Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Abelardo Martín M.

Políticos sin familia y también sin dedos

 

 

Sin lugar a dudas y sin discusión alguna, el primer problema nacional es la insuficiencia o la falta de educación. Los políticos son el mejor ejemplo de este fenómeno.
El nivel educativo de prácticamente todos los políticos es tan precario y el patrón de formación cívica y ética no los distingue entre un partido y otro. Ideológicamente se amontonan en el centro y es imposible diferenciar unos de otros, de tal suerte que la llamada alternancia es una quimera.
Primero el electorado se decepcionó de las prácticas priístas del nepotismo, el compadrazgo, el dedazo, el abuso en el ejercicio de los cargos públicos y la entronización y el propósito de eternizarse en el poder, lo que se busca, en primera instancia, cuando se coloca a incondicionales entre los colaboradores.
Se creyó que al cambio de partidos en las elecciones se terminaría con esas nocivas y vergonzantes prácticas, pero la ilusión duró poco y los ciudadanos comprueban que el problema auténtico es que los políticos están cortados y hechos con el mismo patrón y los vicios lejos de ahuyentarse se enraízan y ensanchan cada vez más.
Lo mismo ocurre en el municipio, el estado o a nivel federal, por lo que los ciudadanos se vuelven cada vez más apáticos o indiferentes. Las miserias cívicas y humanas que muestran los partidos y sus dirigentes en periodos electorales, dan rubor, vergüenza, coraje e impotencia: pueblos y ciudades se convierten en verdaderos basureros de propaganda con muchas fotos retocadas y ninguna idea.
Nadie da lo que no tiene, dice la vieja consigna y sólo así se entiende que los políticos, desde los partidos o desde el gobierno, estén carentes de propuestas que muestren otro nivel educativo. Las películas mexicanas de la llamada época de oro muestran a políticos merolicos que dan risa. Hoy ocurre algo similar.
El botón de muestra de esta evidente descomposición y degradación cívica y política es el término acuñado en El Sur de dedazo “colectivo” que se realiza en la selección de candidatos a diputados y senadores en el PRD. Esto no es novedad, pues ya se ha visto esta práctica tanto en el PRI como en el PAN.
Esa es la verdadera cultura política o la falta de educación cívica nacional. El país, los estados y municipios viven y sufren estos usos y costumbres, causa verdadera de la ausencia de liderazgos y de personajes que sean verdadero ejemplo para las generaciones por venir.
La nota de Jesús Saavedra en la edición dominical es la mejor crónica de la realidad política nacional, no sólo local: “A pesar de que el gobernador Ángel Aguirre Rivero se metió ayer a las negociaciones para colocar a Sofío Ramírez como segundo en la fórmula de candidatos del PRD al Senado con Armando Ríos Píter, trascendió que Sebastián de la Rosa, Celestino Cesáreo y el mismo Sofío exigen que Ríos Píter sea el segundo de la fórmula con cualquiera de ellos en el primer sitio”.
¿Y la militancia cuenta, o las candidaturas son atributo del dedazo?
Por eso, al soñar en el mundo político ideal habría políticos y gobernantes sin dedos y sin familia, no únicamente huérfanos. Si fuera posible también con educación cívica mínima obligatoria. Aunque no sean guapos, ni ricos.

468 ad