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Teníamos la esperanza de enjuiciar a Acosta Chaparro: González Ruiz

Los integrantes de la Comisión de la Verdad “teníamos la esperanza de un día poderlo llevar a juicio”, pero su asesinato el año pasado truncó esa posibilidad, dijo ayer José Enrique González Ruiz sobre el extinto general Mario Arturo Acosta Chaparro.

González Ruiz y otros miembros de la Comisión de la Verdad participaron ayer en la presentación del libro Mario Arturo Acosta Chaparro, verdugo de Acapulco, instrumento de la dictadura perfecta y del PAN, de la periodista Manú Dornbierer.

Dornbierer denunció ahí que su página de internet fue hackeada en diciembre pasado después de anunciar la publicación del libro sobre Acosta Chaparro.

Explicó que su libro se basa en un hecho de extorsión que se registró en el primer año de gestión del ex alcalde de Acapulco, Manuel Añorve Baños, similar a los que se registraban en el puerto cuando Rubén Figueroa Figueroa estaba en el gobierno del estado.

La periodista relató que es el caso de una persona que mientras estaba cambiando el neumático de su camioneta se vio rodeado de otras personas, quienes lo acusaron de ser narcotraficante, se lo llevaron detenido y le dijeron que para liberarlo debía pagarles 50 mil pesos; como no tuvo el dinero fue llevado a la cárcel, donde permaneció ocho meses, hasta que sus familiares reunieron el dinero.

Dijo que al conocer el caso ella le pidió ayuda a la entonces regidora Eloína López Cano, quien contactó al ex secretario general del ayuntamiento y actual regidor Vicente Trujillo Sandoval, quien le dijo que no se dejara engañar, porque nada había pasado.

Pero la realidad es que esa persona estuvo presa acusada de narcotráfico porque no pudo pagar los 50 mil pesos que le pidieron.

La periodista dijo que el hacker que entro a su página de internet a finales de diciembre “borró” la sección de libros que ahí tenía.

No responsabilizó al político priista por el daño que le hicieron a su página de internet, pero señaló a Trujillo Sandoval porque es quien conoció el caso de la extorsión que sufría la familia, y la respuesta que le dio es que no se dejara engañar.

La presentación del libro se realizó en el salón Jaguar del hotel Playa Suites.

Como comentaristas del libro estuvieron el ex guerrillero Arturo Gallegos; el académico Rogelio Ortega Martínez y dos integrantes de la Comisión de la Verdad, José Enrique González Ruiz y Nicomedes Fuentes García, y como moderadora la ex directora del IIEPA-IMA, Rosa Icela Ojeda Rivero.

Al salón asistieron unas 50 personas, entre las que estuvieron Eloy Cisneros Guillén; la coordinadora de Enlace Político del ayuntamiento de Acapulco, Yolanda Villaseñor Landa; el regidor Wulfrano Salgado Romero; el líder de los desalojados de Puerto Marqués, Daniel Morales; el consejero nacional de Morena, Gilberto Olmos, y las integrantes de la Comisión de la Verdad, Pilar Noriega García e Hilda Navarrete Gorjón.

La autora del libro dijo que el texto es una “primera entrega” a la Comisión de la Verdad y pidió a los lectores que si encuentran errores y omisiones se las hagan saber para hacer una fe de erratas e incluir las correcciones en una próxima edición.

Los comentaristas del libro coincidieron en que Acosta Chaparro fue un personaje siniestro, vinculado directamente al poder político del PRI en el estado y en el país, quien empleó su capacitación en contrainsurgencia para erradicar a quienes pensaban que se podía construir un país diferente.

“Cuando se formó la Comisión de la Verdad nosotros teníamos la esperanza de un día poderlo llevar a juicio, creímos que desde la Comisión de la Verdad se iba a poder estructurar un expediente lo suficientemente fuerte para que respondiera por alguno de los muchos crímenes que cometió durante su existencia, pero ya saben que infortunadamente para la Comisión de la Verdad, falleció o lo hicieron fallecer antes de nuestro tiempo”, dijo González Ruiz.

Coincidieron en que en Acapulco en los tiempos de Acosta Chaparro había prisiones clandestinas, una de las cuales estaba en la antigua estación de bomberos y otra en Pie de la Cuesta.

González Ruiz recordó que conoció a Acosta Chaparro por teléfono, y quien sin conocerlo le relató el viaje que había hecho del norte del país a Guerrero.

Dijo que lo conoció personalmente cuando le entregaron a cinco personas que estaban en calidad de desaparecidos y fue cuando constató “que el gobierno era quien desaparecía a las personas, constatamos que el gobierno se siente dueño de su vida y de su muerte, constatamos que son responsables de delitos de lesa humanidad”.

Nicomedes Fuentes dijo que Acosta Chaparro fue cabeza de un instrumento represivo que encabezó y ejecutó las políticas diseñadas por el Estado mexicano, y que los cuerpos de los detenidos fueron tirados al mar o a los pozos de Copacabana, que estaban ubicados en lo que hoy es el hotel Mayan Palace.

Agregó que aunque hay testimonios que señalaron a Acosta Chaparro “como torturador directo, ya no es posible de ninguna manera ejercer acciones jurídicas, legales en contra de su persona, pero es importante recoger la memoria histórica, ubicarla en el justo lugar que le corresponde, pero además, creemos que el Estado mexicano como responsable de los hechos ocurridos tiene que dar la cara hoy en día y darle satisfacción jurídica, legal, justicia a tanta gente de tanta impunidad que se cometió en otras épocas”.

Rogelio Ortega dijo que Acosta Chaparro “se fue sin que rindiera cuentas con la justicia de todas las atrocidades que hizo”.

Pidió a los lectores reflexionar sobre el libro y desde su trabajo incidir para que nunca más se vuelvan a presentar ese tipo de hechos

Dijo que quienes fueron prisioneros de Acosta Chaparro los sometía a tortura psicológica y todos los días les hacía las mismas preguntas; así después de varios días de interrogatorio había un momento en que los detenidos no contestaban igual y es cuando les decía que mentían y se intensificaba la tortura.

Ortega también criticó la ausencia de personajes vinculados a la política, y dijo que si en El Sur se hubiera publicado “con letras pequeñas” que durante la presentación del libro se iban a repartir las candidaturas, hubiera habido filas de personas formadas hasta la glorieta de la Diana o la Base.

Arturo Gallegos dijo que la experiencia de lo que vivieron quienes fueron víctimas de la tortura por sus inclinaciones políticas es una riqueza que no les pertenece y deben aportarla a las nuevas generaciones, quienes habrán de divulgarla a futuras generaciones para que no se repita.

La periodista dijo que los casos de extorsión por “la maña” es una realidad que viven los ciudadanos del puerto y la relación con Acosta Chaparro es porque fue un personaje ligado a esas redes de delincuencia, por lo que fue hecho prisionero en el gobierno de Vicente Fox y después fue exonerado por el gobierno de Felipe Calderón, quien lo nombró enlace con los grupos del narcotráfico. (Redacción).

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