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La demolición de edificios de valor patrimonial es como la extinción de un animal, dice especialista

Alejandro Alvarado / Agencia Reforma

Guadalajara

La demolición de una finca de valor patrimonial es como la extinción de una especie animal, ya no vuelve nunca más, expresa el arquitecto español José Ortiz.
“La destrucción del patrimonio edificado es una malísima inversión a futuro, seguramente tendrá beneficios en el presente a particulares, y siempre, o casi siempre, en contra del interés general de la ciudad” añade.
Ortiz es miembro del estudio español Cruz y Ortiz Arquitectos y hoy, en el Museo de la Ciudad, dará una conferencia con respecto a los proyectos arquitectónicos realizados, con énfasis en la conservación del patrimonio y la intervención en ciudades patrimoniales.
Por ejemplo, la intervención del museo más importante de Holanda, el Rijksmuseum, que el despacho realizó a lo largo de 10 años: se trata de un edificio construido por el arquitecto holandés Cuypers en siglo 19 y que fue adaptado a las necesidades del 21 respetando su estructura original.
“Era un edificio, digamos que había sido maltratado en el tiempo, sobre todo durante el siglo pasado, con el fin de aumentar su capacidad se había sobre construido para hacer un museo más grande”, explica Ortiz.
“La adaptación que hemos hecho nosotros, va en el sentido contrario, hemos demolido muchas cosas (que se le fueron añadiendo), limpiado, recuperado zonas y querido sobre todo hacer un museo mucho mejor, más que un museo mucho mayor”.
El Rijksmuseum se inaugurara este 13 de abril, pero por cuestiones de agenda Ortiz no estará presente.
Dicho museo, que tiene prevista la visita de 2 millones de personas anuales, cuenta con una de las colecciones más importantes a nivel internacional, conformada por casi un millón de piezas, y para su inauguración se hizo una selección de 8 mil obras.
“Nos gusta pensar que Cuypers estaría contento con lo que hemos hecho nosotros. Hay que entender que van cambiando los tiempos y que se tienen que adaptar los edificios. A nosotros nos gusta decir que la intervención es hecha de forma muy natural, prácticamente cuando uno va ahí, no siente que haya ningún tipo de agresión hacia el edificio original sino una evolución del mismo sin hacer ningún daño”, considera.
“Es muy complejo, hay que actuar de una forma muy consiente en el sentido de no hacer una intervención por contraste, por mimesis que copie lo que había, sino una intervención contemporánea, que sólo un visitante atento podrá darse cuenta de lo que ha hecho, pero un visitante un poco distraído, de forma natural piensa que el museo siempre fue así”.

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