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Vendedores de la nave de ropa esperan recuperarse en este Día de la Candelaria

Mariana Labastida

Vendedores del tradicional ropaje que viste a la imagen del Niño Jesús en las fiestas de La Candelaria confían en que las ventas de este fin de semana sean buenas y puedan con ellos comenzar a pagar deudas que tienen, luego de que perdieran su patrimonio en el incendio de la nave de ropa del Mercado Central.
En el caso de la señora Adela, propietaria del negocio con su nombre en diminutivo, dijo que este año la petición especial que hará a la imagen del Niño Dios que tiene en casa es que regrese la tranquilidad al puerto para dejar una mejor ciudad a sus nietos.
Adelita no sólo se dedica a la venta de ropajes de diferentes santos y profesiones para vestir a los niños Jesús, también es ferviente devota y recuerda con una sonrisa en su rostro cómo fue que con sus ahorros se compró la primera figura del bebé.
“Estaba chiquito”, dice mostrando con la mano el tamaño y se le abren los ojos cuando recuerda que el primer vestido que compró lo mandó a hacer con un sastre, al que le fue pagando poco a poco debido a lo elevado del costo.
“Yo creo que uno trae esto porque mis hermanas no se emocionaban como yo y mira, ahora me dedico a vender ropita para los niñitos”, afirmó recordando su infancia y cómo resguardaba la figura vestida para que no le pasara nada; la figura le acompañó durante los primeros años de su vida, incluso durante los primeros de su matrimonio.
Fue su esposo quien le compró la primera máquina de coser que tuvo y con la que empezó a confeccionar ropa para santos, especialmente para los niños Jesús; aunque con diferente nombres da por hecho que es el mismo Dios el que le ha hecho diferentes milagros.
Explicó que el padre Jesús de Petatlán la alivió de las secuelas que le dejó la extracción de su vesícula y en agradecimiento le elaboró un bata para regalársela al santo, y que después se encomendó al Niño de Padua cuando le detectaron cáncer hace 12 años.
Adelita dice emocionada que este año vestirá a su niño de médico, el año pasado lo visto de Nueva Alianza, la petición especial que hará este año es que regrese la paz al país, desea que sus nietos puedan crecer en un lugar sin inseguridad y violencia: “yo quiere que se acabe esto, ojalá se pueda para que uno pueda vivir en tranquilidad”, dijo la comerciante quien pone su fe en la imagen del Niño Dios para que mejore la situación y de la ciudad, que sabe que en consecuencia podrá mejorar le economía e ir pagando las deudas que tiene.
La mujer agregó que hace años, el santo que tiene en casa le hizo el milagro de poder realizar dos viajes, uno a Jerusalén y el otro a ver al Niño de Padua a cumplir mandas que había hecho.
La señora Adela fue una de las principales afectadas por el incendio de la nave de ropa el 16 de julio del año pasado; su mercancía, muebles e incluso su máquina de coser, quedaron inservibles. Un cuadro negro de cosas chamuscadas y cenizas fue como quedó su local, pero ahora espera el momento que los dejen instalarse en sus locales, que espera sea en dos o tres semanas para poder dejar de pagar renta en otros espacios.
José Lamberto Morales Delgado es el propietario del Portal de Belén, uno de los negocios que resultó también afectado en el incendio, y quien con el dinero que les dio el gobierno del estado para reiniciar sus negocios volvió a surtir su puesto para empezar de nuevo.
Por la temporada, la galera que le dieron provisionalmente para instalarse mientras se reconstruía la nave de ropa está lista para recibir a los creyentes católicos que acuden para comprar un ropón o traje de algún santo o ángel para vestir a la figura del niño Jesús que se lleva a bendecir el día 2 de febrero a la iglesia.
“Los populares son los ángeles”, dice José mientras sigue su labor de elaboración de capas rojas de uno de los trajes en su máquina de coser. Dice que es la única forma de salir adelante, sabe que trabajando es como podrá levantar su negocio dedicado a la elaboración de ropa para bailes folklóricos, disfraces para festivales como primavera o Día de Muertos, así como actividades religiosas como las tradicionales pastorelas.
Ambos comerciantes esperan el momento de instalarse en los nuevos locales para poder organizar mejor su mercancía y también pagar sus deudas para ir saliendo de las mismas, tienen esperanza en que la venta de este año les ayude con algunas de ellos para ir resolviendo el problema financiero en el que se encuentra luego del incendio, sobre todo por los gastos que se vienen también con el nuevo local, como la contratación de la energía, así como permisos y licencias que se tiene que pagar por inicio de año.

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