Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

El informe de Salgado, de trámite y aburrido al final de su breve rectorado

Zacarías Cervantes

 

Chilpancingo

 

El informe de labores del rector interino de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), Alberto Salgado Rodríguez, fue de puro trámite. Terso, y como consecuencia, aburrido. Tanto que sólo logró arrancar uno que otro ronquido de los asistentes en las graderías. Mientras que, otros más, se apuraban a masticar chicles para espantar el sueño.

Ante 93, de un total de 120 consejeros universitarios, y muy pocos invitados especiales, así como ante un representante del gobernador Ángel Aguirre Rivero de tercer nivel, Salgado Rodríguez rindió el tercer y último informe de labores (2012-2013) de una administración que solamente le tocó terminar los últimos seis meses, de octubre de 2012 a marzo de 2013.

En estas circunstancias, al rector Alberto Salgado le tocó dar un informe sólo para cumplir con el protocolo y la legislación universitaria. Incluso hasta para el gobierno del estado fue de poca importancia la sesión solemne del Consejo Universitario, pues el gobernador Ángel Aguirre mandó como su representarte al subsecretario de Administración y Finanzas de la Secretaría de Educación Guerrero (SEG), Alfonso Damián Peralta, mientras que en los informes anteriores, si no acude el mismo gobernador manda como su representante por lo menos al secretario de Gobierno o a cualquier otro funcionario pero de primer nivel.

A la sesión, además, como representante del presidente del Tribunal Superior de Justicia, Jesús Martínez Garnelo, asistió el magistrado Raúl Calvo Sánchez; y por parte del Congreso local asistió el presidente de la Comisión de Gobierno, Bernardo Ortega Jiménez.

Asimismo, como representante del presidente municipal de Chilpancingo, el priista Mario Moreno Arcos mandó como su representante a la secretaria general del Ayuntamiento, Guadalupe Pavía Miller. Como invitado especial, también se vio en las graderías, al secretario de Salud, Lázaro Mazón Alonso.

Mientras tanto, de los ex rectores, solamente asistió Arturo Contreras Gómez. Otros de los asistentes fueron el secretario general del Sindicato de Trabajadores Técnicos, Administrativos y de Intendencia al Servicio de la UAG (STTAISUAG), Brenda Alicia Alcaraz González, y el secretario general del Sindicato de Trabajadores Académicos (STAUAG), Miguel Cuauhtémoc Jirón Serna. Así como directores generales y coordinadores regionales de la institución.

La sesión solemne comenzó a las 11 y media de la mañana –estaba programada para las 11– en un auditorio del Tribunal Superior de Justicia ocupado por unas 500 personas.

Antes, el rector saliente, Salgado Rodríguez desayunó con el rector electo Javier Saldaña Almazán en el restaurante Tons Qué, ubicado a un costado del auditorio declarado recinto oficial, de donde salió primero Saldaña, arropado por más de una veintena de sus seguidores. Después abandonó el lugar Salgado Rodríguez, pero al auditorio entraron juntos.

De entrada, Salgado Rodríguez recordó que asumió el rectorado el 10 de octubre del 2013, “en circunstancias inéditas”, en referencia a la renuncia por motivos de salud del rector fallecido, Ascencio Villegas Arrizón, para quien solicitó a los asistentes un aplauso, mismo que fue uno de los dos que se escucharon durante la hora en que estuvo al frente del pódium, el otro fue cuando terminó.

Sería porque los universitarios fueron sacados de sus casas en un Viernes Santo de pachorra, sería porque Alberto Salgado sólo tuvo sus seis meses de gloria y ya no le ven futuro, o porque nomás no la prendió en su intervención, o pudieron haber sido las tres cosas juntas, pero los universitarios permanecieron inalterables durante toda la hora que habló el efímero rector.

Incluso, los asistentes al informe permanecieron insensibles cuando el rector Salgado, ya casi al final, alzó la voz para decir que: “Las instituciones de educación superior enfrentan el reto de ser vigías de una sociedad que no puede seguir navegando sin rumbo, ni continuar en el camino que ha producido mayor pobreza y mayor dependencia científica y tecnológica, lo que condena a la nación a una subordinación a los intereses transnacionales”.

El rector de una universidad que con 67 mil 200 estudiantes sólo tiene 62 investigadores, agregó que “es en esta coyuntura que a las universidades les corresponde desde sus funciones sustantivas señalar que gobernar no es mandar, es conducir, pero se conduce gente, seres humanos, ciudadanos que se esfuerzan por una vida plena y digna”.

En este contexto, dijo que “como institución nos debemos preguntar si hemos hecho nuestra parte, lo que nos toca”.

A manera de respuesta manifestó que la UAG, “fiel a su compromiso con el pueblo, que con su lucha hizo posible su autonomía tiene hoy claro que su compromiso es brindar una educación que dote de capital social a los ciudadanos y que, para hacerlo, requiere que la comunidad entera haga suyo el compromiso social y la responsabilidad de evaluarse y mejorar”.

Salgado Rodríguez también dijo que el estado reclama un clima de trabajo diferente: “Requerimos desterrar la violencia y la inseguridad, atendiendo las causas que le dan origen, porque el diálogo y el respeto sea la norma que rija la vida de los guerrerenses”.

Reconoció que Guerrero tiene tradición de lucha, “pero también tiene tradición de ideas, y son ideas y propuestas, conocimiento innovador y aplicación de tecnología lo que la población demanda, no armas ni violencia. Es unidad y no división lo que nos permitirá remontar el indigno lugar de marginación y rezago en el que estamos sumidos”.

Por eso conminó a la comunidad universitaria a seguir haciendo “nuestro mejor esfuerzo para que la Universidad brinde al pueblo de Guerrero la educación de calidad y compromiso que nos reclama”.

Fue así, como al final de su discurso, el rector logró arrancar, ahora si, un breve aplaudo, lo que despertó a los somnolientos asistentes que disimulaban el sueño abriendo y cerrando ligeramente las rodillas en sus asientos.

También, dos grupos de jóvenes, sin mucho entusiasmo, en lo alto de las graderías desplegaron dos lonas con el logotipo de la Universidad Autónoma de Guerrero que decían: “Felicidades rector Alberto Salgado Rodríguez”, mientras que el maestro de ceremonias se desgañitaba diciendo que el de Salgado Rodríguez había sido un mensaje “emotivo, entusiasta y comprometido con los universitarios”.

468 ad