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Pinta de negro The Cure a más de 57 mil seguidores en el Foro Sol del DF

Minerva Hernández y Mario Abner Colina / Agencia Reforma

Ciudad de México

Reeves Gabrels y Jason Cooper, guitarrista y baterista de The Cure, respectivamente, recompensaron ayer la espera de horas de los seguidores del grupo.
Una vez que su staff comprobó que las condiciones de seguridad eran adecuadas, ambos salieron del hotel donde se hospeda la banda, a las 15:30 horas, y se acercaron a la veintena de jóvenes que desde la mañana buscaban encontrarse con alguno de los músicos.
Pese a unos cuantos empujones entre los fans, Jason y Reeves le firmaron revistas, discos y hojas en blanco a cada uno de ellos, y, sin hablar mucho, mostraron una actitud amable.
Pero los seguidores se quedaron con las ganas de cantarle Las Mañanitas a Robert Smith, líder de The Cure, por ser su cumpleaños, y sólo vieron salir las camionetas que trasladaron a la banda al Foro Sol, a las 18:10 horas.
Entre el grupo de admiradores, que para las 2 de la tarde ya sumaban un centenar, había fans provenientes de Guadalajara, Monterrey y otras ciudades, y llevaban globos, pancartas y hasta enormes muñecos de peluche que esperaban darle a Smith, pero la larga espera y el deseo de conseguir un buen lugar en el Foro Sol obligó a la mayoría a dejar el lugar antes de la salida del convoy.
Cinco vehículos fueron escoltados por la policía a bordo de seis motocicletas que les facilitaron el camino, primero en sentido contrario por una calle anexa al hotel y luego por otras avenidas.

Tiñen de negro la tarde

Oleadas de personas de riguroso negro “pintaron” ayer los alrededores del Foro Sol para ver el regreso a México de The Cure, tras seis años de ausencia.
El gusto por los intérpretes de Killing an arab trasciende generaciones, y eso lo demostraron Lola Montes y su hija Morgane, a quien inevitablemente le transmitió su fanatismo.
“En los 80 fue uno de los grupos que más me interesó, porque era oscuro y punk. Es un grupo muy importante”, explicó Lola.
En la puerta 5 del recinto, un hombre sostenía en alto una manta donde se podía leer “Tú eres VIP para Jesucristo, arrepiéntete de tus pk2 y cree en Él”; aseguró que no tenía nada en contra de The Cure y que sólo quería salvar almas, pues era un pecador arrepentido.
Algunos de los asistentes pasaban de largo y otros se detenían para, con una sonrisa, sacar sus celulares y capturar la postal.
La reventa también hizo negocio con el show de la banda británica: boletos de General B eran ofrecidos a mil pesos, y de General A, a 2 mil.
“Todo está agotado, no van a encontrar en taquilla. Estos güeyes agotaron todo, aprovechen”, decía uno de los varios revendedores.

Se impone The Cure en el Foro Sol

Robert Smith, ese hombre de pelo desordenado y lápiz labial corrido, confirmó anoche su status de mito del rock en el Foro Sol en un concierto en el que hizo lo que quiso con su público.
Y, por obra del destino, coincidió con su cumpleaños número 54 y hasta con un sismo.
De acuerdo con organizadores, 57 mil 500 personas atestiguaron el regreso al Distrito Federal del líder de The Cure y su banda, quienes no pisaban la capital desde 2007.
Ese ejército de fieles, hombres y mujeres vestidos de negro y, algunos hasta maquillados como su ídolo, hicieron retumbar con sus gargantas el recinto con las canciones de la banda británica.
También lanzaron alaridos y silbidos ante un temblor de 5.8 grados, según el Sismológico Nacional, que se registró antes del inicio del show, cerca de las 20:16 horas. Pero nadie se movió de sus lugares.
Vestido de negro, Robert salió al escenario a las 20:41 horas escoltado por sus compañeros Simon Gallup (bajo), Roger O’Donnell (teclados), Jason Cooper (batería) y Reeves Grabels (guitarra).
Desde ese momento, el tímido cantante ofrendó a su audiencia un paseo melódico que fue desde el primer disco de la banda, Three imaginary boys (1979) hasta 4:13 Dream (2008), su más reciente producción editada.
La lúgubre fiesta musical vitaminada con la usual elegancia interpretativa de los británicos, osciló entre ritmos oscuros y movidos.
Todo inicio con los temas Open, High, y The end of the world, tras la cual Smith inició su ya habitual parca comunicación con sus fans.
“Gracias”, mencionó escuetamente en español y sin perder más tiempo rasgó con su guitarra Lovesong.
El vocalista, cuyo visibles kilos demás parecían no incomodarle a nadie, hechizó con su aún potente voz a su variopinta galería de fans mexicanos que iban desde los 12 a los 60 años.
Incluso no fue raro que Robert, con sus cuerdas vocales, opacara el nivel de volumen de los instrumentos. El diseño del escenario no fue ostentoso.
Una lluvia de luces robóticas bañaba a la banda mientras que una pantalla en la parte posterior del entarimado proyectaba figuras que parecían bailar al ritmo de In between days o Just like heaven.
La artillería de rock postpunk y new wave no dio tregua en ningún momento, pero The Cure no sólo apostó por sus hits, sino también por temas introspectivos, como “From the edge on the deep green sea o Prayers for rain.
Entre cada canción, Smith no se animaba a decir más que “Thank you, thank you”.
Pictures of you, cantada con mucho sentimentalismo, fue una bomba de emociones en cada rincón del Foro Sol y uno de los himnos más coreados de la noche.
Algo similar ocurrió con Friday i’m in love.
Los instrumentos de The Cure continuaron exhalando melancolía, amor y oscuridad hasta el cierre de esta edición.

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