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No caer en actividades ilegales, pide el Jesús de la Pasión de El Treinta

Karla Galarce Sosa

 

 

La pasión de Cristo, tradicional escenificación de la vida de Jesús en el poblado El Treinta, reunió a unas 4 mil 500 almas en su mejor momento, que fue la crucifixión de Jesús de Nazaret y donde el candente rayo de sol alcanzaba los 36.5 grados centígrados.

El momento cumbre de la historia, los 40 azotes que le propinó el centurión al nazareno en uno de los dos escenarios montados en el corral de toros del poblado, fue marcado por el ritmo de la canción del famoso musical, Jesucristo superestrella, en el juicio ante Pilatos.

Las expresiones entre los asistentes, también eran de dolor cuando se desarrollaba el juicio y la música que los actores coreaban, cuyo arranque fue cerca de la 1 de la tarde. Hubo gente que se tapaba el rostro con las manos para evitar ver los golpes con los látigos a Óscar Josué Rubio Alarcón, joven arquitecto que lleva seis años participando en la escenificación y que ésta es su segunda como Jesús.

Cerca de las 2 de la tarde, cuando el sol caía a plomo y que, de acuerdo con datos publicados en el portal del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), alcanzó los 36.5 grados centígrados de temperatura, comenzó el Viacrucis que atravesó las calles Plan de Ayutla, Benito Juárez, bajó por Aldama, hasta llegar a la carretera nacional México-Acapulco, misma que fue cerrada durante unos minutos.

Allí, sobre el asfalto de la carretera, Jesús caminaba descalzo en compañía de Dimas y Gestas, quienes también sintieron los abrasadores rayos del sol bajo sus pies y torsos desnudos. El contingente era dirigido por tres soldados que montaban a pelo sus caballos y que advertían de la cercanía de la multitud en su avance.

Sobre la carretera, fue donde María lloró por el dolor y próxima crucifixión de su hijo. Fueron 2.5 kilómetros de recorrido a partir de la plaza de toros, hasta la calle Francisco I. Madero, en cuyo final se encontraba el lugar de la crucifixión.

Las espaldas de los penitentes lucían a reventar por los azotes, incluida la del joven Jesús que, aunque era cubierta por la túnica, al desnudarlo para la crucifixión, se observaron largos latigazos en toda su espalda que estuvieron a punto de brotar en sangre.

El director de escena, Hansel Montejo Ozuna, declaró antes de la representación: “me comentaron cuando yo llegué que la Pasión había decaído años atrás, por eso se decidieron hacer cambios, para que la gente pudiera disfrutar, se ha buscado mejorar en cuestión escénica y sobre todo de actuación”.

Desde las 9 de la mañana los vendedores se fueron acercando al corral de toros para ofrecer sus mercancías, entre las que se pudieron observar globos, pequeños violines de juguete hechos de madera, mochilas para niños, juguetes con efectos de luces, discos pirata y ediciones especiales de La pasión de cristo de años anteriores, comida y, sobre todo, puestos de agua y chamochelas con su correspondiente escarchado con chile.

La puesta en escena, en la que participaron unos 80 habitantes de diferentes edades en el cuerpo de actores y el equipo técnico, no sólo reunió al público para formar parte del viacrucis y seguirlo, sino que también motivó a que los habitantes del lugar, a sacar mesas y ofrecieran –en puestos improvisados–, una infinidad de productos para comer y beber.

Otro servicio que se ofreció a los visitantes fue el de sanitario. En varias casas prestaron los baños, pero sólo los espacios porque en algunas no ofrecían papel higiénico ni jabón o agua para lavar las manos.

 

 

Sí se puede cambiar: Jesús

 

“Sí se puede cambiar, le digo a toda la juventud, yo sé que ahora es muy difícil, somos muy vulnerables a caer en esas ciertas actividades ilegales, pero que se encomienden a Dios, que hagan mucha oración y que lo reciban en su corazón para que puedan ser mejores personas”, manifestó Óscar Rubio en entrevista poco antes de participar en la escenificación.

Consideró que el núcleo de todo es la familia, “creo que si hay confianza y hay comunicación, ninguna de las personas tenemos por qué desviarnos ni irnos por un camino que no es el correcto”.

Admitió que él estuvo involucrado en actividades reprobables, sin embargo aclaró que “no iba por el camino que debería de seguir, más sin embargo yo creí en la Pasión de Cristo y aquí estoy, tratando de ser mejor persona cada día”.

Celebró los cambios en la edición número 46 de la representación pues mencionó la mejora de la propuesta. “Éste año fue muy diferente a todos los demás, tenemos más producción, mejor escenografía, mayor iluminación”. Sobre lo que despertó su interpretación como Jesús en la obra, confesó que son muchos sentimientos encontrados. “Siento miedo, cansancio, estoy un poco estresado, pero físicamente estoy preparado, ya se lo que viene, estoy preparado para los azotes y el peso de la cruz de aproximadamente 100 kilos”.

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