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Celebran en Zitlala a puño limpio la ancestral Pelea de los Xochimilcas

Luis Daniel Nava

Chilapa

Los golpes, la sangre y la ofrenda a los ancestros que defendieron el pueblo de Zitlala, se revivieron ayer en el martes de carnaval en este municipio con la llamada Pelea de los Xochimilcas.
Desde el lunes por la noche, los peleadores de los principales barrios se reunieron en la plaza principal de esta cabecera para hacer el primer ritual de recibir los dotes de mezcal por parte de la autoridad y bailar hasta la madrugada en la víspera de una pelea.
Ayer martes desde temprano los gladiadores se reunieron en la casa del capitán para afinar las indumentarias y las armas de pelea, que son sólo los puños forrados con vendas para la pelea puño a puño, cuerpo a cuerpo.
El vestuario de los guerreros es una falda de acateca, un rebozo en la cintura, un huipil, un pañuelo en la cara para ocultar la identidad y el sexo, y un sombrero.
Cuentan los cronistas que en el tiempo del reinado de Moctezuma Ilhuicamina, para llegar a la provincia de Chilapa, el pueblo de paso, Zitlala, era objeto de despojos de las mejores cosechas y de abusos de las mujeres más jóvenes y hermosas, hasta que el pueblo se hartó y los hombres más fuertes planearon vestirse de mujeres, con toda la indumentaria, y taparse el rostro para no ser reconocidos y enfrentar el abuso, avisados por el sonido de un tambor.
Los pobladores de Zitlala, se pelearon sangrientamente y a muerte con sus enemigos hasta vencerlos y de alguna forma independizarse.
Otra versión explica que los diferentes grupos de pobladores de la cabecera defendían a capa y espada sus territorios y sus mujeres que era imposible adentrarse a otro barrio que no fuera el suyo.
Mientras que la versión del actual alcalde Francisco Tecuchillo Neri, cuenta que en los tiempos de la Revolución las mujeres de Zitlala eran objeto de múltiples abusos hasta que el pueblo decidió rebelarse.
Para Tecuchillo Neri la tradición también se le puede acachar a la religión católica pues las peleas son siempre celebradas un día antes del Miércoles de Ceniza como una expiación de culpas humanas.
Ayer, la brutalidad y la fuerza de los puños de los niños, niñas, jóvenes, adultos y ancianos de Zitlala escenificaron una de las tradiciones más ancestrales, peculiares y sanguinarias del estado para celebrar el llamado martes de carnaval.
Después de las 6 de la tarde, con el mezcal y las cervezas en la sangre de los guerreros modernos ataviados ya con máscaras de luchadores, las peleas se tornaron más violentas, sin embargo al final la brutalidad termina en abrazos entre ganadores y vencidos.

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