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No estuvimos por gusto, sino por la causa justa, dice un maestro al retirar su campamento

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

A las 2 y media de la tarde, el profesor Ignacio Pastrana Comonfort, quien vino de San Rafael, municipio de Metlatónoc, se estiró para enrollar un pedazo de reata con el que sujetó la lona de su pequeño campamento afuera del Palacio de Gobierno. A un costado, en cubetas y barricas, hay sartenes, platos y cucharas dispuestos para la partida. Y es que Ignacio, junto con cientos de sus compañeros, dejaron el edificio tomado desde el 25 de febrero y se van a un plantón afuera de las oficinas del magisterio disidente.
Aquí, en el lugar que deja el maestro, cumpliría hoy exactamente un mes en plantón, durmiendo en el pavimento, sobre cartones y bajo un techo de lona, pero a los lados el aire atraviesa libremente. En estas condiciones, por la madrugada arrecia el frío hasta entumir las extremidades, y al filo del mediodía el sol calienta la lona de plástico y el calor quema hasta hacer arder la piel.
“No estuvimos aquí así por gusto, sino porque estamos convencidos de que tenemos razón y que nuestras demandas son justas”, expresó mientras doblaba la lona que le sirvió de techo.
A lo lejos, el escenario se asemeja a un hormiguero, decenas de maestros levantan lonas, caminan entrecruzándose con cosas distintas en las manos, cargan camionetas con enseres y se van. Atrás quedan montones de cartones que en días pasados les sirvieron de colchón, tortillas tiesas y bolsas con desechos distintos; a pesar de que hubo quienes con megáfonos se esforzaron por recomendar que todo quedara limpio: “Compañeros, hay que recoger toda la basura, por eso se nombraron comisiones hay que poner el ejemplo”.
Pastrana Comonfort, por su parte, dejó por un momento de recoger su campamento para atender a dos reporteros, “pero qué van a poner, a ver, luego algunos de ustedes dicen puras mentiras”, reprochó.
Con la vista clavada en la lona que le falta por recoger y con la mano derecha sosteniendo el sobrero que le cubre la cabeza, para evitar que se lo lleve el viento, expresó: “No venimos a luchar aquí sólo por demandas de nosotros, como alguna de la gente cree o piensa. Nuestra lucha es por nuestros alumnos, por los padres de familia, por todos, para que tengamos una mejor educación”.
Reclamó: “Ustedes que viven aquí en la ciudad piensan que allá en la montaña, también es igual que aquí, y no, allá los niños no tienen para comer, menos para que lleven útiles escolares, menos para que paguen su educación como lo quiere hacer el gobierno. Allá en La Montaña es otra cosa”.
Agregó que por eso está de acuerdo en que no se vayan, hasta que el Congreso apruebe la reforma a la Ley de Educación estatal, así como lo está proponiendo el magisterio: “Que se diga claramente que la educación es gratuita y que no se violen los derechos de los trabajadores”.
Ignacio Pastrana expresó una leve sonrisa burlona cuando dice: “Por eso no nos vamos, nomás nos cambiamos de lugar, a lo mejor el gobernador después no reconoce su firma ¿y luego después que hacemos? Por eso aquí vamos a seguir durmiendo en el piso y comiendo lo que se pueda”, dijo.
Denunció posteriormente que quienes están en contra del movimiento “pensarán que estamos bien a gusto aquí en estas condiciones, o que seguramente ganamos bien y queremos todavía más”, y luego informa que, por ejemplo, en La Montaña un profesor gana de 2 mil a 3 mil 800 pesos aproximadamente y que todavía de allí tienen que realizar algún papeleo o ayudarle a algún niño, cuando no le alcanza para comprar algún material.
Frente al profesor hay un manojo de leña que por las noches de vez en cuando servía para la fogata y aminorar el frío. Siguió: “Y luego a las condiciones en que vivimos estos días, con frío, calor y hambre, todavía tenemos que sumarle la amenaza del desalojo por parte del gobierno, sólo porque tiene fuero y poder quiere hacer lo que quiere con nosotros, eso sí que no”, dijo con voz resuelta.
Pastrana Comonfort, aseguró que los maestros no le tienen miedo a la evaluación, como es otra de las cosas que la gente piensa, “a lo que sí le tenemos miedo es a la reforma educativa, porque no sólo viola nuestros derechos laborales, sino que  también tiene el propósito de privatizar la educación”.
Ignacio Pastrana reanudó su labor de recoger sus pertenencias cuando las últimas camionetas salían cargadas de enseres y atravesaron por donde estaba su campamento, sus compañeros le han ayudado a recoger parte de sus cosas y sólo esperan que un vehículo venga por ellas para trasladarlas a las cercanías de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero, en donde a partir de la tarde reiniciaron lo que podría ser la última fase de su lucha.

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