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Silvestre Pacheco León

Inventando a la izquierda

Más allá de la represión que aún se vivía como secuela de la lucha guerrillera en la Costa Grande, a principios de los ochenta no había núcleo visible de la izquierda organizada.
Los pocos militantes dispersos que habían aparecido a raíz de la campaña electoral de Valentín Campa en 1976 eran mayoritariamente maestros, activistas del Movimiento Revolucionario del Magisterio dedicados a su lucha gremial esparcidos por los municipios de Atoyac, Tecpan, Petatlán y Zihuatanejo.
Sólo en la cabecera municipal de Atoyac habían levantado cabeza militantes del Partido Comunista que recibían el periódico El Machete y se reunían para leerlo en la casa de don Juan Reynada en el centro de la ciudad.
Recuerdo muy bien la experiencia que viví en Atoyac el día que conocí esa legendaria ciudad. Me había hospedado en un hotel que todavía funciona en la esquina de la plaza.
A la mañana siguiente me despertó el mismo ruido marcial que me quedó grabado de la película de Costa Gavras, Estado de Sitio, sobre la represión militar en el Uruguay de los Tupamaros.
Era ruido de botas, muchas botas que aporreaban el suelo. Cuando me asomé por la ventana miré el mismo espectáculo del cine, con la diferencia de que aquí no había ningún decreto de Estado de Sitio.
Un medio centenar de soldados en traje de campaña marchaban como si tuvieran ocupada la ciudad. Se detenían en las bocacalles pegados a la pared mientras el eco de sus pasos se repetía atemorizante. Así avanzaban, de trecho en trecho.
Esa mañana en cuanto pude reanudé mi camino con mi familia rumbo a Zihuatanejo.
El propósito principal de mi establecimiento en la costa era organizar a la izquierda como parte de la estrategia nacional que compartíamos quienes formábamos una tendencia en el Partido Mexicano de los Trabajadores, la que con otras agrupaciones constituimos el Movimiento de Acción Popular que desembocó años después en el Partido Socialista Unificado de México.
Un grupo importante de comités del PMT en la ciudad de México formaban parte de nuestra tendencia iniciada en Coyoacán bajo el liderazgo de Federico Novelo, y casi todos los activistas que realizaban trabajo campesino en la comisión nacional del partido encabezada entonces por Gustavo Gordillo.
En el MAP militaban sindicalistas como Arturo Walhey y Antonio Gershenson, dirigentes del Sindicato Único de la Industria Nuclear y alumnos avanzados de Rafael Galván, artífice de la Tendencia Democrática de los electricistas.
De los intelectuales destacaron en el MAP Rolando Cordera, Pablo Pascual, Adolfo Sánchez Rebolledo, Arnaldo Córdova, José Woldenberg, quienes fundaron la revista Punto crítico e impulsaron el sindicalismo en la UNAM y en la UAM.
En 1981 a casi todos ellos los trajimos a Zihuatanejo y Lázaro Cárdenas donde organizamos un diplomado sobre el desarrollo regional que resultó muy concurrido.
En 1980 la vida política en Zihuatanejo se dictaba desde el centro del estado. La clase política local apenas se sobreponía a la modorra de la vida unipartidista para encarar los cambios verticales impuestos para la modernización del puerto.
En las elecciones municipales de 1980 se había registrado una tenue protesta política que levantó la candidatura opositora del profesor Salvador Castro Bracamontes quien con el apoyo de los ejidos del municipio y el registro del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana se enfrentó al candidato del PRI.
Fue la disputa de la presidencia municipal entre el PRI y otro partido en esa elección local la única manifestación política en contra que tuvo la expropiación y urbanización del puerto a manos del Fideicomiso Bahía de Zihuatanejo.
En el ámbito estatal se vivía la embestida gubernamental contra el proyecto de la Universidad Pueblo que desde la UAG impulsaba la izquierda organizada mientras en Zihuatanejo se resentía el impacto de la política antipopular del gobierno de Rubén Figueroa, quien en 1980 no sólo ordenó el desalojo de los colonos del anfiteatro en el puerto de Acapulco, sino también en Zihuatanejo, donde los asentamientos irregulares había hecho avanzar la mancha urbana sobre la parte alta de la colonia Vicente Guerrero.
Fue el desalojo violento de colonos ordenado por Rubén Figueroa Figueroa a manos de los policías antimotines, el 12 de marzo de 1980, el acontecimiento que inauguró los grandes y acelerados cambios políticos que ha vivido la costa con el protagonismo de la izquierda.
Si durante meses de búsqueda afanosa la izquierda no aparecía por ningún lado, de pronto emergió dando solidaridad y uniendo el coraje popular para responder organizadamente a la acción represiva del gobierno de Rubén Figueroa.
El punto de reunión fue la preparatoria 13 de la UAG. Después del espanto y el terror provocado por el cuerpo de policías antimotines desalojando y quemando viviendas, se acordó pagar con la misma moneda a quienes se identificaban como los artífices del desalojo.
Colonos, maestros y alumnos rodearon las instalaciones del Fibazi obligando a una respuesta justa que se concretó en la dotación de lotes a las familias desalojadas quienes fueron las fundadoras de la colonia que después se conoció como 12 de Marzo.
De esa acción y en aquella fecha nació también el primer núcleo de izquierda que encarnó el proyecto democrático que pugnaba por las libertades políticas, el desarrollo regional, la igualdad de oportunidades y el reconocimiento y el respeto a la diversidad.
En la lucha por la reivindicación de los desalojados conocí a los profesores Félix Echeverría, (quien en su carácter de director encabezó la protesta) Anastacio Bailón, Jorge Carreón y Emilio Acevedo. Los tres primeros eran militantes del MRM y el cuarto asesor del bufete jurídico gratuito que la UAG tenía en Zihuatanejo.
Como en ése año me había sumado al proyecto Universidad Pueblo como profesor de Historia y Literatura en el grupo periférico de La Unión, una tarde, de regreso a Zihuatanejo, me alcanzó en la carretera Tomás Bustamante Álvarez, activista que militaba en las filas del Partido Comunista.
Con Tomás nos habíamos conocido en alguna visita a la región de la Tierra Caliente y nos volvimos a encontrar en la costa debido a que él trabajaba temporalmente en alguna dependencia federal para sobrevivir al robo del subsidio que el figueroato había hecho a la UAG donde él trabajaba como profesor.
Tomás Bustamante me alcanzó para presentarme a su camarada de Zihuatanejo, el profesor Luis Carbajal López quien sería el enlace para crear el primer grupo de activista de izquierda que en adelante trabajaría por las causas democráticas.
En la colonia Emiliano Zapata de Zihuatanejo constituimos el primer núcleo de izquierda fuera de la universidad, con compañeros que después se desempeñaron en el trabajo sindical como Cruz Osorio, entonces trabajador de la planta de Productos Pesqueros (Propegro), Ramiro Blanco que era pescador libre; la maestra Margarita Vega, también militante del MRM y el propio Luis Carbajal, activista del PCM.
El albañil Fernando Carbajal, quien junto con Celestino Ibarra, Asunción Bravo y Cirino Cuenca se dedicaron al trabajo popular, siempre fieles a la idea de que se podía y necesitaba una mejor organización de la sociedad. Ellos fueron los pioneros en la organización política de la oposición.

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