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No tiene el gobierno políticas enfocadas en la defensa de los recursos marítimos, señala especialista

Karla Galarce Sosa

La jefa del departamento de Ecología Humana de la unidad Mérida del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Julia Elena Fraga Berdugo, señaló que falta establecer políticas públicas para defender lo que denominó una nación marítima, donde la conquista del mar ha sido resultado de la expoliación a costa de la promoción para el turismo, actividad que no es la vocación del país como lo difunde el propio gobierno.
“Lo que no hay son decisiones políticas fuertes para la defensa de una nación marítima como México, no vamos a agarrar los machetes y las pistolas, porque Acapulco, Guerrero no sólo es conocido por guerrilleros, sino que han resistido muchos embates del desarrollo turístico, sus habitantes han luchado pese a la pobreza y hay mucho que hacer todavía, le corresponde ese papel de integración a la investigación pero falta una vinculación de la conciencia de a dónde va nuestra especie”, dijo la especialista en antropología marítima quien visitó el puerto a propósito del Segundo Seminario Internacional e Interdisciplinar sobre Estudios de la Pesca, que se realizó en la Unidad Académica de Ecología Marina de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG).
En entrevista, luego de su exposición, Fraga Berdugo señaló que no es la vocación turística lo único que dará alternativas de vida a la gente.
Criticó que la depredación de los espacios no sólo perjudique los ecosistemas sino que modifica espacios culturales y obliga a la gente a migrar sin garantía de una mejoría.
“Lo único que sabemos decir es que el turismo, que es la apuesta del estado al desarrollo, la vocación turística de México ahí está pero somos tan diversos con los lugares que no sólo tenemos sol y playa, se está conquistando lo de adentro pero de manera brutal y salvaje como lo ha sido el mar. Al mar se le conquistó expoliándolo y se terminó conquistando la tierra expoliándola también. Lo alarmante es que sólo se está pensando en un turista fuera de nuestras fronteras, y yo veo ahí un grave problema y no creo que nuestra vocación sea turística, porque nuestra vocación también es agrícola, industrial, también es humana, hay mucha economía social por dónde entrar, hay mucho que enseñar de las comunidades, de tierra adentro, de la montaña por ejemplo”, sentenció la investigadora del IPN.

Migran los pescadores en busca de empleo

Explicó que el área que dirige surgió para abordar la función social e interdisciplinaria para poder comprender el ecosistema marino, donde los pescadores son vistos como un componente básico de los ecosistemas y que los flujos de movilidad en el territorio obedecen a la búsqueda de empleo, de comida.
“El ecosistema fue capaz de soportar 50 años de bonanza pesquera en la región de la Península de Yucatán y ahora, sigue la bonanza, pero no para la región, sino para los extranjeros, no para los locales”, dijo.
Explicó que junto con un grupo de antropólogos de la pesca en la Península Ibérica, quienes estudian los mismos procesos de cambio que viven en la península de Yucatán, que dedicaron desde hace 30 años sus estudios antropológicos pero que la tendencia es que sean expertos en antropología del turismo.
“Vivimos procesos de terciarización de la economía donde la esperanza está puesta en el turismo y uno de los primeros lugares que surgieron del turismo en México fue Acapulco y allí nos llegaba la información de cómo la exclusión de los pescadores que vivían en los bordes de los litorales, fueron desplazados a las áreas montañosas y los estudios de la pesca fueron en ese contexto de comparación. Lo que nosotros entendíamos de los procesos que vivió Acapulco fueron los que viviríamos 10 años después del desarrollo con Cancún, donde había cien pescadores en la zona en ese entonces”, reconoció.
La preocupación de los procesos que está viviendo en Acapulco y en la zona del Pacífico –continuó–, en la escalera náutica del Pacífico es lo que vemos en los último años y con mayor rigurosidad en los últimos diez años, en la Riviera Maya como Playa del Carmen, que también era un puerto de pescadores, lo que llevó 40 años a Cancún, a Playa del Carmen le está llevando 10 años.
Agregó que con el paso de huracanes en la península, “se dieron cuenta de que no se puede hacer monocultivo de turismo porque muchas de las gentes regresan a sus pueblos, muchas personas que se fueron de meseros, regresan a la pesca y la empresas privadas en turismo, el darles vacaciones forzadas y regresan sólo durante las vacaciones, es algo que preocupa porque regresan a la pesca, a la milpa, al monte. Se están dando procesos de cambio en todos el país de manera simultánea, y no sólo aquí en México, sino también en otras regiones de Asia y de África”.

Invierten las trasnacionales en donde obtendrán mayores ganancias

Se le preguntó cuál es la tendencia de la actividad pesquera en ciudades con desarrollos turístico y respondió que las empresas trasnacionales que se instalan en los puertos, invierten sin responsabilidad social, lo que es un márquetin donde prefieren invertir en estudios para saber de dónde saldrán más ganancias.
“El mismo estado es el que financia la responsabilidad social empresarial de éstas empresas. Veo un claro desplazamiento, Quintana Roo como emporio turístico entre Cancún y Tulum, o el eje Cancún con la Riviera Maya, desplazaron completamente a los pescadores, a pesar de la demanda que los centros turísticos tienen porque todo lo que se ha logrado sacar es para exportación pero para otros estados, para otros países”, declaró.
Mencionó que el estado, con sus programas gubernamentales, únicamente sostiene paliativos que habitúan a los pescadores y los acostumbra, eso demerita en poca creatividad, además que los costos de la acuacultura son asumidos por la iniciativa privada, pese a la demanda de pescado, que es cubierta por otras ciudades.
Observó que “la tendencia para las ciudades que nacieron a partir de pescadores, es lo que ocurrió en el Mediterráneo, sólo quedan los marcas turísticas como Costa Brava, Costa Blanca, Costa del Sol y dependen de la acuacultura de Noruega. Veo no sólo negros o blancos, sino una gama cromática en grises que son oportunidades como de incluir a pescadores, como en actividades de pesca deportiva, como servidores turísticos en la industria náutica o en la pesca deportiva. Allí falta poner atención del gremio académico, de hacer investigaciones para políticas públicas y en ese sentido, hay todavía nichos de oportunidad que se pueden combinar”.
“El estado es tan débil, que quien termina siendo el que determina las normas es la iniciativa privada. Ahora no sólo hay que hacer educación ambiental con los pescadores, hay que hacer educación ambiental en los empresarios, en los niños, en los jóvenes”, cerró.

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