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Jaime Castrejón Diez 

La secuela de Chávez

La muerte de Hugo Chávez ha dejado un movimiento descabezado en América del Sur. El Bolivarismo, como él llamaba a su posición política, era una mezcla de populismo, izquierdismo y personalismo que tuvo eco en las naciones sudamericanas por el acercamiento que tuvo con Fidel Castro. De hecho era el regreso de estilos de gobernar que ya se habían visto en América Latina: Getulio Vargas en Brasil, Juan Velasco Alvarado en Perú, Juan Domingo Perón en Argentina y naturalmente Fidel Castro en Cuba. Una especie de populismo de tendencia hacia la izquierda y anti-imperialista que confrontó los estilos autoritarios de sus países, pero que en el proceso se volvieron también autoritarios.
La influencia de Hugo Chávez se sintió en Sudamérica en donde varios mandatarios lo consideraban el líder de esta tendencia. Evo Morales de Bolivia, Cristina Kirchner de Argentina, Rafael Correa de Ecuador y Castro en Cuba, que servía de promotor al tiempo que el venezolano cubría las necesidades de petróleo de la isla. La pregunta es ¿quién puede ser el líder sucesor de este grupo? Hasta ahora no aparece todavía ninguno con las características de Chávez. El  ecuatoriano Correa hizo un gesto que se debe analizar, el 19 de junio de 2012 Julián Assange el creador de Wikileaks iba a ser deportado a su país por una acusación de abuso sexual y había la posibilidad de que de ahí fuera extraditado a Estados Unidos, donde está acusado de espionaje. El 16 de agosto de 2012 Correa lo asiló en la embajada ecuatoriana en Londres y después le dio asilo político, lo que se considera un gesto anti norteamericano que pudiera ser un intento de liderazgo para reemplazar a Hugo Chávez.
A la muerte de Chávez asumió el cargo el vicepresidente Nicolás Maduro, aún cuando era el presidente de la Asamblea Nacional el que debería haber asumido temporalmente la Presidencia, pero se respetó la voluntad de Chávez y se convocó a nuevas elecciones. Los contendientes son Maduro y Henrique Capriles el candidato de la oposición. Hace unos meses Chávez fue reelecto con 55 por ciento de la votación y Capriles tuvo 44. Esta nueva elección favorece a Maduro, el designado por el desaparecido Presidente con el apoyo del partido en el poder, el Partido de la Unidad Socialista de Venezuela. La elección puede ser más cerrada que la anterior.
Si vemos un poco adelante, el nuevo gobierno enfrentará muchos problemas, la gran deuda externa que acumuló el gobierno Bolivariano, la devaluación que ya se dio y la inflación que agobia a la economía del país, lo que puede ser el preludio de un nuevo ajuste de la moneda. Los problemas económicos del país y la ausencia de un líder carismático serán factores negativos para Venezuela.
El liderazgo en Sudamérica tendrá problemas porque si gana Maduro no tiene el carisma ni la influencia de su antecesor y si llegara a ganar Capriles tampoco la tendría por ser de una ideología conservadora. Los otros países difícilmente pueden ofrecer el liderazgo. Argentina tiene problemas económicos y políticos, Bolivia difícilmente podría asumir el liderazgo, Cuba es muy dependiente del petróleo de Venezuela y sus líderes son muy viejos, Correa quiere, pero no tiene la influencia necesaria en los otros países. Queda Brasil, pero ese país quiere despegar nuevamente y atraer capitales para su propio desarrollo, por lo que se mantendría alejado de cualquier bloque que pudiera interferir con su planteamiento de ser atractivo para los inversionistas internacionales.
En lo interno hay también problemas que a pesar de los grandes recursos petroleros tendrán efectos negativos en mantener el apoyo ciudadano. Es por eso que se inventan enemigos y complots en contra del régimen, como es el caso de que el cáncer que mató a Chávez fue inducido por enemigos de su movimiento. Esto que cae dentro de la teoría de la conspiración es un argumento que se usa para explicar, por anticipado, los grandes problemas que vienen.

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