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“Un despropósito”, la oposición de viajar a Acapulco por temor, dice periodista español

Karla Galarce Sosa

El corresponsal de televisión en España, Alberto Peláez, criticó la violación a seis de sus connacionales en marzo pasado en una casa de playa de la comunidad de San Andrés Playa Encantada, pero dijo que la oposición de visitar Acapulco ante el temor de sufrir agresiones sexuales “son un despropósito” y un desconocimiento del país.
En entrevista previa a la presentación de su libro El olvido de la memoria, que se realizó bajo estricta invitación personalizada por el Instituto Guerrerense de la Cultura (IGC) en el hotel El Encanto, Alberto Peláez indicó que “lo que ocurrió en Acapulco (la violación de seis turistas españolas en febrero pasado) fue un hecho execrable, terrorífico, durísimo que no se puede repetir”.
“Fue un hecho que (…) no se puede repetir y mucho menos con personas que son conciudadanas mías y eso lo tengo que decir; ahora, dicho esto, que ya les han agarrado (a los agresores) y están en prisión, ahora se me hace un despropósito que la gente ahora en España tenga una idea tan distorsionada y por poco menos piense (que) le van a agredir sexualmente, es un auténtico despropósito que en lo personal (…) siempre digo lo mismo, es un despropósito sin saber de lo que se está hablando, demonizan de tal manera que esa demonización afecta mucho a la gente y esto es un paraíso”, expresó.
Dijo que ha visitad Acapulco centenares de veces yse autonombró “un mexicano más”.
“A mí nunca me ha pasado nada, ni a mí ni a mi mujer y creo que el punto aquí es la naturalidad, uno debe actuar con naturalidad y en la medida que uno viva con naturalidad, no ocurre nada. Me quedo con el México de la gente joven, con la gente que está pujando, con ese México High Tech”, insistió.
Cuando los reporteros preguntaron su opinión sobre la imagen que se difundía de la entidad y del puerto a partir de las marchas y protestas de los maestros disidentes, respondió que eso es una situación más doméstica que desconocía.
Argumentó que cada vez que visita el puerto lo ve “más bonito”.
“Lo veo cada vez más limpio, lo veo más vibrante, y muy agradable, con gente cálida, donde nadie se siente extraño, donde todo mundo gozamos de la gastronomía, todo mundo de los mariscos, aquí se come muy bien, Acapulco sigue adelante y sigue avanzando”, expuso.
Antes de la presentación del libro, a la que se había anunciado la presencia del gobernador Ángel Aguirre Rivero pero que no llegó, uno de los asistentes preguntó porqué no se hacía la presentación del libro en un lugar a donde llegara más gente.
Cuando se le preguntó a un funcionario del IGC cuánto había costado la presentación del corresponsal de Televisa, respondió que esa cifra sólo la podría dar alguien de la oficina del gobernador, debido a que la contratación y el pago habían sido directamente de allí, de la oficina del gobernador.
Alberto Peláez sólo estuvo en la terraza del hotel durante la presentación de su libro y apenas 10 minutos que concedió a los reporteros para unas entrevista colectiva, misma que interrumpió minutos antes de que llegara la ex directora del IGC, Alejandra Frausto Guerrero, que hizo los comentarios del impreso bajo el sello de Efectovioleta.
En representación del gobernador estuvo el titular de Fomento Turístico, Javier Aluni Montes, quien dirigió unas palabras luego de permanecer callado durante casi toda la presentación del libro.
En el lugar también estuveron el actual titular de Cultura estatal, Manuel Zepeda Mata y su similar municipal, el dramaturgo y director de teatro, Gabriel Brito Camacho; la presidenta del DIF en Acapulco, Claudia Walton Álvarez, así como el presidente municipal Luis Walton.
En la recepción de los escritores invitados y funcionarios estuvieron tres jovencitas que colocaban una pequeña máscara de jaguar como distintivo artesanal; y a las mujeres regalaban abanicos elaborados con hojas de palma.
Para llegar hasta el lugar donde se realizó el acto, desde la avenida Escénica se deben pasar dos plumas de seguridad al Lobby, para luego bajar unas escaleras y llegar a la terraza del hotel, cuya vista de la bahía es única por que se encuentra en la cima y divide las bahías de Santa Lucía y Puerto Marqués.
Como escenario de fondo, se contó con una vista natural del puerto. Al final, se repartieron margaritas y canapés, desde quesadillas de pescado, sopes, hasta tacos de flor de jamaica y esquites.

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