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El Viacrucis en La Laja, una recreación de las muchas víctimas de la colonia aunque con nombres cambiados

Daniel Velázquez

 

Desapariciones, secuestros, amenazas, extorsión, violencia intrafamiliar, adicciones, falta de oportunidades, desplazados por la violencia, víctimas inocentes fueron algunos de los temas que se abordaron en el Viacrucis “por la reconciliación y la paz” que organizó la parroquia de San Nicolás de Bari de la colonia La Laja.

Cada una de las 15 estaciones que la Iglesia católica recrea para recordar la crucifixión de Jesús fueron empleadas para compararlas con la realidad que cientos de familias, víctimas de la violencia causada por la delincuencia organizada, han padecido en el puerto.

En el Viacrucis participaron unas 300 personas. El camino comenzó en la unidad habitacional de los militares y concluyó en la parroquia de San Nicolás de Bari, entre los asistentes estuvieron la diputada federal Rosario Merlín García y el delegado de Fonaes Óscar Hernández Cadena.

Paralelo a las estaciones que evocaban la Pasión de Cristo se narraban historias de víctimas de la violencia, con nombres ficticios, pero basadas en hechos reales.

Además de las historias también se evidenciaron los sentimientos que vuelven a los ciudadanos cómplices de la violencia e inseguridad como el miedo y la indiferencia. Señalaron que la violencia no sólo es aquella que causa muerte sino que la violencia también es la corrupción de las autoridades, la discriminación por cuestiones étnicas y de orientación sexual, la cual está presente en las calles, en el trabajo, en las escuelas.

En la primera estación Jesús es condenado a muerte se contó la historia de una promotora de derechos humanos amenazada de muerte identificada como Luz Marina, a quien la delincuencia le advirtió “que dejara de andar agitando a la población”.

Ahí se denunció que la corrupción de las autoridades es una forma de violencia que cobra “mordidas” a los ciudadanos para recibir un beneficio o servicio. Se hizo una oración por un México más honesto.

En la segunda estación Jesús carga con la cruz se contó la historia de José Manuel un joven de 17 años que al no poder ingresar a la preparatoria y no conseguir trabajo se convirtió en un “nini”, después en chalán de un camión urbano, y ahí conoció a una banda de narcotraficantes que lo invitaron a ser “halcón” y con lo que le pagan ahora se puede comprar buena ropa, buen celular y trae dinero.

Criticaron que “México es uno de los países con mayor desigualdad de la distribución de la riqueza en el mundo” y se hizo una oración a favor de quienes no tienen oportunidades de empleo o de estudio.

En la tercera estación Jesús cae por primera vez, narraron la historia de Sofía una joven de 16 años estudiante de preparatoria que ante la falta de comunicación con sus padres se hizo adicta a las drogas.

Se demandaron espacios para la convivencia y políticas públicas que impulsen el empleo y el acceso a la educación porque para muchos jóvenes “es más fácil conseguir un arma que una beca educativa”. Se oró para fortalecer a quienes viven con miedo e inseguridad.

En la cuarta estación Jesús se encuentra con su madre, contaron la historia de Rosario una madre que busca a su hijo un estudiante del Tecnológico que desapareció y no encuentra respuesta en las autoridades y enfrenta la incomprensión de quienes han criminalizado a su hijo sin conocerlo con comentarios de “seguramente andaba metido” en la delincuencia.

En la quinta estación Jesús es ayudado por el Cirineo, Eduardo un estudiante de Psicología narró que decidió incorporarse a una organización que trabaja a favor de las víctimas de la violencia porque le preocupa el futuro de la ciudad de quienes en ella viven.

En la sexta estación Verónica limpia el rostro de Jesús, se contó la historia de un maestro que se mantiene indiferente ante el sufrimiento de las víctimas. “No me gusta comprometerme, yo hago mi trabajo y lucho por lo que a mí me interesa, no me meto por nadie y cada quien debe arreglar sus problemas”.

En la séptima estación Jesús cae por segunda vez, un comerciante identificado como Valentín Esparza contó que es víctima de extorsión cada semana tiene que pagar una cuota o de lo contrario su negocio será incendiado. “Vivo con una desesperación y angustia a flor de piel, yo al igual que muchos comerciantes no tenemos alternativa, tenemos que ceder al pago de cuotas porque de lo contrario no tenemos otra fuente de donde mantener a nuestra familia”.

En la octava estación Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén se platicó del trabajo que realiza la pastoral de la comunidad parroquial de San Nicolás de Bari, como visitas a familias que han sido víctimas de la violencia para darles consuelo.

En la novena estación Jesús cae por tercera vez, una familia contó que su hija fue secuestrada mientras regresaba de la escuela y los captores les pidieron un rescate millonario “estamos angustiados por lo que pueda pasarle, tememos por su vida”.

En la décima estación Jesús es despojado de sus vestiduras, contaron la historia de María Dolores “una mujer que sufre maltrato y abusos en su propia casa”, ahí se hizo hincapié en que la violencia se incuba en los hogares, por eso no se debe permitir para que no sea el ejemplo que se le de a los hijos.

Esta estación se instaló en el parque de La Laja y ahí se guardó un minuto de silencio en memoria de quienes han sido asesinados en el puerto y especialmente en esa colonia.

En la estación 11 Jesús es clavado en la cruz se habló de “una colonia amedrentada y obligada a callar” a consecuencia de que llegaron nuevos vecinos con actitud agresiva, prepotentes y ante el miedo que les infunden prefieren mantenerse encerrados en sus casas. “Vivimos con miedo y amedrentados, nuestras vidas se han paralizado, muchas personas han recibido llamadas intimidatorias, ya no sabemos qué hacer”.

En la estación 12 Jesús muere en la cruz se contó la historia de José Manuel un joven que murió asesinado en un fuego cruzado a consecuencia de un enfrentamiento entre bandas rivales.

En esta estación se habló de las víctimas inocentes que han muerto a consecuencia de la inseguridad y la violencia tanto ciudadanos como efectivos de las fuerzas de seguridad.

En la estación 13 Jesús es bajado de la cruz y puesto en los brazos de su madre contaron la experiencia de una comunidad que se organizó para ayudarse entre vecinos y así fortalecer sus relaciones interpersonales como comunidad.

En la estación 14 Jesús es sepultado se contó la historia de una familia desplazada a consecuencia de la inseguridad, dejaron familiares y abandonaron todo, sólo se llevaron “un puño de centavos para volver a empezar”.

En la estación 14 Jesús resucita entre los muertos “un joven sicario reconoce sus crímenes y busca el perdón de sus víctimas”. Ahí se planteó que la inseguridad es un problema de todos y cada quien debe aportar desde su ámbito de competencia.

El Viacrucis concluyó en la parroquia de San Nicolás de Bari donde adoraron la cruz y por la tarde se realizó la procesión del silencio para dar consuelo a los que sufren y animarlos a trabajar por la paz.

 

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