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Me nutro del prójimo para encarnar personajes, admite Julieta Egurrola

Julieta Riveroll / Agencia Reforma

Ciudad de México

Firme activista desde los tiempos del “fraude electoral”, cuando Cuauhtémoc Cárdenas era el candidato presidencial del Frente Democrático Nacional en 1988, la actriz Julieta Egurrola, a sus 36 años de trayectoria artística, reconoce que su contacto con la realidad mexicana tiene una gran incidencia en su trabajo actoral.
“Como artista, siento el deber de participar porque este país me duele, me puede, lo quiero. Eso también conforma el bagaje que logro encauzar en mi quehacer teatral. Me nutro del prójimo para encarnar personajes”, admite Egurrola, quien el 18 de marzo pasado leyó en el Zócalo capitalino el Pronunciamiento por el Rescate de la Nación, que reunió a diversos sindicatos y organizaciones civiles opuestos al neoliberalismo.
La actriz optó por la disidencia a partir de la conformación del Sindicato de Actores Independientes, luego de que una auditoría revelara malos manejos y corrupción en la Asociación Nacional de Actores (ANDA) en 1977. Fue en ese momento, señala, que comenzó a tomar conciencia del país en el que vivía.
“Me doy cuenta de que puedo dar voz a los que no la tienen, como dicen los compas zapatistas, de que puedo ayudar con mi presencia o testimonio o incluso apoyar económicamente una causa. Estoy atenta a las injusticias, que están a la orden del día. He participado en todas las marchas que he podido y soy de los abajo firmantes.
Una de sus intervenciones más memorables fue cuando en la ceremonia del Premio Nacional de Ciencias y Artes, en noviembre de 2006, entregó una carta al Presidente Vicente Fox que incluía testimonios de mujeres violadas por policías durante el operativo de San Salvador Atenco.
Al lado de otros actores, Egurrola conformó el colectivo El grito más fuerte para darle voz a las víctimas de la violencia en México y ha trabajado a favor del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, de la Sociedad Mexicana Pro Derechos de la Mujer (Semillas) y de Greenpeace, organización junto con la que lucha para impedir la siembra de maíz transgénico en México.
Como miembro que es, desde hace casi cinco años, del elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro del INBA, bajo la dirección artística de Luis de Tavira, Egurrola se prepara para el reestreno de El jardín de los cerezos, de Antón Chéjov, una de sus obras preferidas del dramaturgo ruso aparte de Tío Vania.
“Es una obra que tiene que ver con el adiós, no sólo el adiós a la vida, porque Chéjov está muriendo. Es una obra entrañable y dolorosa porque Liuba (la protagonista que interpreta) pierde lo que era y al final dice ‘Mi jardín, mi alegría, mi juventud, adiós’”.
La puesta en escena tendrá lugar en la Sala Héctor Mendoza (Francisco Sosa 159, Barrio Santa Catarina, Coyoacán), del 18 de mayo hasta el 16 de junio, jueves y viernes a las 7 de la noche; sábados a las 6 de la tarde y domingos a las 5.
“Mi trabajo actoral tiene que ver con el contacto con la realidad del país en el que vivo, por eso me inmiscuyo en los movimientos políticos y sociales. Todo artista es revolucionario y yo lo asumo”, destacó la actriz y miembro de la Compañía Nacional de Teatro, Julieta Egurrola.

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