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Cruz Azul cae con Morelia, aunque avanza a semifinales

Edgar Contreras / Agencia Reforma

 

Morelia

 

El siguiente destino de La Máquina es la Semifinal, donde se medirá al Santos. Cruz Azul consumó ayer una dulce revancha contra Monarcas, su verdugo en las 2 Liguillas de 2011 y al que ahora ocupó de escalón pese a caer 1-0 en el Morelos, pero imponerse 4-3 en el global.

Si bien los capitalinos perdieron la racha de 6 triunfos al hilo, tuvieron una vez más la fortuna de su lado.

Desde el minuto 2 cuando Jefferson Montero estrelló el balón en el poste, la suerte les hizo un guiño y les regaló otro en el segundo tiempo, cuando Jesús Corona evitó un autogol de Jair Pereira.

“Ésa jugada y la del primer tiempo que pega en el palo, cuando pasó eso pensé ‘hoy no podemos quedar fuera’, es esa pequeña suerte que tenemos tener para llegar alto”, aceptó Mariano Pavone.

Fue precisamente el Tanque el que le puso tensión a la serie. En el primer tiempo, falló un remate de rutina solo frente al portero; luego superó en el mano a mano a Federico Vilar, pero una barrida de Joel Huiqui le impidió anotar. Después, al 38’, encaró otra vez al arquero rival, pero cruzó demasiado su disparo y para su mala fortuna salió lesionado de la pierna derecha en esa jugada.

Cuando Rodrigo Salinas venció a Corona con un zapatazo de media distancia al 44’, parecía que las pesadillas regresaban, pero Cruz Azul tuvo la frialdad para superar los embates.

Los laterales Gerardo Flores, quien estrelló un balón en el travesaño, y Julio Domínguez renunciaron al desborde por la banda. Contra volantes tan peligrosos como Joao Rojas y Jefferson Montero con Monarcas, habría sido un suicidio descuidar los costados.

Cruz Azul perdió la pelota, pero no el orden. Cuando más asfixiado estuvo, siempre hubo alguien, como Christian Giménez o Gerardo Torrado, que procuró cortarle el ritmo a un rival que agotó sus cambios al 73’.

En busca de ese tanto, el técnico Carlos Bustos apostó por los mismos delanteros del juego de ida: Carlos Ochoa y Sergio Santana, lo suficientemente altos como para buscar un centro, pero el cuadro local abusó del pelotazo, ante un conjunto con empaque muy distinto al de hace 2 años.

Los Cementeros dejaron que la presión consumiera a Monarcas, que el año anterior se quedó a un gol de eliminar al América y ahora le pasó lo mismo con todo y que en 12 partidos con Bustos apenas perdió un partido.

Mientras, La Máquina sigue encarrilada camino al título que se le ha negado hace 15 años, pero hoy sus tripulantes piensan que la suerte del campeón coquetea con ellos.

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