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Cumple 15 años la versión cabaretizada sobre la Pasión creada por Tito Vasconcelos

Érika P. Buzio / Agencia Reforma

 

 

Ciudad de México

 

Para mala suerte de Britney Guadalupe, su fiesta de 15 años cae en Semana Santa. Es hija de los señores de Arimatea y en la vecindad de Iztapalapa donde viven será velado Jesús. Esa es la versión para cabaret de Los 15 años de La Pasión según Tito Vasconcelos.

Lleva 15 años montando el espectáculo. Empezó en El Cabaretito. “Contamos muchas veces los mismos milagros… porque no hay más”, ironiza. Pero el montaje nunca es igual.

La mañana previa al estreno, Vasconcelos (Oaxaca, 1951) está reunido con su grupo de actores en una vecindad de Amberes, en la colonia Juárez, frente al local donde en mayo reabrirá el Restauran-Tito.

Sobre el pizarrón están esbozados los cuadros de la Pasión. Esa es la guía. “No escribimos. Todo es improvisado, pero sí estudiamos, diseñamos la historia, investigamos. ¿Cómo va a pasar? Eso es lo divertido”, añade el actor y director.

Cada actor ha diseñado a su personaje. El cabaret permite eso, insiste, porque cada personaje es una creación única para cada puesta en escena.

Es la señora de Arimatea, la madre de Britney Guadalupe, quien establece las reglas del juego desde el comienzo: lo que van a ver es teatro, que nadie se ofenda. “De lo que vamos a hablar está todo en blanco y negro. Si no lo saben, es su pedo, porque no leen”, lanza Vasconcelos.

El actor interpreta a una borrachita de mucho mundo, Aleluya, quien con su hermana Gloria atestigua el primer milagro de la vida de Jesús, la conversión del agua en vino en las bodas de Cananea, y se vuelven sus “fans”.

Representan el “comic relief” del calvario que vive Britney, víctima de bullying. “Es la más grandota, la más sabrosa, la más generosa, no tiene amigos… es una sufridera”.

Ella no quiere esa fiesta tradicional con vals con la que sueña su madre y que no tuvo. El Viacrucis de Britney alterna con la representación de la Pasión en las calles de Iztapalapa.

¿Cuánto habrá de la actual coyuntura política? Es algo que Vasconcelos se reserva para la noche del estreno, pero siempre ha estado ahí. Ya en otros años encarnó a la otrora poderosa lideresa del SNTE Elba Esther Gordillo.

Pero todavía, ataja, le parece pronto para lanzarse contra el retorno de los priistas. “Han estado en la discreta. Es muy pronto para maldecirlos. Ya los maldijimos durante 72 años. Yo me espero hasta el primer informe de gobierno”.

Vasconcelos quiso embarcarse en el montaje de La Pasión a raíz de su participación en el montaje, en 1978, de El Misterio bufo de Darío Fo, en la Casa del Lago, con la traducción y dirección de Nancy Cárdenas. Ese texto lo marcó por la manera desenfadada y respetuosa con la que aborda los personajes sagrados.

Fo se basó en la manera en que los juglares, en la Edad Media, hacían mofa de los misterios evangélicos para señalar las injusticias. El dramaturgo italiano usó en la pieza el “grammelot”, un idioma de su propia invención a partir del truco verbal de los juglares del medioevo para burlar la censura.

Años después, con Maya Ramos Smith, Vasconcelos emprendió la investigación sobre la censura en las artes escénicas durante la Colonia. Así dio con unos expedientes sobre las representaciones de la Pasión con las que los franciscanos enseñaron la nueva religión. “Nos aficionamos tanto a esas representaciones que luego fue difícil erradicarlas”.

A Vasconcelos la pareció que ese teatro religioso didáctico era una fórmula adecuada para trasladarla al cabaret. “El cabaret que aspiro a hacer es reflexivo”, dice.

 

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