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Arturo Solís Heredia

CANAL PRIVADO

* Buscando a nuestro Sugar Man

Nunca sabes dónde la resistencia social encontrará sus profetas y poetas. Para los jóvenes liberales Afrikaans (blancos nacidos en Sudáfrica), opositores al régimen del apartheid en los 1970, fue un desconocido cantautor llamado Rodríguez, la misteriosa figura del alma central del excelente documental Searching for Sugar Man (Buscando a Sugar Man), ganador del Oscar 2013 en su categoría.
Sólo por eso vale la pena ver el documental, pero aún más porque Rodríguez, aunque nació en Estados Unidos, es hijo de padres mexicanos, nacidos en este país, hoy tan ávido y necesitado de profetas y poetas revolucionarios.
Al principio, la carrera de Sixto Díaz Rodríguez, nacido el 10 de julio de 1942, tuvo corta vida con dos álbumes de baja venta en el inicio de los 70, y una breve gira por Australia. Pero sin él saberlo en ese momento, su música fue extremadamente exitosa e influyente en Sudáfrica.
En uno de los testimonios del documental, Steve Rowland, coproductor de los dos álbumes, y productor de músicos como Jerry Lee Lewis, The Cure y Gloria Gaynor, dice que, de todos ellos, Rodríguez fue “el más memorable. No era sólo talento. Era como un sabio, un profeta. En ese tiempo, el único compositor que escribía como él, era Bob Dylan. Dylan era suave comparándolo con Rodríguez. Todavía no puedo creer que no tuviera éxito” en Estados Unidos.
A Rowland le impresionó la mirada triste, ácida, cruda e inteligente de sus canciones, como Porque:

Perdí mi empleo dos semanas antes de Navidad.
Y hablé con Jesús en el drenaje.
Y el Papa dijo que no era su maldito asunto.
Mientras la lluvia bebía champagne.

Todavía es un misterio cómo la primera copia de Cold fact, el primer álbum de Rodríguez, llegó en realidad a Sudáfrica. La historia más aceptada es que una vez, una joven estadunidense llegó a visitar a su novio sudafricano y se llevó una copia del disco. A a ella, a él y a todos sus amigos les encantó, por lo que intentaron comprarlo pero no lo encontraron, así que grabaron casetes y se pasaron las copias. Muy pronto, el álbum se convirtió en el más popular entre los Afrikaans.
En ese tiempo, la sociedad sudafricana era muy conservadora, era la cima del apartheid, todo estaba restringido, no había televisión y la única radio era la estatal, en donde la música de Rodríguez estaba prohibida.
“Y aquí estaba este tipo, cantando esta canción”, dice en Searching for Sugar Man Willem Möller, músico sudafricano, sobre I wonder (Me pregunto), que pronto se convirtió “en un símbolo de rebeldía”. Dice la rola:

Me pregunto, sobre las lágrimas en los ojos de los niños
Y me pregunto, sobre el soldado que muere
Me pregunto, alguna vez terminará este odio
Me pregunto y me preocupo, mi amigo
Me pregunto, ¿no te preguntas tú también?

“Todos tenían el disco y todos oíamos esa canción”, continúa Möller, “pero a diferencia de otros músicos estadunidenses, de Rodríguez no sabíamos nada, era un misterio. Sólo teníamos una foto en la portada del disco”.
Más adelante, uno de los seguidores más fervientes de Rodríguez en Sudáfrica, Stephen Segerman, apodado Sugar Man –quien organizó una campaña para buscar al misterioso músico, pues se decía que se había suicidado frente al público en uno de sus conciertos–, dice que el álbum “se convirtió en la banda sonora de nuestras vidas.
“A mediados de los 70, si entrabas en cualquier casa de clase media blanca y liberal, siempre tenía un tocadiscos y algunos discos. Y si mirabas los discos, los que siempre encontrabas eran: Abbey Road, de Los Beatles, Bridge over troubled waters, de Simon y Garfunkel, y siempre veías Cold fact, de Rodríguez. Para nosotros, era uno de los discos más famosos de la historia.
“El mensaje de Rodríguez era atrévete a ser anti-sistema. Una canción se llamaba Establishment’s Blues, no sabíamos lo que significaba la palabra anti-sistema, hasta que apareció en una canción de Rodríguez… y ahí nos enteramos que estaba bien protestar en contra de tu sociedad, estar enojado con tu sociedad”.
En el documental, dirigido por Malik Bendjelloul, el periodista sudafricano Craig Bartholomew-Strydom dice que “cualquier revolución necesita un himno, y en Sudáfrica Cold fact fue el álbum que permitió a la gente liberar sus mentes y empezar a pensar de forma distinta”.
Más de 40 años después y en este otro lado del mundo, la canción de Rodríguez sigue sonando tan poderosa y desafiante:

El alcalde esconde la tasa criminal
La consejal duda
El pueblo se irrita pero olvida la fecha de votar
El hombre del clima se queja, predijo sol, está lloviendo
Todos protestan, el novio siguiere
No eres como el resto
La basura no se recoge, las mujeres no son protegidas
Los políticos usan a la gente de la que abusan
La mafia se hace más grande, como contaminación en el río
El sistema pronto va a caer, con una melodía airada
Y eso es un hecho concreto y frío

Rodríguez no murió, “está vivo y coleando”, dice Segerman en el documental, antes de revelar la mejor parte de una historia extraordinaria y maravillosa, cuyo final no puedo ni debo contarles, para no estropearles la experiencia, queridos lectores, pues Searching for Sugar Man se puede ver en línea de forma gratuita en http://www.peliculas4.com.
Les aseguro que vale la pena, amigos de azúcar y lectores, sentarse una hora frente a la pantalla de la compu para conocer al ídolo mexico-gabachense de los Afrikaans, Sixto Díaz Rodríguez. Profeta musical de esos chavos de entonces, como los que tanto necesitan los chavos mexicanos de hoy, como los que tanto bien le harían a la sociedad mexicana de ahora.

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