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Triste adiós a Soraya Jiménez; falta a la despedida la comunidad deportiva

Adrián Basilio / Agencia Reforma

 

Tlalnepantla

 

Por familiares, amigos y vecinos, pero no por la comunidad deportiva en pleno ni de Mario Vázquez Raña, su principal impulsor y defensor.

Así fue despedida de Soraya Jiménez, la primera campeona olímpica mexicana en la historia, en su última morada, una agencia funeraria en Tlalnepantla, antes de abandonarla para ser cremada en otro lugar.

Los Días Santos influyeron para que la ganadora del oro en Sydney 2000 tuviera un adiós un tanto triste, a diferencia del que tuvo el marchista Noé Hernández en enero pasado cuando reunió a medallistas olímpicos y directivos.

Ni Ivar Sisniega, titular de la Conade el año en que Soraya ganó el metal áureo en Australia, ni el gobernador del estado de México, Eruviel Ávila, acudieron a rendirle homenaje a la mejor pesista tricolor de todos los tiempos.

Vázquez Raña, presidente honorario vitalicio del Comité Olímpico Mexicano (COM) y quien siempre se refiriera a Jiménez como “su hija”, fue el gran ausente en el velorio al que sólo acudieron cinco medallistas olímpicos y otros deportistas que en su momento fueron seleccionados nacionales.

Los padres de la campeona olímpica Soraya Jiménez, así como otros familiares y amigos más allegados velaron sus restos la madrugada del viernes en una funeraria ubicada en Tlalnepantla.

La pesista, fallecida el jueves al parecer por un infarto, fue cremada este viernes a las 15:00 horas de acuerdo con información proporcionada por su hermano, José Luis.

El ex presidente del Comité Olímpico Mexicano (COM), Felipe Muñoz, y quien fuera jefe de la Delegación que compitió en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, lamentó el deceso de Jiménez.

Agregó que lamentablemente de forma casual dos mexicanos, que subieron al podio en la cita australiana, han perdido la vida en menos de tres meses.

El 16 de enero pasado, el marchista Noé Hernández, medallista de plata en los 20 kilómetros, también falleció por un problema cardiaco, como ocurrió con Soraya la tarde de ayer.

“Es algo muy triste y lógico, muy sorpresivo también, estamos con un dolor grande muy difícil de describir”, expresó Muñoz al salir de la agencia tras montar una guardia de honor.

“Tuve el honor de conocerla desde hace muchos años, la acompañé desde los Juegos Centroamericanos (de Maracaibo, 1998), y concluimos en Sydney, donde también tuve la fortuna de acompañarla en su medalla de oro. Sí, es curioso, que los dos que murieron estuvieron en Sydney y además los dos de 35 años, es una coincidencia muy desafortunada”

La tranquilidad con la que transcurrió el tiempo en la agencia sólo se vio alterada durante unos minutos cuando un muy allegado amigo de la familia sufrió una especie de desmayo que obligó a los dolientes y personal del lugar a llamar a una ambulancia.

Una de las razones para ser cremada fue que Soraya no quería homenajes póstumos y sus padres tampoco querían “que la anduvieran paseando de un lado a otro”.

Carlos Padilla, presidente del COM, respetó la decisión, pero dijo que su organismo no podía dejar de homenajearla y por ello una instalación del CDOM llevará su nombre.

Joel Sánchez y Víctor Estrada, bronces en Sydney; Daniel Aceves, plata en Los Angeles 84; los pugilistas Joaquín Rocha y Agustín Zaragoza, bronces en México 68; Felipe Muñoz, oro en México, y Jesús Mena, bronce en Seúl 88, fueron los únicos medallistas que acudieron al sepelio, aunque en diferentes horarios.

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