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Tras 14 años, concluyen al fin la remodelación de la catedral de Chilapa con mano de obra local

Luis Daniel Nava

Chilapa

Después de 14 años, concluyeron los trabajos de remodelación y decoración de la catedral de Chilapa con arquitectura, material y mano de obra local.
La remodelación o decoración de la capilla mayor, del interior y finalmente de las dos torres del templo católico dedicado a la virgen de la Asunción, comenzó el 25 de marzo de 1999 por el presbítero Javier Casarrubias Carballido, rector de la ahora llamada “concatedral” de la diócesis Chilpancingo-Chilapa.
Los trabajos terminaron apenas este lunes 25 de marzo, por lo que los trabajos tardaron 14 años.
La decoración de la fachada de los grandes espacios y detalles interiores, así como de las dos torres que miden 47.30 metros de altura se hicieron con mármol traído de la comunidad de Xulchuchio; con cantera rosa de la comunidad de San Jerónimo Palantla, y con ónix, material que resalta el acabado.
La obra fue dirigida por el arquitecto chilapense, Juan Carlos  Sánchez Ojeda y seis obreros de la comunidad de Lodo Grande, Bonifacio Cerros Longines, Pascual Cordero Ramírez, Juan Manuel Zamudio Cerros, Lorenzo Longines Hidalgo, Lucas Cristino Castro y Rafael Cristino Salazar.
De acuerdo a los integrantes del comité encargado de la inauguración de la decoración, María Luisa Chávez Dircio y Alberto Martínez Beltrán, el arquitecto aceptó dirigir los trabajos de manera voluntaria a invitación del presbítero Javier Casarrubias.
No obstante, los costos que implicó la decoración en su totalidad no fueron revelados y dijeron que todo fue financiado con las donaciones y limosnas de los creyentes.
Según datos históricos del extinto profesor Jesús Casarrubias Caballero, en 1891 a la ciudad de Chilapa se le denominó “residencia episcopal” y a su templo principal le fue dado el rango de catedral. La construcción medía 42 metros de largo por 12.6 de ancho.
Luego, la construcción de la nueva catedral que sustituyó a la antigua fue emprendida por el obispo Tomás Barón y Morales, sustituyendo el material de los cimientos y paredes con piedra recogida en los cerros de los alrededores.
Al siguiente año, el obispo Ramón Ibarra y González con el arquitecto Eusebio de la Hidalga continuaron los trabajos que fueron suspendidos en el tiempo de la Revolución alrededor de 1910.
Un sábado 26 de abril de 1930 por la mañana, la estructura de madera de la antigua catedral fue incendiada por un accidente de un trabajador que soldaba en la parte superior del órgano grande.
En 1931, el obispo Leopoldo Díaz Escuderos invitó al arquitecto Federico Mariscal y Piña a elaborar el proyecto nuevo, para lo que se utilizó cemento armado para resistir los fuertes temblores.
En el “primer centenario de la erección de la diócesis”, el 26 de enero de 1962, fue concluida la obra negra del edificio de los altares principales y del sagrario de mármol con piso y puertas seguras y elegantes.
El arquitecto Federico Mariscal dejó la obra hasta su muerte en 1970, y continuó su hijo Enrique Mariscal también hasta su fallecimiento en 1990.
Después de su llegada, Javier Casarrubias Carballido inició la decoración de la obra negra hasta este año que se dio por concluida.
En el interior, la catedral cuenta con 16 capillas, incluida la principal y dos laterales; arriba al exterior tiene una cúpula y ventanas de forma octagonal con una corona, además de los  grandes vitrales de las naves laterales; mientras que en la parte frontal cuenta con tres grandes puertas de estilo gótico, con dos nichos en la parte superior.
También tiene al frente dos grandes torres, con tres niveles, de 47 metros de altura. Una de las torres posee un enorme reloj electrónico y la otra se encuentran las figuras robóticas de Juan Diego, Fray de Zumarraga y la virgen María, que representan cada domingo la aparición de esta última.
En la parte alta, al centro de las dos torres, se encuentran las figuras del arcángel San Miguel y de satanás, hechas por el finado escultor chilapense Alfonso Casarrubias Parra.

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