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Elige la CRAC autoridades; llaman a acuerdos contra las mineras y la reserva de la biosfera

Zacarías Cervantes

San Luis Acatlán

En un ambiente de tensión y luego de jaloneos que comenzaron en la mañana, la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) de San Luis Acatlán, eligió ayer, finalmente, a sus cuatro nuevos coordinadores y comandantes.
El nuevo coordinador, Eliseo Millán Castillo, pidió que se termine la división interna y ponerse de acuerdo sobre dos problemas: las mineras que pretenden instalarse en la zona y la creación de la reserva de la biosfera en la zona Montaña Costa Chica, a las que se ha opuesto la CRAC en los últimos años y se consideran las principales amenazas a los pueblos de la región.
La asamblea regional se realizó en esta cabecera municipal, en donde desde la mañana se concentraron policías comunitarios de la CRAC, pero también del movimiento ciudadano de autodefensa en contra de la delincuencia organizada, la mayoría de ellos armados y sin uniformes, lo que tensó más el ambiente ante los riesgos de un enfrentamiento, en caso de que los dos grupos que se disputaban la coordinación de la CRAC no llegaran a acuerdos.
Los integrantes de la nueva coordinación de la CRAC de la Casa de Justicia con sede en este municipio que resultaron electos son: Victorino García por el pueblo me’phaa (tlapaneco); Tiburcio Lorenzo, por el pueblo ñu saavi (mixteco), Eliseo Villar Castillo, por el pueblo meztizo y Teófila García Rodríguez, por el sector de las mujeres.
También se eligieron a los cuatro comandantes, Miguel Morales Militón, por el pueblo me’phaa; Vicente González Lauro, por el pueblo ñu saavi; Jonás Maceda Martínez por el pueblo mestizo, y resaltó el hecho de que por primera vez en 17 años de la Policía Comunitaria fue nombrada una mujer como comandante; Paula Silva Florentino, quien recibió el voto unánime de las autoridades municipales y agrarias que participaron en esta elección.
Tras varias horas de discusión y de jaloneo, después del medio día, se disipó el riesgo de un encontronazo que se venía anunciando entre los dos grupos que se disputaban la integración de las nuevas autoridades de la CRAC.
Por un lado el encabezado por los hermanos Bruno y Cirino Plácido Valerio, que son fundadores de la Policía Comunitaria y en los últimos años también de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), y se les identifica con esta organización social. Por el otro, el del coordinador saliente, Pablo Guzmán Hernández y el asesor de la Casa de Justicia de esta cabecera municipal, Valentín Hernández Chapa.
Por la mañana, el padre Mario Campos Hernández tuvo que realizar un trabajo intenso de mediación y de diálogo entre las dos partes; por un lado, el de los hermanos Plácido Valerio concentrados en el salón del barrio de San Isidro Labrador en donde se realizó la asamblea, mientras que el de Guzmán Hernández y Hernández Chapa en las instalaciones de la Casa de Justicia de la CRAC.
De entrada, estos últimos plantearon a Mario Campos que no acudirían a la asamblea y que proponían que ésta se suspendiera puesto que había riesgo de violencia y que en las inmediaciones donde se realizaría la asamblea había gente armada que no pertenecía a la CRAC, en referencia a los miembros del movimiento de autodefensa en contra de la delincuencia organizada.
Explicaron al sacerdote que el acuerdo es que no acudiría gente armada salvo los policías comunitarios debidamente acreditados, por lo que advirtieron que si se realizaba la asamblea y ocurrían hechos de violencia, los responsables serían los de la autodefensa.
El padre Mario Campos trasladó esta inquietud a las autoridades del grupo de los hermanos Plácido Valerio y éstos se comprometieron ante el clérigo a que de su parte no recurrían a la violencia y que se comportarían con respeto.
Fue así que Campos Hernández acudió nuevamente a la Casa de Justicia por Pablo Guzmán Hernández para instalar la asamblea.
Antes de salir Guzmán pidió cordura a los suyos y no responder a la provocación, “pues nos encontramos ante una situación delicada”, dijo y les explicó que el temor de los coordinadores salientes no era que fueran detenidos como venía advirtiendo el grupo adversario, “nuestro temor es que se provoque un enfrentamiento”, dijo a más de 100 policías comunitarios que se encontraban reunidos en el patio de la Casa de Justicia.
Les informó que en la asamblea sólo se trataría un único punto: el nombramiento de las nuevas autoridades y que en una reunión posterior las autoridades salientes rendirían su informe “y se tratarían otros asuntos”.
Mientras tanto, en el salón techado, ubicado atrás de la capilla de San Isidro Labrador había más de 500 personas de ambos grupos en espera de que diera inicio la asamblea.
Antes de que se instalara la asamblea, el padre Mario Campos, les recordó a todos que antes que todo “todos somos cristianos” y les pidió que debían guardarse respeto, orden, disciplina” y que la asamblea sería para un punto único; la elección de las nuevas autoridades de la CRAC.
Después cedió la palabra a Guzmán Hernández para que instalara la asamblea. El coordinador saliente pidió también respeto, pues dijo que más que otra cosa la CRAC “es un proyecto de vida” y que el objeto de esta asamblea es “que salgamos unidos y sólidos”.
También hizo un breve recuento: “frente a ustedes no agachamos el rostro, no estamos aferrados a la coordinadora; hemos defendido nuestro territorio de las mineras y hemos abatido la delincuencia y luego insistió en que esta asamblea sería sólo para la elección de las nuevas autoridades, “en otra ocasión rendiremos nuestro informe que tanto les interesa a otros”, dijo en alusión a las acusaciones que recibió en los últimos días de opacidad en el manejo de los recursos, y por eso se amenazaba con su detención inmediatamente después de dejar el cargo.
También aclaró que como autoridad de la CRAC “jamás hemos condenado los levantamientos de los pueblos en contra de la delincuencia”, puesto que, dijo, “esto ocurre cuando los pueblos se ven amenazados”.
Pablo Guzmán expresó además que el enemigo de la CRAC está afuera y no entre nosotros, y una vez más llamó a la unidad antes de instalar la asamblea.
Después, la primera batalla la ganó el grupo de los hermanos Plácido Valerio, pues la mesa de debates que se eligió quedó integrada por un presidente afín al grupo suyo: Apolonio Cruz Rosas, aunque el secretario y los tres escrutadores se compartieron entre los dos grupos.
La discusión que se inició posteriormente fue sobre el procedimiento, la gente del grupo de los hermanos Plácido Valerio proponía que en la elección participaran todos los asistentes, mientras que el de Pablo Guzmán y Valentín Hernández pedían que se respetara el reglamento y el acuerdo que sostuvieron los representantes de los dos grupos el 19 de febrero en Tlapa, en el que se estableció que solamente podrían votar los comisarios, comisariados y delegados que tuvieran en sus pueblos policías comunitarios.
Esta discusión, que en momentos se tornó ríspida, la ganó el grupo de Guzmán Hernández, pues la mayoría se manifestó porque se respetara el reglamento y fue así que participaron en la elección 60 comisarios, 17 comisariados y 32 consejeros.
Al final de la elección, a fin de no abonar a la división en la agrupación indígena, nadie quiso informar cuál de los dos grupos ganó mayoría de coordinadores y comandantes,
En la asamblea de ayer de la CRAC también rindieron protesta junto a los de la Casa de Justicia de San Luis Acatlán, los coordinadores y comandantes de las casas de justicia de Zitlaltepec y Espino Blanco.
Antes se dio una discusión debido a que los dirigentes del grupo de los hermanos Cirino y Bruno Plácido Valerio argumentaron que se desconocía el método por el cual habían sido electos los directivos de estas dos regiones.
Ese fue otro tema que marcó la discusión  los días previos a la asamblea, pues el grupo de los Plácido Valerio no reconoce esas casas de justicia, cuya creación, igual que la de El Paraíso de Ayutla, fue promovida por los coordinadores salientes de San Luis Acatlán. Finalmente tomaron protesta los coordinadores de Espino Blanco, Nicacio Castro Agustín, Suplicio Solano Cantú, Amador Cesáreo Rosales, y los comandantes Valentín Santos Deaquino, Aragón Hernández Carrasco y Francisco Salgado Villegas.
Mientras que de la Casa de Justicia de Zitlaltepec tomaron protesta Adolfo Francisco Lorenzo, Leonardo Evaristo Ortiz y Cirilo Vázquez Cayetano, así como los comandantes regionales Fausto de Jesús Martínez, Mario Gracía Solano y Evaristo Solano Santiago.
Mario Campos reconoció a los pueblos  “por su madurez, cordura y disciplina, pues resaltó que la asamblea se desarrolló en paz, “aunque se vivió cierto apasionamiento”.
El clérigo resaltó que aunque “ha habido cierta crisis, se impuso la madurez y la voluntad de todos” y para abonar a la unidad expresó que en esta elección “no hubo ganadores ni perdedores, solamente hubo el resultado de un esfuerzo conjunto”.
Al final el coordinador recién electo, el mestizo, Eliseo Millán Castillo exigió que todos abonen “para que aquí termine el conflicto”, en referencia a la división interna que se vivió antes de esta asamblea.
Millán Castillo fue impugnado por el grupo de los hermanos Plácido Valerio, en un escrito en nombre de su comunidad, cuyo contenido no se dio a conocer, debido a que fue desechado porque carecía de sellos y firmas. Y al respecto contestó que su trayectoria de lucha es “limpia y sana, porque en ningún momento he peleado intereses que no sean justos”.
Millán, único de los coordinadores que habló después de la toma de protesta, exhortó a los cientos de asistentes a ponerse de acuerdo en torno a dos temas: las mineras que pretenden instalarse en la zona y la creación de la reserva de la biosfera en la Montaña Costa Chica, “pero antes que todo, los convoco a que ya no nos sigamos peleando”.
Pablo Guzmán Hernández, quien solamente acudió a instalar la asamblea y se retiró, celebró por la tarde que al final se haya impuesto la cordura y la experiencia de los pueblos, y agregó que ojalá esta voluntad para la unidad, el trabajo y el consenso siga prevaleciendo en las nuevas autoridades de la CRAC.
En la asamblea, a pesar de que se vaticinaban riesgos de violencia, no se vio la presencia de funcionarios públicos, o de corporaciones policiacas que pudieran intervenir en caso de que se desbordaran los ánimos.
Estuvieron presentes el director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, Abel Barrera Hernández, y el abogado de ese organismo no gubernamental, Vidulfo Rosales Sierra.

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