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Arturo Solís Heredia

CANAL PRIVADO

* Pasos para resolver conflictos

En ambientes tan espesos, voluntades tan enfrentadas y ánimos tan rasposos, como los de estos días nuestros, cualquier cosa que se diga, opine o comente acerca del conflicto que nos ocupe y preocupe en cada momento, es entendida, percibida o interpretada como defensa o ataque a favor o en contra de una u otra de las partes.

Y considerando, además de lo antes considerado, que no me gusta nada andar soplando hogueras de sobra sopladas, y que casi todos los conflictos se nos atoran, decidí compartir hoy aquí, con los lectores de este espacio, un breve y modesto manual de pasos, sencillitos pero básicos para resolver toda clase de conflictos.

Primero. Obvio y de rigor, condición sine qua non, el primer paso para resolver cualquier problema es: reconocer que existe el conflicto; y por ende, identificar y reconocer las causas.

Segundo. Casi tan obvio y de rigor como el anterior: expresar (las partes implicadas) el deseo de resolver el conflicto.

Tercero. Definir espacio y tiempo necesarios para abordar el problema.

Cuarto. Solicitar la ayuda de un(a) mediador(a).

Quinto. Escuchar a la otra parte sin interrumpirla.

Sexto. No dar nada por supuesto: si no se entendió algo, preguntar.

Séptimo. Formular frases que no suenen a acusaciones. Por ejemplo, en lugar de usar la segunda persona singular (tú dijiste), usar la primera (yo entendí).

Octavo. No juzgar y menos insultar.

Noveno. No retirarse del lugar sin tomar una solución concreta.

Décimo. No usar lo dicho en la reunión para divulgarlo después.

Undécimo. Generar el mayor y más variado número de soluciones al conflicto; y,

Duodécimo. Poner en práctica las decisiones que se han tomado.

Y como todo buen manual debe tener un instructivo, agrego un puñado de instrucciones, tan facilitas como útiles.

1.- Aléjese de la situación y respire hondo. Espere tranquilo un momento, mientras se calma. Si es usted el mediador, sugiera a las partes hacer lo mismo.

2.- Piense acerca de la naturaleza básica del conflicto y de cómo inició. Dese tiempo para diluir la situación hasta que prevalezcan las cabezas frías.

3.- Discuta lo que crea que podría ser un compromiso apropiado para ambas partes. Explique cómo se beneficiarían todos los involucrados.

4.- Permita que la otra parte responda y comparta su propia interpretación. Invite a un tercero, si no se ponen de acuerdo.

5.- Acuerde algo que satisfaga a ambas partes. Dé concesiones equitativas para lograr ideas coincidentes.

6.- Concluya el encuentro con acuerdos escritos o verbales. Tenga testigos que registren lo que vean y los detalles de los acuerdos alcanzados.

Sé que muchos dirán, aunque les haya gustado este manual, que “ya pa’ qué”, que “ya es muy tarde”, que “esto ya tronó”, y que ya no es hora de diálogo, sino de órdenes de aprehensión y despidos, o de movilizaciones y protestas mayores.

Pero también sé que muchos se contradicen, que piden aprehensiones pero también diálogo, o primero diálogo y luego aprehensiones.

Confieso que yo también tengo sentimientos encontrados. Esos que alguien describió con un ejemplo: imagina que tu suegra cae en un precipicio a bordo de un automóvil, un BMW nuevecito… de tu propiedad.

No me gusta ver policías desalojando maestros, pero menos me gusta ver maestros bloqueando autopistas; no me gusta ver maestros detenidos y encarcelados, pero menos me gusta ver maestros vándalos y violentos; no me gustan los conflictos sin diálogo, pero menos me gustan los diálogos sin voluntad para resolver conflictos.

Pero además, como dije al principio, casi todos los conflictos se nos atoran, así que no me preocupaba tanto este, sino los que seguro vendrán. Por eso, ahí les dejo el manualito, que no defiende ni ataca a nadie, que sólo está a favor de las soluciones y en contra de los conflictos.

Posdata: ayer por la noche, pareció extraña la tranquilidad del día, sólo oscurecida por la humareda del tlacolol. Todo indica, si la calma permanece, que el conflicto magisterial fue negociado en la Secretaría de Gobernación federal, con la participación de líderes cetegistas y la titular de la Secretaría de Educación de Guerrero. Si así fue, qué bueno. Lo malo es que, como sucede normalmente en los conflictos magisteriales, los ciudadanos no sabemos en qué quedaron. Qué bueno que negociaron, qué malo que no dicen qué negociaron. Y el reproche va para los gobiernos federal y estatal, pero sobre todo para la CETEG, enemiga presunta de acuerdos oscuritos.

 

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