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Se mostró como un intolerante el nuevo papa Francisco ante obra de arte en 2004

Oscar Cid de León / Agencia Reforma

Ciudad de México

Las reacciones ante el nombramiento del nuevo Papa Francisco habrían de trascender a los círculos artísticos. Y es que cómo olvidar al cardenal argentino que había llamado blasfemo a León Ferrari cuando en 2004, en el Centro Cultural Recoleta de Buenos Aires, expuso un cuerpo de obra que, incluso, incitó a destruir. Una de las piezas, quizá la más conocida del artista, mostraba a un Cristo clavado no a una cruz, sino a las alas de un bombardero estadunidense.
El entonces “Príncipe de la Iglesia” mandó a decir misa en todos los templos del país, contemplando en la liturgia la lectura de un documento en el que desprestigiaba la muestra.
Además, según documentó en su momento La Nación, convocó a una jornada de ayuno y oración para que “el Señor perdonara los pecados de la ciudad”, esto porque el centro cultural se sostenía con dinero del gobierno porteño.
Después de emitir su postura, un grupo de extremistas logró colarse al museo y destruir parte de la exposición: una serie de santitos de plástico que suponían arder en el infierno, representado por tostadoras de pan.
“Por suerte no me rompieron la cabeza”, lanzó Ferrari tras recordar el momento tres años después, al recibir el León de Oro de la Bienal de Venecia, en 2007.
Pero el artista, en lugar de rabia, sólo mostró agradecimiento a Jorge Mario Bergoglio. “Cuando estaba recibiendo el León de Oro pensé mucho en el cardenal, porque pensé que parte de la responsabilidad era suya. Pocas veces un artista tuvo tanta publicidad… y en todas las iglesias”, dijo entonces el artista, hoy de 92 años.
Aquel momento representó el enfrentamiento más representativo entre iglesia y arte a nivel Latinoamérica, al menos en las últimas décadas, considera el crítico Cuauhtémoc Medina. Y alerta que haya sido protagonizado por el ahora Papa.
“Los antecedentes del caso son importantes”, reflexionó: “Ferrari había puesto en relevancia, a través de las obras que estuvo haciendo los 25 años previos, la relación entre cristianismo y violación de derechos humanos. No sólo relacionó la ofensiva en Vietnam con la defensa de un argumento cristiano, sino que en los años 70 había puesto en claro que en Argentina todo mundo debió haber percibido que estaba ocurriendo un genocidio. Y ese episodio es importante porque plantea la negativa que la iglesia tuvo de siquiera revisar cuál había sido su rol”, expresa el curador
Bergoglio mismo no ha despejado los señalamientos que lo ubican como colaborador de la dictadura argentina.
“Desde un punto cultural, está clarísimo que la iglesia católica no ha encabezado el proceso de autocrítica de su relación con los ejes militares del cono sur. Y ése es un punto en donde el intento de censura a Ferrari tiene cierta relevancia”, precisó Medina.
La pieza del Cristo clavado al bombardero se titulada La civilización occidental y cristiana. Lo toma del general Manuel A. Odría cuando encabeza el golpe de Estado que lo lleva a gobernar Perú. Su defensa, dijo, era por “la civilización occidental y cristiana”. Con ello, el artista plasmaba la relación oscurantista de la iglesia con los regímenes golpistas de la región.

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