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Desigualdad social y violación a derechos son origen de la violencia, critican en foro pastoral

Karla Galarce Sosa

Con una participación de apenas 54 personas, ayer se realizó el foro La construcción de la paz en Acapulco, convocado por la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Acapulco en la iglesia de Cristo Rey, ubicada en la avenida Universidad.
Los participantes concluyeron que el origen de la violencia se encuentra en la falta de oportunidades, la violación a los derechos humanos, en la falta de educación y en la deshumanización que toca el ambiente cultural y antropológico.
En el foro, al cual asistió el arzobispo de Acapulco, Carlos Garfias Merlos, se desarrollaron tres mesas temáticas, la primera abordó el origen de la violencia; la segunda mesa abordó las alternativas para la reconstrucción del tejido social y la construcción de la paz en el puerto; y la tercera fue sobre el dolor de la paz desde la perspectiva de las víctimas.
La Iglesia católica hizo un llamado a la sociedad a adoptar una postura responsable ante el problema de la inseguridad y la violencia, y hacer responsables no sólo a las autoridades, sino a la población en general para modificar hábitos y hacerlos incluyentes.
El inicio oficial de la Jornada Diocesana por la Paz fue el jueves pasado con la hora santa en 81 parroquias del puerto, y el foro de ayer fue el eje medular de la jornada.
Los asistentes destacaron que “la falta de oportunidades y acceso a la educación” han contribuido a elevar los índices delictivos, así como el actual sistema económico, que no ofrece alternativas a niños y jóvenes.
La violación de los derechos humanos comienza en la familia y va creando la violencia en la persona humana, la carencia de caridad, injusticia, inseguridad, esas son las raíces profundas de la violencia, se dijo.
Se resaltó que también contribuye, como origen de la violencia, el sistema económico que no ofrece alternativas equitativas para todos.
Otras de las causas que han generado una sociedad violenta son las violaciones a los derechos humanos, la deshumanización y la falta de valores desde el núcleo familiar, el cual, advirtieron, se ha mecanizado.
En la primera mesa propusieron “promover relaciones armoniosas y justas; implementar talleres de ocupación para fomentar el desarrollo personal sano, dar a conocer el documento Que en Cristo nuestra paz México tenga vida digna, fundar una pastoral familiar para que los hijos tengan el acompañamiento de sus padres en el caminar cristiano”.
La creación de tejidos comunitarios y equipos de apoyo para atender y acompañar a víctimas de la violencia, en los que participen especialistas en cada parroquia, fue otra propuesta emergida de la tercera mesa de trabajo, además de que se debe orar por los victimarios para su conversión.
La segunda mesa propuso, a manera de conclusión, “trabajar con los jóvenes para no permitir que sean víctimas de la delincuencia, (…) crear un sentido comunitario con ellos porque el día de hoy es un sentido de fragmentación”.
Destacaron que se deben ofrecer “talleres de relaciones humanas, en hechos concretos para las familias, para las parejas, para las familias, y se trabaje con los bautizados alejados, nos falta trabajar más en la sana convivencia”.
En la tercera mesa se propuso “escuchar a las víctimas para comprenderlas; es muy difícil que las víctimas nos lo digan, pues necesitan de acompañamiento, debemos de ir y buscar los medios adecuados para dar acompañamiento, porque hay mucho dolor en cada caso, porque se afecta la vida en todos los ámbitos”.
El encargado de abrir la actividad fue el sacerdote Jesús Mendoza Zaragoza, quien ofreció la ponencia La construcción de la paz en Acapulco a la luz de la vida pastoral, y dijo que como integrantes de la sociedad “o generamos la paz o construimos violencia”.
Informó que en 2011 Acapulco fue el segundo municipio más violento del país, el primer lugar lo ocupó Chihuahua, por lo que se requiere “analizar qué causó que se llegara a la situación de violencia que vivimos en meses pasado”, la cual no se generó hace dos o tres años, con las primeras manifestaciones graves de hechos sangrientos, sino unos diez años antes.
El arzobispo Carlos Garfias Merlos expuso que “todas las manifestaciones grandes de violencia que han surgido en la sociedad brotan del propio ser humano. La intención es profundizar en las raíces de la violencia y trabajar en ellas”, y agregó que las relaciones interpersonales están muy lastimadas en la actualidad.
Agregó que algunos de los factores que originan la violencia son la pobreza, la falta de educación, empleos y alternativas de desarrollo.
Finalmente se informó que la Jornada Diocesana por la Paz concluirá hoy domingo con una procesión que tendrá cuatro puntos de partida a las 4 de la tarde.
Los puntos de partida serán el Centro Internacional Acapulco (CIA), el zócalo de Acapulco, el parque de la colonia La Laja y La Cima, para concentrarse en la catedral en construcción de Cristo Rey.

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