Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Octavio Klimek Alcaraz

Tiempos del consenso

 

En una democracia todavía inmadura como la que se vive en México, y especialmente en Guerrero, se observan disputas sobre las formas de gobierno. Los consensos son difíciles de lograr, la pregunta a responder es cómo lograr los grandes acuerdos que nos permitan vivir en armonía y tener una vida digna para todas y todos.

Hasta ahora el modelo político imperante es el de la democracia representativa, pero se observa en amplios sectores de la sociedad de Guerrero un hartazgo hacia ella, que en las pasadas semanas fue claramente observable en la entidad. No tengo encuestas en mi poder, pero se perciben serios cuestionamientos por un sector de la ciudadanía guerrerense al desempeño del sistema de partidos políticos, base fundamental de la democracia participativa. Los partidos políticos hasta ahora tienen el monopolio para alcanzar el poder y ser gobierno. Lograr ser elegida o elegido a un puesto de elección popular sin el apoyo de un partido político es hasta ahora irrealizable. Para colmo, al ser nuestra democracia incipiente se debate más en los partidos políticos sobre la forma de elegir a un candidato, su valor de mercadotecnia electoral, que su propuesta, trayectoria o capacidad. En el pecado se ha llevado la penitencia, al día de hoy tenemos una clase política que seguramente, salvo honrosas excepciones, deja mucho que desear en su decir y hacer. No extraña, aunque no se justifica, que antagonistas al actual sistema de partidos políticos lo hicieron explícito en su día de furia contra las instalaciones en Guerrero de los mismos, aprovechando las coyunturas del movimiento de maestros.

Por ello, ante la evidente debilidad de la democracia representativa, se aplican en comunidades de la entidad otras alternativas basadas en la idea de la democracia directa a través de las asambleas. La siguiente pregunta a responder es hasta dónde el modelo de la democracia participativa puede convivir con la democracia directa.

Recuérdese primero que el viejo concepto de democracia es el de ser la forma de gobierno en la que el poder soberano pertenece al pueblo, en el que todos las personas tienen los mismos derechos, y en el caso de la democracia participativa la voluntad de la mayoría se expresa y se ejerce a través de candidatos y partidos que compiten. Una de las cualidades que se observa en una democracia participativa digamos ya madura, tipo europea, abierta y libre, es su férrea defensa de los derechos de las minorías. Las propuestas o las ideas de una minoría tal vez en un futuro pueden algún día llegar a ser mayoría y viceversa. Por ello, la libertad de ser diferente, de ser minoría, logra poner límites a quienes son mayoría. Además, en ecología se dice que la diversidad en un ecosistema es estabilidad. En un sistema político se puede aplicar el mismo concepto. En una democracia participativa no se pueden tomar decisiones para beneficio de una persona o grupo de poder, eliminado la diversidad del pensamiento crítico.

No trato en ningún momento de decir que hacer democracia directa es inadecuado, hay niveles de territorio done puede ser aplicable, como son las comunidades rurales, en los barrios y colonias, incluso en los niveles municipales, hay necesidad de impulsar para determinados fines la participación de la ciudadanía. Pero se debe ser cuidadoso, ya que de no implementarse de manera adecuada se puede anular el derecho de las minorías, al estar convencidos las mayorías de tener la razón absoluta. Eso es lo interesante de realizar la democracia directa, dar poder a la ciudadanía en su conjunto, sin desconocer a quienes son minoría. Sin embargo, no debe usarse la democracia directa en mi opinión para usarla como vía para acabar con la democracia representativa, por las limitaciones que puede llegar a tener. Lo que hay que hacer con esta última es mejorarla, para que llegue a ser realmente representativa.

Como todavía Guerrero está en el camino de ser una democracia, esperemos de tipo representativa, pero incluyendo también la directa. Esto causa que sea todavía una entidad que no tiene los medios suficientes para contener y prevenir la violencia de todo tipo en la que unas personas hacen objeto a otras. Donde todavía se debe buscar mejorar el bienestar humano para que los fuertes jamás puedan aplastar a los débiles.

Ante la debilidad del Estado en su conjunto respecto a la violencia cotidiana, en donde la impunidad es el signo de los tiempos, han surgido desde las comunidades a través entiendo, de modelos de democracia directa, las policías comunitarias, que en ellas han sido exitosas. Lo ideal sería que no existieran, pero existen. Como humanista y pacifista que soy no puedo aceptar que un ciudadano común tenga la necesidad de estar armado para defenderse de criminales. Pero esa es la triste realidad.

Si se quiere que eso cambie necesitamos más democracia, más justicia. Recuérdese que en una democracia madura el Estado es el único que se reserva el monopolio de la violencia. Por ello, necesitamos lograr en poco tiempo un Estado que gracias a la maduración de su democracia y mediante la rendición de cuentas continua, transparente y confiable pueda aplicar el monopolio de la fuerza de manera legítima, para así ofrecer la protección a su ciudadanía de aquellos que usan en su contra la violencia. En tanto eso se logra, la cuestión es buscar el consenso entre los principales actores respecto si además de los servidores del estado, a las policías comunitarias se les permite el uso de la violencia contra personas, además de que sea sólo conforme a las reglas que el Estado establezca. Es un asunto nada sencillo, que debe estar sujeta a condiciones de territorio (espacio) y tiempos determinados (fin de la violencia en un mediano plazo). Cuando no exista la violencia en Guerrero, perderá su razón de ser que la ciudadanía por sí misma tenga que proteger a sus comunidades.

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