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Netzahualcóyotl Bustamante Santín

Cuauhtémoc Sandoval, el cambio como principio

Cada vez que había una elección constitucional, Cuauhtémoc Sandoval no escatimaba esfuerzos por respaldar a los candidatos emanados de su partido, sin titubeos ni amagos de fuga a otras formaciones, que ya es común hoy día. No obstante las amplísimas diferencias en concepto y en visión del proyecto de nación y estado que sostuvo con sus compañeros de partido, siempre estaba convencido de que era posible la transición democrática, desde la izquierda en el poder.
Era un obsesionado con la dialéctica del poder y el cambio institucional, rechazaba el gatopardismo y la simulación de la clase política. Así quedó asentado en sus artículos semanales en estas páginas.
En las últimas semanas, Cuauhtémoc desplegaba todas sus capacidades en la promoción de una nueva Constitución política para la entidad que fomentara una relación horizontal entre el gobierno y los ciudadanos con el impulso de nuevas figuras constitucionales, y que dotara de autonomía plena a los órganos que ahora se llaman así, pero que no asumen esa circunstancia.
El 22 de noviembre pasado Ángel Aguirre le tomó protesta como secretario de los Migrantes y Asuntos Internacionales. Y exactamente tres meses después, infortunadamente dejó de existir. La agenda migrante era parte de su ADN. Creía que la migración no debía ser un delito, sino un derecho de todo individuo. En un trimestre logró desplegar su oficio político para que el gobierno en turno se anotara un éxito: buscó a las organizaciones de migrantes en Chicago y los convenció de la importancia de avanzar unidos en los temas que eran de interés común, con el apoyo de la nueva dependencia estatal. Los dirigentes del amplio espectro de organizaciones migrantes aceptaron y el fin de semana previo a su muerte, Sandoval logró cerrar exitosamente el acuerdo.
Cuauhtémoc veía a la Secretaría de los Migrantes y Asuntos Internacionales (SMAI) como un ente capaz de dar su lugar y sacar del anonimato a los migrantes guerrerenses que radican en el extranjero, señaladamente en Estados Unidos. Guerrero es la quinta entidad expulsora de mano de obra a ese país y la sexta receptora de remesas que superan ya los mil millones de dólares por año.
Zacatecas y Michoacán cuentan con leyes que reconocen la fuerza migrante, y han establecido en sus respectivas constituciones la figura de estados binacionales. Guerrero está en esa ruta y a eso se orientaban las primeras acciones desplegadas en la SMAI por su finado titular.
Su temprana juventud en Cuba en donde vivió exiliado junto con el resto de su familia, por la persecución de que fueron objeto en los años sesenta tras la caída de Raúl Caballero Aburto y la efervescencia de la revolución cubana, sirvieron como incentivos para que formara parte de las Juventudes Comunistas a principios de los años setenta. Los congresos internacionales de las partidos comunistas en Europa Oriental y su pertenencia al Politburó internacional de los partidos Comunista Mexicano y Socialista Unificado de México, fueron definitorios para que a él se le considerara un referente en el ámbito mundial de los partidos de izquierda.
Fueron profusos sus encuentros con líderes mundiales y era un rostro conocido en las reuniones anuales de la Internacional Socialista. Acudía por igual al Foro de Sao Paulo que a las masivas marchas de trabajadores y estudiantes migrantes desarrolladas en Estados Unidos en los últimos cinco años.
Como legislador su papel fue conocido. Se negaba a formar parte de los que nunca suben a tribuna ni siquiera a leer un breve texto ni mucho menos a debatir.
Entre 2006 y 2009, formó parte de la legislatura federal cuya fracción parlamentaria mostró mayor oposición al calderonismo y que se hizo patente en la víspera de la asunción de éste, el 1º de diciembre de 2006.
Cuauhtémoc era multifacético y solidario con los movimientos sociales. En Taxco con los mineros, en Carrizalillo con los ejidatarios, en Cacahuatepec con los opositores a La Parota, con la CETEG, con los pescadores de Petacalco, con los marquesanos; siempre buscó acercar a las partes involucradas en un conflicto y él se ofrecía a mediar sin que ello significara medrar políticamente con un movimiento, como otros lo hacen con frecuencia.
En la búsqueda de la candidatura al Senado, en 2005 logró recorrer frenéticamente el estado y ocupó el cuarto lugar de entre once aspirantes en una campaña austera y a ras de suelo. Igual hace dos años cuando fue precandidato a la gubernatura, y ante la eventualidad de que Aguirre Rivero fuera el candidato de la coalición, se mostró abierto porque creía que era la única posibilidad de garantizar el triunfo; esa posibilidad que por otros fue duramente combatida y que posteriormente les fue recompensada con un cargo en la administración pública estatal.
Cuauhtémoc Sandoval era abiertamente antifigueroísta. Antes con Rubén Figueroa Figueroa con quien sostuvo tensos encuentros junto a compañeros como Rosa Icela Ojeda, Efraín Bermúdez y su hermano Pablo, y luego con Figueroa Alcocer, a quien siempre responsabilizó por el multihomicidio de Aguas Blancas, mostró una actitud contestataria y congruente, pues no sólo no pactó ni celebró acuerdos con ellos ni en público ni en privado, sino que fustigó que sus gobiernos hubieran postrado a Guerrero en la violencia, el atraso, y la marginación.
A la muerte de sus compañeros Jorge Vielma y después de Abel Salgado, Cuauhtémoc Sandoval pedía al resto del grupo que, como un gesto de simbolismo político, “inclinaran las banderas de lucha”.
Ahora en medio de su inesperada partida, sus compañeros de mil batallas, hacemos lo propio.

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