Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Carlos Pérez Aguirre

Juicios populares, resultado de un mal gobierno

La razón del Estado, no nos cansaremos de decirlo, se encuentra en la necesidad de que, dicho de manera sumamente elemental, “un grupo de ciudadanos, elegidos para ello” administren los bienes de la sociedad, entendido el administrar como el hecho de distribuir, consolidar, construir y cuidar los bienes, la tranquilidad y la vida de los integrantes de esta sociedad.

Y no como lo entiende nuestro actual gobierno, como un mandato para que una vez concluido el proceso electoral, el grupo ganador se apropie del poder y prácticamente toque a saqueo, como si el triunfar en una elección fuera como una guerra que una vez triunfante el grupo se dedique a obtener los tesoros de guerra, vía la apropiación familiar (nepotismo) y (amiguismo) de esos bienes que genera la sociedad, desentendiéndose de sus responsabilidades y deberes originales.

La corrupción generalizada en el gobierno afecta y descompone así todas las relaciones sociales, incluidas desde luego la relación del mismo poder y el rompimiento del llevado y traído “estado de derecho” el cual como lo sabemos, solo es invocado hasta ahora, cuando los intereses que se cuestionan corresponden a los grupos de poder.

El alejamiento cada vez mas evidente de la “autoridad institucional” con los habitantes en este caso del estado de Guerrero, no solamente se refleja en su incapacidad para cuidar los bienes y la vida de los ciudadanos, también en la demagogia autocomplaciente, que pretende vender la idea de que el gobierno “trabaja” como si el ciudadano no se informara, como si el ciudadano no se diera cuenta de la realidad que vive.

El fenómeno que se presenta en la entidad, en donde la autodefensa de los pueblos se ha implantado con la contundencia de la palabra, necesidad, por que se han cerrado los caminos, por ello incluso en las ciudades como Acapulco y Chilpancingo la sociedad se organiza, existiendo ya una gran efervescencia para organizar a los ciudadanos y constituir también grupos de defensa, no por nada la revista Proceso, tituló a su reportaje sobre este fenómeno, como “La defensa estilo Guerrero”.

Pero esta ciudadanía analítica, politizada e informada que es la guerrerense también se da cuenta que los órganos de justicia, al igual que todo el aparato de Estado, se encuentra carcomido por esa corrupción que como cáncer que se bombea desde lo mas alto del poder gubernamental, “los entregamos a las autoridades y a los pocos días se encuentran de nueva cuenta delinquiendo…” señalan los voceros de algunas comunidades y pueblos. La autoridad falla intencionalmente y a las denuncias ante la Secretaría de Gobierno, reiterada y constante, solo se encontraron oídos negligentes y sordos, ¿por qué? Por eso el camino de la justicia del pueblo camino y gesto, mientras el gobierno se hacía que hacía.

El factor demostración de la actividad gubernamental, desviada totalmente de su objetivo de resolver para progresar, esta vez por su evidente distracción en el “carnaval del lucro” en vez de formar mediante la actividad generadora de obras y acciones para el bienestar colectivo. o sea un círculo “virtuoso”. Se invierte, puesto que por estar contaminado ese poder gubernamental, resulta en un “círculo pernicioso” que los pueblos armados, pretenden romper. El gobierno de Aguirre corre tras esta incipiente organización, con el acostumbrado doble discurso de ambigüedad en donde por un lado apoya la actividad de los grupos y por la otra las descalifica: pretende controlarlas para su beneficio, pretende acallarlas para que no griten y exhiban más las incapacidades, que la gente exasperada le reprocha, pidiéndole que no siga viendo al gobierno estatal como a un botín, como hasta ahora, y trabajar realmente para beneficio de los guerrerenses.

Un sueño imposible en un gobierno de caciques y familiares, ¿no creé usted amigo lector?

 

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