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Se quejan turistas de ambulantes, del mobiliario y de la aglomeración en las playas

Salvador Serna

 

 

Turistas se quejaron acerca de que no se puede disfrutar por completo de la franja de arena en playa Papagayo, debido a cientos de obstáculos como sillas, camastros, sombrillas y vendedores.

Durante un recorrido vespertino en dicho balneario, se observó a miles de turistas disfrutando del manso oleaje, lo que da la impresión de que los concurrentes están nadando en una gigantesca alberca.

Personas de todas las edades disfrutan del mar, pero otras más también quieren caminar por la franja de arena rumbo a la playa Carabalí o La Bocana, pero a veces es un reto difícil debido al tráfico peatonal, que impide que el trayecto se realice con rapidez.

Ante ello, algunos turistas prefieren redirigir su camino por la banqueta, pero otros argumentan que es mucho mejor por la franja de arena, pero ésta luce llena de obstáculos de todo tipo.

Así lo externó la turista peruana Vanessa Quispe: “qué difícil es transportarse hacia la otra punta de la playa, quisimos caminar por abajo, pero no se logró, prácticamente no entiendo por qué hay tanta gente vendiendo cosas, si hay bastantes supermercados pequeños donde pueden adquirirlas, es asfixiante el que te pregunten tantas cosas si quieres o no comprar”.

Mientras descansaba en un camastro, el turista chihuahuense Eduardo Bringas señaló que “casi no he descansado y ya me cansé de decir que no quiero comprar nada, pero no logro convencerlos. Hace rato cuando fui al sanitario, me tropecé y caí en la arena por tantas sillas que tapan los accesos y hacen lento el encaminarse y regresar. Hace falta regular algunos pasillos”.

En tanto, el turistas originario del Distrito Federal, Casimiro Macías expresó que “no hay para dónde caminar a lo largo de la playa. Hay mucha gente sentada en la arena y pues es algo molesto el estarlos esquivando a todos. No me he metido al mar porque hay una muchedumbre que no te deja descansar como debe ser, y aparte hay muchos niños, y puede uno hacer un mal movimiento al nadar y darles un golpe, y luego vienen los problemas con los padres. Yo mejor me quedo aquí sentando, lidiando con los comerciantes playeros que no te dejan en paz, es un total acoso, no veo inspectores por lado alguno”.

Por su parte, el turista poblano Leopoldo Tapia dijo: “hace rato caminé y me tropecé en la arena con dos botellas de vidrio. Claro que estaban vacías y caray…esto no está bien. Deben haber empleados limpiando la arena porque hay de todo como corcholatas y vidrios. Mejor me regresé a sentar con mis amigos y familiares, porque el caminar por la playa pues es algo muy riesgoso con tanta gente”.

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