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La Generación Z es la de los escritores que en los 90 se quedaron sin temas: Chimal

Jorge Ricardo / Agencia Reforma

 

Ciudad de México

 

Lo que dice Alberto Chimal (Toluca, 1970) es que hay otra vida, en internet. Y también otra muerte. Varios autores de su generación (de entre 30 y 40 años), que en los 90 tenían sus temas y sus propuestas, murieron con el cambio de siglo. “Quedaron obsoletos”, dice. Algunos se adaptaron o resucitaron como zombis, y a eso se refiere el título de su libro que presentará este sábado en la Feria de Minería: Generación Z y otros ensayos (Conaculta).

“Casi nadie vio los cambios verdaderamente importantes que se iban a dar con el paso del siglo XX al XXI, dice. Generación Z es el primero de los 12 ensayos escritos en los últimos cinco años.

Chimal define algunos temas en su generación antes del siglo XXI.

Se pensó –dice– que la literatura, muy unida a la política, iba a continuar en la nostalgia por la caída del Muro de Berlín, en las utopías desvanecidas, la revisión de la historia. Los narradores eran pasivos y contemplativos, las tramas, desprovistas de acontecimientos y a todo esto lo rodeaba el desencanto.

No es que ahora haya esperanza, pero hay otros temas. Chimal, vía telefónica, considera que con la aceleración que provocó la tecnología, la información global y la desintegración de las comunidades, primero llegó el pasmo. Después, los nuevos temas en la literatura: el terrorismo, el fin de la violencia, la tecnología digital, el impacto de la política en el ámbito privado.

Entre los autores mexicanos que resucitaron menciona a Antonio Ortuño, Heriberto Yépez, Bernardo Fernández (BEF), Pepe Rojo y Edson Lechuga. También a Julián Herbert, Yuri Herrera a Jaime Mesa.

Sin embargo, afirma, el impacto de la tecnología digital se verá dentro de algunos años en la generación que nació después del 2000, para quienes Internet y los dispositivos digitales son un medio ambiente.

Otros de los ensayos tienen que ver con los autores raros. Edward Gorey o la antinovela o Amparo Dávila: la vía del oscurecimiento.

Uno de los beneficios de la sobreabundancia de información, señala el autor, es la recuperación de autores casi desconocidos. Escritores renuentes a hacerse publicidad, a pertenecer a alguna mafia o que fueron desdeñados. Francisco Tario, por ejemplo, en México.

Ahora es difícil ser un escritor alejado de la exhibición pública, dice Chimal, quien tiene más de 78 mil seguidores en su Twitter (@albertochimal). “Un escritor renuente a establecer contactos sociales tendría un panorama muy difícil. Sin embargo, hoy en día el que rechaza a la multitud busca los apoyos en los palacios del poder”, afirma.

Generación Z y otros ensayos cierra con El señor Perdurabo, seudónimo que utilizaba el escritor Aleister Crowley, texto que Chimal escribió mientras estuvo muy enfermo. Es el único texto autobiográfico.

Para cerrar la conversación afirma: “En otro tiempo, por mi tipo de obra, que no tiene que ver siempre con ‘lo mexicano’, y por mi postura ante la política, ante la literatura, yo no hubiera tenido ninguna posibilidad de publicar”. Y después: “He sido un escritor sin pagarle cuotas a nadie”.

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