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Le decían que lo iban a matar, pidieron 70 mil pesos, después 200 mil y le dieron una golpiza, narra un secuestrado

Zacarías Cervantes

El Mesón/Ayutla

Postrado en una silla de ruedas a consecuencia de los golpes que recibió cuando estuvo secuestrado, un hombre que habló cubierto del rostro por razones de seguridad, dijo que sus captores están libres porque de todos los presuntos delincuentes presentados ante la asamblea popular de esta comunidad, no vio a ninguno de los que lo secuestraron.
“Yo los conozco muy bien, los puedo identificar”, dijo y por eso exigió que el movimiento no termine con la presentación y el juicio que se hará a los detenidos por el movimiento de los municipios de Ayutla, Tecoanapa, San Marcos y Cruz Grande, “tenemos que seguir adelante hasta acabar con todos esos cabrones”, dijo.
El hombre hablaba al micrófono, a ratos le temblaba la voz, pero aguantó el llanto más de 20 minutos que duró su testimonio que conmovió a muchos.
Relató que fue secuestrado en noviembre del año pasado por un grupo de hombres armados que llegaron a su domicilio en un taxi, con el argumento de que querían que les hiciera un viaje a la Montaña. Pero solamente fue para acercarse a él.
Después, los hombres se lo llevaron a una huerta en donde lo torturaron psicológicamente, pues entre ellos comentaban lo iban a matar, que ya llevaban la pala y la barreta para cavar el hoyo y sepultarlo. Después, para perdonarle la vida le pidieron 70 mil pesos, que su familia reunió y entregó.
Sin embargo, los delincuentes quedaron insatisfechos y le exigieron 200 mil pesos, alcanzó a reunir la mitad y se los entregó, pero a cambio del resto le propinaron una paliza por la que hasta el momento tiene las costillas rotas y está en una silla de ruedas.
Protegiéndose en el anonimato, el hombre acudió para saber si entre de los 54 detenidos por el movimiento ciudadano de Ayutla, Tecoanapa, San Marcos y Cruz Grande, estaban quienes lo secuestraron. Pero a ninguno reconoció, no podía equivocarse, dijo después, “los conozco muy bien, puedo reconocerlos”, advirtió.
Por eso pidió que el movimiento se mantenga “porque faltan muchos cabrones que andan sueltos”.
El testimonio del hombre en silla de ruedas, fue uno de los que ayer presentaron algunas de las víctimas o de sus familiares.
Otro de los testimonios fue el de quien ahora es un comandante de la policía ciudadana. Él contó que un grupo de sicarios lo levantaron entre el 23 y 24 de noviembre cuando bajó a Ayutla, pues pretendía acudir a la comunidad de Huamichán, municipio de San Luis Acatlán, para tomar protesta como policía comunitario de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), pero no alcanzó a llegar puesto que antes se lo llevaron.
Dijo que fue privado de su libertad por varias horas tiempo en el cual fue torturado y amenazado de que sería ejecutado. Incluso lo llevaron a varios lugares en donde le dijeron que sería asesinado.
Aseguró que el motivo aparente era frenar su participación en la organización de su comunidad en contra de la delincuencia. Finalmente lo dejaron en libertad y por eso ahora participa dentro de este movimiento que pretende terminar con los delincuentes que operan en esta región.
Otro de los testimonios fue el del comisario municipal de la comunidad de Rancho Nuevo, municipio de Tecoanapa, Eusebio Alberto García, por el que se movilizaron los pueblos de estos cuatro municipios de la Costa Chica.
Él dijo que los sicarios lo levantaron porque se opuso a pagar 500 pesos de cuota que le estaban imponiendo los delincuentes a cada uno de los ganaderos. Pero que además organizó a sus vecinos y a los de otras comunidades como La Palma.
“Todos estuvimos de acuerdo en que no les íbamos a pagar porque no tenemos dinero, todos tenemos hijos que les estamos dando estudios, por eso realizamos asambleas en las que todos dijimos que no les íbamos a pagar nada, porque si les damos este año los 500 pesos, después van a venir por más”, relató.
Narró que por eso cuando los sicarios lo levantaron lo acusaron de “andar alborotando a la gente de todos los pueblos”.
Agregó que cuando se lo llevaron le dieron primero un “chingadazo” en la nuca, después otros dos se lo llevaron agarrado de sus brazos y lo metieron a una cajuela, en su comunidad rumbo a Ayutla. Agregó que en el trayecto, lo bajaron en un lugar y uno de los captores se sentó en su cabeza y lo metieron en una casa en donde le pidieron que le llamara a su familia para que les llevaran 150 mil pesos.
El comisario dijo que en el lapso de la espera los delincuentes lo pateaban y lo golpeaban en la cabeza, “me trataban como animal”.
Agregó que como su familia no consiguió el dinero, le advirtieron: “bueno, si no tienes dinero, vas a pagar con tu vida”.
Añadió que después lo metieron por una brecha, iba vendado de los ojos en el interior de un automóvil.
Para ese momento su familia y los habitantes de su comunidad lo andaban buscando por varios lugares de Tecoanapa y Ayutla, el 5 de enero.
Consideró que la operación de búsqueda y rescate cerró los caminos de escape de sus captores y como no encontraron paso lo arrojaron cerca de un basurero, luego fue encontrado por sus familiares y los ciudadanos que lo buscaban.
El comisario explicó que su liberación obedeció a la presión de los ciudadanos y no a la intervención de las autoridades, por eso agregó que está demostrado que es más efectiva la organización de los pueblos, porque da más resultado que la intervención del gobierno, “por eso no podemos dejarle nuestra seguridad en sus manos, tenemos que seguir actuando nosotros, sólo nosotros podemos defendernos de esos cabrones”, dijo con rabia e indignación.

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