Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Arturo Solís Heredia

CANAL PRIVADO

* RevolutionçEn 1968, John Lennon pensó que “ya era tiempo de que habláramos de la revolución, del mismo modo en que pensaba que ya era tiempo de que respondiéramos las preguntas acerca de Vietnam cuando estábamos de gira con Brian Epstein”. Así explicó Lennon, en entrevista con la revista Rolling Stone, el origen de Revolution, la primera rola política de Los Beatles, seis años después del nacimiento de la banda.
La política era obligada para cualquier roquero comprometido mínimamente con la revolución juvenil de los 60; y casi elemental en 1968, en plena guerra de Vietnam, en medio de las movilizaciones estudiantiles en Francia, Estados Unidos, la entonces Checoslovaquia y México.
De hecho, Lennon y Los Beatles se tardaron un poco en decidirse a entrar a la política musical, porque para esas fechas, a un año del festival Woodstock, ya un montón de bandas andaban rete puestas y enjundiosas en eso de la protesta y la movilización lirica, con rolas y manifestaciones abiertamente desafiantes al stablishment y la cultura dominante.
Desde el mero peace and love jipioso de algunos, pasando por el reventón orgiástico de sexo y drogas de otros, hasta la plena militancia activa de más que uno que otro. Desde Beach Boys y Mamas and the Papas, pasando por Hendrix y la Janis, hasta Joan Baez y Dylan. Todos eran espejo y voz de una generación dispuesta a cambiar una realidad que no les gustaba ni convencía.
Hoy, ahora, 45 años después de la Revolution de Lennon en 1968, uno extraña ese compromiso generacional de los roqueros, y uno se extraña por la carencia de ese gesto y de ese desplante entre los principales músicos y roqueros mexicanos de este tiempo.
Y digo principales, porque los roqueros y músicos comprometidos de los 60, eran los meros meros del Top Ten de la época. O sea, como ahora lo son Café Tacuba, la Venegas, Maná, la Guzmán, Paulina, la Jenny, Luismi y varios etcéteras similares.
Sí, de esta lista algunos le entran a conciertos por la paz y contra la violencia, todos declaran bonito y correcto sobre buenas causas, y un puñado hasta se atreve a participar a favor o en contra de candidatos políticos. Pero ninguno, que yo sepa, se ha inspirado y atrevido a escribir, tocar y cantar rolas abiertamente políticas sobre los principales problemas de la agenda nacional, que no sean el medio ambiente, los niños, los animalitos, la pobreza, el hambre y la paz mundial.
Por un tiempo lo hicieron grupos como Molotov y Maldita Vecindad, pero hoy, ninguno, que yo sepa, tiene en su repertorio una rola sobre el narco, la violencia, las drogas, la policía corrupta, los muertos de Calderón.
Ninguno, al menos, ha escrito rolas tan crudas y directas como La Bala, de Calle 13, que dice así:
“El martillo impacta la aguja la explosión de la pólvora, con fuerza empuja movimiento de rotación y traslación. Sale la bala arrojada fuera del cañón, con un objetivo directo la bala pasea segura y firme durante su trayecto, hiriendo de muerte al viento. Más rápida que el tiempo, ofendiendo cualquier argumento, no importa si su destino es violento, va tranquila la bala, no tiene sentimientos, como un secreto que no quieres escuchar.
“La bala va diciéndolo todo sin hablar, sin levantar sospecha asegura su matanza, por eso tiene llena de plomo su panza, para llegar a su presa no necesita ojos y más cuando el camino se lo traza un infrarrojo. La bala nunca se da por vencida, si no mata hoy por lo menos deja una herida, luego de su salida no habrá detenida, obedece a su patrono solo una vez en su vida.
“Hay poco dinero, pero hay muchas balas, hay poca comida, pero hay muchas balas, hay poca gente buena, por eso hay muchas balas, cuidado que viene una, ¡bang bang bang!
“Se escucha un disparo, agarra confianza el sonido, la persigue pero no la alcanza, la bala saca sus colmillos de acero y sin pedir permiso entra por el cuero, muerde los tejidos, con rabia le arranca el pecho a las arterias para causar hemorragia, vuela la sangre batida de fresa salsa boloñesa, syrup de frambuesa, una cascada de arte contemporáneo color rojo vivo sale por el cráneo.
“Hay poco dinero, pero hay muchas balas, hay poca comida, pero hay muchas balas, hay poca gente buena, por eso hay muchas balas. Cuidado que viene una, ¡bang bang bang!
“Sería inaccesible el que alguien te mate, si cada bala costara lo que cuesta un yate, tendrías que ahorrar todo tu salario para ser un mercenario, habría que ser millonario, pero no es así, se mata por montones. Las balas son igual de baratas que los condones, hay poca educación y hay muchos cartuchos, cuando se lee poco, se dispara mucho, hay quienes asesinan y no dan la cara, el rico da la orden y el pobre la dispara, no se necesitan balas para probar un punto, es lógico, no se puede hablar con un difunto. El diálogo destruye cualquier situación macabra, antes de usar balas, disparo con palabras”.
Chido que la rola hable de la violencia en México, lo que no es tan chido es que los de Calle 13 sean boricuas, y no mexicanos. El cantante de la agrupación, René Pérez Residente, indicó que la violencia en México se identifica mucho con el tema de La Bala, el cual describe el recorrido que hace una bala desde que se dispara hasta que impacta en el cuerpo de una persona. “La bala pasea segura y firme durante su trayecto, hiriendo de muerte al viento, más rápida que el tiempo”, apuntó el intérprete, según la agencia EFE.
Aunque a los miembros de Calle 13 les gustó la idea de grabar el video en México, no creen que este país sea el único en el que haya violencia. “En México sí existe violencia, pero en toda Latinoamérica la hay. Sería interesante saber cuál es el afán de proyectar a México como un país tan violento porque hay un montón de países violentos”, dijo Residente, y agregó que la idea de este tipo de trabajos es “fomentar una discusión que no tiene que ver con pelea, sino con que la gente crezca con esa discusión”.
Es raro encontrar ese nivel de compromiso y participación entre los roqueros y músicos mexicanos de estos días. No los veo, no los oigo. Por eso canto, lamento, como canta y lamenta la banda chilena Inti-Illimani la indiferencia:
“Tu indiferencia me hiela la sangre, me hace temer por otra dulce herida, veo en tu corazón latir pañuelos y adivino en tus ojos la partida. Cuando el otro no entiende lo vivido ni comprende lo herido y lo sufrido se apaga la pasión en la conciencia”.

[email protected]

468 ad