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Una llamada moviliza a soldados a la UAG; sólo encuentran a guardaespaldas de Aguirre

Rosendo Betancourt Radilla

Chilpancingo

Una llamada anónima reportó ayer a efectivos del Ejército que había hombres armados al interior de Ciudad Universitaria, por lo que ingresaron al lugar, dieron un rondín, preguntaron a los guardaespaldas del gobernador que ahí se encontraban y se retiraron en unos cinco minutos.
El ingreso de los soldados a las instalaciones de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) se dio luego de que el gobernador cancelara su visita a ese lugar por una protesta del Sindicato de Trabajadores de la UAG (STAUAG).
El acto estaba programado para las 12:30 del día. A la una y media de la tarde llegó la protesta de los sindicalistas contrarios al secretario general Anselmo Sotelo, encabezados por la secretaria de asuntos jurídicos del mismo gremio, Guadalupe Hernández de la Cruz.
Ante la llegada de los manifestantes, la avanzada de guardaespaldas de Ángel Aguirre Rivero, uniformados con guayaberas blancas, radios de comunicación y pistolas a la cintura intentaron cerrar la puerta del estacionamiento de la Unidad Académica de Derecho, donde se había instalado un templete.
Al verse superados por los manifestantes, pues los hombres armados sólo eran tres, cesaron en su intento pero reportaron los hechos por radio y el gobernador ya no llegó.
Para las 2:40 de la tarde la gente comenzó a retirarse del lugar pues les avisaron que ya no llegaría Aguirre Rivero a inaugurar un nuevo edificio de la facultad.
En el lugar se quedaron los guardaespaldas del gobernador y algunos sindicalistas; estos últimos reportaron el ingreso de los militares.
Aseguraron que llegaron dos camionetas artilladas, se estacionaron afuera del estacionamiento de Derecho, dos de ellos se bajaron y realizaron un breve rondín del estacionamiento hacia el interior del inmueble.
Observaron a los estudiantes que circulaban por el lugar, salieron a unos 200 metros de donde entraron y por la calle regresaron a las camionetas de donde antes bajaron.
Al mismo tiempo, otro efectivo del Ejército se acercó a los hombres con guayaberas, preguntó quienes eran y cuando se identificaron regresó al automóvil, esperó a los dos que antes habían bajado y se retiraron del lugar.
Las personas entrevistadas dijeron haberse espantado pues al momento de estacionarse, “los soldados saltaron y se metieron corriendo con las armas en las manos” al lugar donde estaba el templete que esperaba al gobernador.

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