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Secuestros, extorsiones y abusos de autoridad, denuncian ciudadanos de Acatempa, Tixtla

Zacarías Cervantes

Acatempa, Tixtla

Mientras cargaba a su hija de un año, la indígena Adriana Tlatempa de la Cruz, reclamó, “si el presidente municipal dice que aquí no pasa nada, ¿entonces dónde está mi esposo?, que me lo entregue”.
La mujer, es esposa de Oseas Díaz Millán, un campesino indígena que el 4 de enero fue secuestrado por un grupo de delincuentes que lo interceptaron a la salida de ésta comunidad del municipio de Tixtla.
En la comisaría, la mujer, quien estaba entre las decenas de habitantes de este pueblo, en su mayoría mujeres que apoyaban al comisario, saltó de entre todas para relatar su caso.
Dijo que el 4 de enero su esposo salió con su primo (de quien no quiso dar su nombre) en busca de trabajo. Iba a visitar a su tío, Alejandro Barrios Molina, que vive en Atliaca, a donde nunca llegó.
Después los delincuentes le pidieron un millón de pesos, “pero cómo lo iba a pagar si la pobre no tenía ni para comer”, dijo una mujer que se encontraba en la asamblea”.
La esposa del secuestrado, una mujer joven, agregó que desde que se llevaron a su esposo no ha sabido de él,  aunque sabe que se lo llevaron con su primo, “pero no sé nada de ellos, yo no sé cómo no se ha investigado, no se puede vivir así, que de repente vengan gentes extrañas y se lleven a tus familiares sin que nunca sepas nada de ellos, sólo porque no tienes dinero”.
Otra Mujer, Virginia Coctecón Plateado, denunció que en septiembre del 2011 mataron en la comunidad a su tío, Saturnino Muñoz Santiago y que las autoridades no han investigado el caso, por lo que los delincuentes siguen libres.
Otro de los asistentes a la asamblea, dijo que es tendero y que los de la “maña” (como llaman a la delincuencia organizada) pasan cada semana a cobrarle 200 pesos, para que pueda mantener abierta su tienda.
En la asamblea otro de los asistentes denunció que a pesar de que los habitantes de la comunidad han conformado su sistema de seguridad, los policías municipales todavía se meten al pueblo y “bolsean” a quienes ven en estado de ebriedad, les quitan su dinero y sus pertenencias y luego huyen como los delincuentes. Por eso ya no quieren que vengan los policías y que mejor quieren que se mantenga la Policía Comunitaria del pueblo.
Los habitantes denunciaron que antes de que se organizaran en autodefensa, los delincuentes entraban al pueblo libremente sin que nadie los detuviera o los controlara y que, cuando menos “ahora ya tienen más temor, ya le piensan porque saben que hay una Policía Comunitaria que nos cuida”.

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