociales). Pero en el extranjero la percepción es inversa. ¿Cómo podemos creer que en otros países se va a confiar en la justicia mexicana? Nosotros mismos hemos divulgado que el 98 por ciento de los delitos quedan impunes, buena parte de los detenidos en las cárceles son inculpados mediante tortura y la película Presunto inocente se ha exhibido en muchos festivales de cine.
La decisión de la SCJN, por el contrario, permite ver a México como un país en donde al menos la máxima institución de justicia actuó responsablemente y subsanó un error. No todos en el extranjero estaban convencidos de la inocencia de Cassez, pero nadie tenía dudas de que sus derechos habían sido violados. En consecuencia, era una anomalía que se le hubiese sentenciado.
El presidente Enrique Peña Nieto también sale ganando, aunque sea de manera indirecta, por la razón anterior. Si bien se trata de un órgano que en teoría es independiente del ejecutivo, la decisión de la Corte lo beneficia por dos motivos. Primero, porque le permite deslindarse frente a la comunidad internacional de la belicosidad del gobierno anterior en materia de persecución policiaca. Como digo, el gran enjuiciado con esta decisión es el alfil de Calderón, y pieza central en la guerra absurda contra el Narco. Ya hay un repudio internacional al saldo de 60 mil muertos de lo que ha comenzado a considerarse como una especie de guerra civil.
Segundo, porque la liberación de Cassez mejora las relaciones con Francia y en alguna medida con la comunidad europea. Una condena inapelable en contra de Cassez por parte de México, habría extendido la noción de que nada había cambiado. Su liberación, por el contrario, es como una mojonera que marca un antes y después. O así lo querrá ver el nuevo gobierno priista.
Y si teníamos duda sobre el beneplácito de Peña Nieto a la decisión de la Corte, basta notar que apenas unas horas después, la Segob instruyó a la Policía Federal para exigir que se aplique un protocolo en toda detención y sus elementos porten una cartilla de los derechos de todo detenido. En otras palabras, estarían avalando la decisión de la Corte y, si me apuran, utilizándola políticamente para colocarse una medalla.
En el fondo, quien gana con todo esto somos nosotros. Más allá del capricho de algunos de mantener a Florence en la cárcel, cosa que tendría muy poco impacto en nuestras vidas, la decisión de la Corte sienta un valioso precedente: las irregularidades durante la aprehensión de un sospechoso deben invalidar su condena. Esto es fundamental para los derechos humanos de millones de mexicanos.
Es urgente combatir la impunidad absoluta con la que opera la policía en contra de los civiles, particularmente los de escasos recursos. Miles de compatriotas purgan penas por haber firmado documentos bajo tortura e intimidación. Muchos otros están en la cárcel simplemente porque fueron víctimas idóneas para convertirse en chivos expiatorios para el ascenso en la carrera de un policía. Nuestras cárceles están atiborradas de aquellos que cayeron por un delito menor y terminaron sentenciados por “cometer” asesinatos y secuestros.
Entiendo el enojo que sienten muchos en contra de Florence Cassez, y por extensión en contra la Corte. Sin embargo, yo estoy convencido de que se hizo lo correcto. Pero más allá de eso, se hizo lo más conveniente para los intereses de la ciudadanía.

@jorgezepedap
www.jorgezepeda.net

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