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Netzahualcóyotl Bustamante Santín

Remesas, sistemática caída

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Migración, el total de repatriados mexicanos desde Estados Unidos alcanzó la cifra de 369 mil 492 durante el año pasado. La cifra fue mayor en 2011 al sumar 405 mil 457 los connacionales deportados por autoridades norteamericanas.
Entre 2003 y 2008, un promedio de 400 mil mexicanos buscaron cruzar al país vecino para emplearse, reportó el Colegio de la Frontera Norte a través de la Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte (EMIF Norte).
La compulsa de los datos de retorno y emigración reveló que en 2010 el flujo migratorio fuera prácticamente cero, al presentar cifras similares tanto el incremento en el número de migrantes retornados como la disminución en la salida de migrantes mexicanos a Estados Unidos, tal como lo analizamos previamente en estas páginas (El Sur 27/3/12).
La evidencia más contundente de la lenta recuperación de sectores económicos como la construcción y los servicios (restaurantes, hoteles) en Estados Unidos, es la caída en el flujo de remesas remitidas a nuestro país desde 2007, que fue el año de la bonanza o la abundancia de divisas en términos de López Portillo.
México captó 26 mil 50 millones de dólares (mdd) en 2007, y tres años después se enviaron 21 mil 271 millones, una alarmante caída de casi cinco mil millones de dólares, pero el año pasado no hubo mejoría pues apenas aumentó el monto de remesas a 22 mil 445 mdd, lo que supone una caída del 13.9 por ciento entre 2007 y 2012.
Además, la caída anual de remesas en 2012 fue inferior en 1.6 por ciento al dinero enviado un año antes; lo anterior según analistas del BBVA Research por la debilidad del empleo del los migrantes mexicanos en Estados Unidos y por el relativo fortalecimiento del tipo de cambio que se registró en el segundo semestre del año pasado. La apreciación del peso frente al dólar significó en la práctica, menos pesos por los dólares captados por las familias en México.
En el quinquenio 2007-2012, las remesas cayeron en todas las entidades federativas. Aquellas que más resintieron la pérdida de ingresos por ese concepto fueron el Estado de México y Veracruz pues en ese periodo dejaron de recibir 600 mdd cada una.
El envío de remesas se ha posicionado como uno de los medios de captación de divisas más importantes y de gran impulso económico. Por eso, el descenso en la transferencia de divisas a las familias afecta directamente el consumo de estas y genera un ciclo económico restrictivo. La consecuencia más evidente es que se deprime el consumo regional y se incrementan los indicadores de marginación en familias que dependen para su manutención, exclusivamente de los dólares que llegan de Estados Unidos pues no hay otra fuente de ingresos que sustituya ese dinero.
Aunque no existen cifras precisas, se calcula que en Guerrero una de cada dos familias receptoras de remesas solamente tiene ese dinero como único ingreso.
Guerrero se ha mantenido como el sexto estado receptor de remesas y por eso mismo, también ha sido uno de los principales afectados en la disminución de esos recursos. En 2007 se recibió aquí la cifra histórica de mil 489 mdd en remesas, cuyo monto no ha podido ser superado, mientras que en 2012 la cifra se situó en mil 231 mdd, lo que significó una caída de 259 millones de dólares y una variación porcentual de -17 por ciento en ese periodo.
Por esa razón, entre los estados que más dependen de remesas, Guerrero se coloca como el quinto con mayor pérdida por el flujo de divisas que dejaron de recibirse en los últimos cinco años.
“En general, la distribución de las remesas está estrechamente ligada a las regiones expulsoras de migrantes: Michoacán, Guanajuato, Jalisco, México, Puebla y Oaxaca son las principales entidades federativas receptoras de remesas. En estos seis estados se concentraba casi la mitad de las remesas que se recibieron en el país en 2011”, recuerda el Anuario de Migración y Remesas para México del BBVA, que también indica que más de la mitad de los hogares receptores se encuentran en zonas rurales.
Y por si los anteriores datos no fueran alarmantes para la economía local, debe decirse que el monto de remesas enviadas a familias guerrerenses en 2012 cerró con un decremento del 2.5 por ciento con respecto al año previo. Y un dato más que refleja la difícil recuperación de los envíos es que desde 2009 se estancó en el rango de los mil 200 millones, la cantidad de dólares recibidos en nuestro estado (mil 200 millones en 2009; mil 201 en 2010; mil 262 en 2011 y mil 231 en 2012).
Y no parece haber atisbos de recuperación a juzgar por los últimos datos. Durante enero de 2013 las remesas que ingresaron al país ascendieron a mil 471 millones de dólares, lo que resulta menor a los mil 501 millones que se registraron en el mismo mes del año anterior (una variación anual de -2.3%).
Y ayer el Banco de México confirmó que los ingresos por remesas que el país recibió el pasado febrero presentaron también otra caída a tasa anual al señalar que las remesas enviadas por connacionales descendieron 11.1 por ciento en febrero medido con respecto al mismo mes de 2012, con lo que se cumplen ocho meses de caídas consecutivas. El dinero enviado totalizó mil 589 millones de dólares en el segundo mes del año.
Sumando enero y febrero, las remesas ascendieron a 3 mil 61 millones de dólares, que representa una caída anual de 7.1 por ciento respecto al primer bimestre de 2012. Para el BBVA, la debilidad en el empleo para los migrantes mexicanos en Estados Unidos y la disminución del tipo de cambio está afectando la recurrente caída de los envíos del exterior.
Tal como lo hemos descrito en anteriores reseñas, el descenso del monto de remesas se asocia parcialmente con la baja en el flujo migratorio, la atribulada economía norteamericana, el desempleo o bajos salarios y el incremento en el costo de la calidad de vida de los Migrantes en Estados Unidos (El Sur 2/6/09 y 17/5/11).
Como se sabe, México es el país con más migrantes en el mundo, pero ocupa el tercer puesto en recepción de remesas a nivel mundial, circunstancia que es atribuible en buena medida a la baja remuneración en los empleos de los connacionales. “Los trabajadores migrantes mexicanos continúan en gran medida ofreciendo su fuerza laboral en trabajos de baja calificación y bajos salarios”, subraya el BBVA.

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