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Carlos García Jiménez

Del movimiento de autodefensa al gobierno comunitario

El movimiento de autodefensa comunitaria que, en la mayoría de las regiones del estado y en una docena de entidades del país, surgió en contra de la delincuencia organizada y la inoperancia de los cuerpos de seguridad pública, hoy se perfila hacia la coordinación de acciones y la construcción de propuestas que extiendan el tema de seguridad hacia los ámbitos de bienestar social, alimentación, salud, vivienda, trabajo y educación.
En este contexto se inscribe el Encuentro Estatal “Energéticos, 4º orden de gobierno y desarrollo sustentable”, que este día se realiza en la ciudad de Chilpancingo, a propósito del día en que hace 75 años se expropió la industria petrolera para beneficio de todos los mexicanos.
De cara al sol, sin armas y desde la visión pluricultural comunitaria, se busca en este primer encuentro abrir caminos que permitan al movimiento de autodefensa transitar, en el marco de la ley, hacia el desarrollo sustentable y la instauración del llamado Cuarto Orden de Gobierno o Gobierno Comunitario, como solución pacifista y de fondo al problema de inseguridad, pobreza y marginación que se vive en el país.
La incorporación de estos temas al movimiento resulta pertinente hoy día en que la ingobernabilidad en el estado es más que evidente, y lo mismo, ante las desafortunadas medidas gubernamentales contra las iniciativas ciudadanas de autodefensa.
No es la solución que esperan los pueblos, ni lo que resolverá el problema de inseguridad que haya más policías desacreditados y más presupuesto público para combatir la delincuencia al margen de la ciudadanía y de acciones de desarrollo; que se pretenda imponer decretos de ley para cercar a las policías comunitarias a sus comunidades y solo para los pueblos originarios; que se regalen dádivas materiales para inhibir la participación de la población; y que se amenace y reprima a los representantes sociales que impulsan la autodefensa.
La seguridad pública que esperan los pueblos va más allá de solo salvaguardar la integridad física de las personas. La seguridad por la que luchan los pueblos es para que todas y todos los ciudadanos puedan asegurar todos sus derechos sociales, económicos, culturales y ambientales. En otros términos, para que los ciudadanos tengan garantizados sus derechos constitucionales: a no ser molestado en su hogar, a transitar libremente por todo el país, a tener una oportunidad de trabajo para vivir dignamente, a la libertad de expresión y manifestación, a acceder a los alimentos y al agua potable, entre otros.
Veamos por qué, en esta hora de las policías comunitarias, la instauración del Cuarto Orden de Gobierno es un paso obligado, trascendental y viable para recuperar la gobernanza en el Guerrero bronco y los pueblos avancen hacia el desarrollo sustentable.

Los ayuntamientos

El ayuntamiento sigue siendo en esencia una estructura colonial tal como se importó a nuestro país hace mas de 500 años, para permitir al colonizador, luego al cacique y ahora al jefe político, seguir centralizando el poder.
Cuando en la década de los 80 del siglo pasado, en el contexto del llamado Nuevo Federalismo, le fue otorgado el estatus de “Municipio Libre”, éste ámbito de gobierno se convirtió en receptor de facultades y recursos públicos, pero también del centralismo, corrupción, autoritarismo e impunidad prevalecientes en los ámbitos estatales y federal.
Bajo este sistema, las comunidades siguen operando como instancias periféricas, como especie de “colonias” excluidas de las decisiones municipales. Lejos de incentivar el desarrollo de las comunidades, los ayuntamientos han limitado las capacidades de autogobierno de las comunidades; se suman a las acciones estatales y federales que excluyen, fraccionan y dividen a las comunidades.

El Gobierno Comunitario

La comunidad es el verdadero gobierno del pueblo, la instancia donde realmente se funden pueblo y gobierno, la célula o base organizativa del Estado. Es el lugar propio de la democracia participativa, expresión más avanzada de la civilidad política o de las tendencias actuales de la democracia.
El Calpulli es el antecedente más antiguo de la comunidad como ámbito de gobierno. Esta figura social, por usos y costumbres, organizaba la vida de la sociedad azteca, era la “comunidad concreta” con capacidad de autogobernarse. Era la base organizativa de la sociedad desde donde se organizaba la defensa del territorio, la producción de alimentos, la organización del trabajo para la construcción de templos ceremoniales y todo tipo de celebraciones.
En la historia reciente, son muy relevantes las experiencias sociales que recuperan esa tradición organizativa del pueblo mexica. Algunas de ellas: las presidencias comunitarias de Tlaxcala, los Centros Integradores Comunitarios de Tabasco, las elecciones por usos y costumbres en Oaxaca, las Juntas auxiliares comunitarias de Puebla y los caracoles zapatistas de Chiapas.
En Guerrero, afortunadamente todavía persisten algunas prácticas de usos y costumbres que dan cuenta de esta forma de autogobierno: la asamblea comunitaria, el cuerpo de principales, el topil o mensajero, las fajinas o jornadas de trabajo voluntario, las aportaciones económicas para las fiestas tradicionales, y las policías comunitarias. Estas últimas son una expresión viva que hoy día ilumina con más fuerza el camino hacia la recuperación del gobierno comunitario, el mismo que fue suplantado por la lápida municipal de los conquistadores españoles.
Esta figura de hecho opera en muchas comunidades y colonias que mantienen una identidad comunitaria por razones de territorio, actividades socioeconómicas o tradiciones culturales. Se trata de comunidades pequeñas (hasta mil habitantes) que tienen identidad propia, o comunidades grandes (mayores de mil habitantes) que operan bajo una estructura de organización vecinal o de barrios; algunas de las facultades de gobierno que de facto ya vienen realizando son las siguientes: la gestión de obra pública (caminos, electrificación, agua potable), la vigilancia de los servicios educativos y de salud, el arreglo de conflictos entre vecinos, las fiestas tradicionales, la seguridad comunitaria, etc.
Es importante precisar que en su estructura de gobierno todavía debe debatirse, consensuarse e institucionalizarse las facultades de las diferentes instancias y órganos internos: El comisario o “presidente comunitario”, la asamblea comunitaria, la consejería de Principales (personas de edad avanzada y de experiencia comunitaria), la Policía Comunitaria, el funcionamiento de un Comité de Desarrollo Comunitario (que a manera de cabildo comunitario pudiera integrar a los distintos comités de servicios existentes en la comunidad,), etc.

Hacia el cuarto Orden de Gobierno

Clarificar entre todos los actores involucrados (pueblos, organizaciones sociales, gobiernos y diputados) acerca de la viabilidad del Gobierno Comunitario, es un prioridad.
Luego, concitar el interés o la voluntad de los poderes ejecutivos y legislativos para legalizar esta nueva figura de gobierno, es quizás una labor todavía ardua.
Elaborar iniciativas de ley para reformar el marco legal, mediante un proceso de consulta a las comunidades, organizaciones sociales y ciudadanos, es algo que desde el movimiento de autodefensa ya se está iniciando. Cabe resaltar que la instauración del cuarto orden de gobierno debe incluir la reforma al artículo 115 de la Constitución Política Federal; la inclusión del capítulo “Gobierno comunitario” en la Constitución Política del Estado de Guerrero; y el reconocimiento de la comunidad como base de la estructura organizacional en la Ley del Municipio Libre y los bandos de Policía y Buen Gobierno.
Aunque para ciertos funcionarios y políticos el Gobierno Comunitario pareciera un tema ajeno y nuevo, sin embargo es de los más antiguos y fundamentales en la vida política del país. Y aunque su institucionalización debe concitar un amplio debate, es obvio que se perfila como una solución de fondo a los problemas de ingobernabilidad, de combate a la delincuencia y de aterrizaje de la cruzada nacional contra el hambre y la pobreza.
Al ser el espacio más cercano de la ciudadanía con su gobierno, la comunidad puede transformarse también en factor de integración de acciones y políticas públicas estatales y federales, hoy desordenadas, fraccionadas y clientelares. Si con información y capacitación apropiada se conviene con la comunidad y su gobierno los recursos públicos destinados a su propio desarrollo, seguro que se reactivará la energía de toda la comunidad y se podrá hacer más con menos dinero. Entonces sí, habrá un nuevo horizonte en Guerrero. ¡Bienvenido el cuarto Orden de Gobierno!

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