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Prefieren familias de turistas y residentes la playa Papagayo por su oleaje tranquilo

Aurora Harrison

Vendedores ambulantes de comida, ropa, bolsas, recuerdos, paletas, y hasta de perros para ser adoptados, son parte de la visita a este puerto para turistas y residentes que eligen la playa Papagayo por sus olas tranquilas para bañarse y descansar.
Frente a esta playa, en la banqueta, hay un módulo de atención de la Policía Federal, hay también salvavidas que dan auxilio a los turistas que extravían a sus hijos entre la multitud de bañistas, un modulo de la Procuraduría Federal del Consumidor y un módulo de la Delegación de Transporte del estado.
Poco antes del mediodía había una gran afluencia de bañistas, aunque siguieron llegando familas con sus hijos en busca de un espacio para poder acomodarse y disfrutar del sol y el agua de mar, como doña Toribia Molina Mejía, originaria del estado de México, quien arribó con sus hijos y nietos y expresó que escogió la playa Papagayo porque las olas son “tranquilas”, y sus nietos pueden meterse a diferencia de la playa El Revolcadero donde las olas son altas.
“Tengo como 15 años viniendo, y lo mejor es aquí porque están tranquilas las olas, porque he estado en varias playas, pero me gusta más aquí”, dijo, mientras un vendedor que llevaba salvavidas se acercó para ofrecer sus productos, luego pasó otro ofreciendo mariscos.
La señora Molina Mejia, quien es acompañada de sus hijos, aseguró que “he encontrado lo mejor aquí, en la playa Revolcadero las olas son altas y enormes y es un peligro para los adultos y niños”, además dijo que cuando pide apoyo por algún problema en el mar “me apoyan”.
También del estado de México José Cruz Delgadillo dijo que eligió esa playa “porque sus olas son muy tranquilas”, y que vino al puerto por su clima.
En la playa se observó a familias completas bajos las sombrillas, pero también había dos vendedores de paletas con sus carritos sobre la franja de arena, esquivando a los niños que se encontraban jugando.
Otros vendedores ambulantes ofrecen postres, panecillos desde donas con chocolate hasta aquellos que venden el plátano con leche condensada; las bolsas con la leyenda de Acapulco, así como aquellos que venden pareos, gorras, lentes y los llaveros de recuerdos.
Por su parte, Juan Abarca, salvavidas de la Administradora y Promotora de Playas, dijo que ayer bajó la afluencia a comparación del viernes santo y sábado de gloria que estaba abarrotado, que no se podía ni pasar, por lo que hubo algunos niños que se perdían con tanta gente.
“Hemos atendido entre 15 y 20 turistas que piden el apoyo para encontrar a sus hijos que se le perdieron”, y han ayudado a turistas con calambres, y rescatado a personas que no miden la profundidad del mar, relató el guardavidas.
En tanto, en el módulo de la Policía Federal, de acuerdo con un oficial de esa corporación,  se dan entre 60 y 70 consultas diarias, en las que atienden desde raspaduras, cortaduras, crisis de hipertensión, hasta lesiones fuertes por accidentes viales, como choques y atropellamientos.
En esta playa también se colocó bajo una sombrilla un grupo de personas voluntarias de la asociación Hotepa, quienes traían unos 10 perros para ofrecerlos en adopción. Tenían una leyenda que decía: “Mientras tú compras un animal otro se está muriendo, adopta un amigo”.
Cuando llegaron con los perros, algunos turistas se quedaron observando mientras otros se acercaron para preguntar si los animales no eran “bravos”, por temor a que fueran a morder a alguno de los niños que se encontraban divirtiéndose haciendo castillos y albercas con la arena.

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