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Causa admiración en la ceremonia del Grammy el atuendo guerrerense que lució Lila Downs

Mariano Mangas / Agencia Reforma

Ciudad de México

Al acudir al Grammy, Lila Downs tenía deseos de ganar, pero no había preparado ningún discurso en caso de imponerse en el rubro de Mejor Álbum Regional Mexicano.
“No me lo esperaba, dije ‘bueno, igual y sí me toca; bueno, pues voy y digo algo’. No lo había planeado”, dijo, en entrevista telefónica desde Los Ángeles.
“Cuando anuncian mi nombre quedé así, sorprendida, con mucha emoción, y por supuesto muy agradecida con todos los compañeros que estaban nominados junto a mí”.
Por la emoción, Downs apresuró el paso para subir al estrado, y por poco no sufre un percance.
“Estaba preocupada porque casi me caigo, iba tan emocionada que hasta empecé a correr en mis tacones y muy orgullosa de portar la indumentaria del estado de Guerrero”.
Los primeros en felicitar a Lila fueron su esposo, Paul Cohen; su hijo, Benito Dxuladi, y la madre de la cantante, Anita Sánchez.
“Mi mamá dice que es su Grammy, así que supongo nada más se lo voy a entregar y ella sabrá”, contó.
Tras recibir el Grammy, Lila se vio rodeada por músicos y estrellas, entre ellos un grupo con el que competía, Los Cojolites, que admiraban el vestido bordado a mano que le diseñó Mané.
“Algunos jovencillos, de estas bandas que la verdad yo no conozco mucho, me decían ‘qué bárbaro, qué vestido tan bueno traes’, y muchas personas que yo no conocía llegaron a felicitarme”.
En el festejo vivió un momento bochornoso y divertido, cuando se dirigió a la fiesta de Sony Music para los ganadores.
“Nos fuimos a festejar con unos tequilas y sakes también, primero a un restaurante japonés, y luego nos fuimos a una fiesta de Sony donde casi ni nos dejan entrar. Les dije ‘pero si yo gané el Grammy también’, y me dijeron ‘usted no está en la lista’”.
Añadió que regresaría directamente a Oaxaca para seguir festejando junto a su familia este reconocimiento y quedarse un buen tiempo en su estado natal antes de volver a trabajar en un disco.
“Me siento contenta, plena de haber ganado, pero sí siento mucha responsabilidad, porque digo ‘y ahora qué sigue’; es mucha presión. Soy de cocina lenta, y yo creo que el próximo disco tardaremos unos añitos en hacerlo”.
La posibilidad de colaborar con artistas extranjeros o de tocar temas mexicanos con la Orquesta Sinfónica de Los Ángeles son nuevos proyectos.
“Supongo que saldrá alguna colaboración a futuro porque así son estas cosas, se llevan un rato en cocinar, pero (ganar un Grammy) lo que hace es que automáticamente te reconozcan y te ayude a colaborar. Ojalá a futuro se pueda hacer algo en Los Ángeles con la orquesta, como lo que hicimos en la Sala Nezahualcóyotl”.

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