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Invertir en libros para niños evita que el gobierno gaste en más policías: escritor

Karla Galarce Sosa

Para el escritor de literatura infantil, Antonio Malpica, el subsidio gubernamental para llevar más libros a los niños, niñas y adolescentes, es la única manera de evitar el gasto que origina la contratación de más policías en México.
Entrevistado al concluir una charla que sostuvo con alumnos de secundaria del colegio privado La Paz, el autor de Objetivo miedo y Ulises 2300, expuso que los libros en algunas casas llegan a ser objetos de lujo para muchas familias debido a que la prioridad para muchas de ellas es tener dinero para comer.
El artista lamentó no poder llegar a los chicos que no tienen la posibilidad económica, a pesar de que su formación la realizó en escuelas públicas.
“De pronto quisiera que hubiera más hambre de lectura o más programas que los cobijaran. El año pasado estuve en Colombia y allá las escuelas públicas tienen programas lectores hasta con mayor alcance que los programas de escuelas privadas, pero a iniciativa de los chicos se enamoran tanto de la lectura que los papás no temen gastar en ello. Tal vez sea lo único que lamente”, expresó Malpica luego de firmar libros que los jovencitos llevaron.
El abordaje que hace un adolescente a un libro no es del modo que más deseó el autor de Las mejores alas, Querido tigre Quezada y Fábula de la pelota y la fuente, sino que quisiera que los libros llegaran a más personas pues consideró que “allí es donde está la educación” y no sólo en los “chichos privilegiados”.
“Llegar a los privilegiados que pueden tener un libro no es realmente educar al país, es el granito de arena que quiero poner, llegar a esos chicos, pero es cierto que las editoriales son negocios y no hay otra forma que poniendo en casa, los libros a quienes pueden comprarlos”, comentó.
Agregó que poco a poco, el país se irá haciendo un país de lectores; hecho que calificó como utópico, pero que cada día hay más lectores de libros.
–¿Qué tan importante es que los gobiernos destinen un presupuesto para fomentar la creación artística? Se le preguntó al también dramaturgo.
–Mucho. Porque el arte en éste país no podemos pensar que sea autosuficiente. Hay que meterle dinero para que los chicos de la sierra puedan escuchar una sinfonía y que no paguen, pero no hay otra forma de educar, por lo pronto. Ahora, en todos los sentidos, la cultura sí es necesario invertir en ella y no se puede pensar en un pérdida (…) Si se piensa en invertir en más patrullas, por qué no se piensa en regalar libros, o en que toque la orquesta en la sierra o, que los niños vayan a una obra de teatro; eso es la única forma de prevenir en la necesidad posterior de contratar a más policías. Uno como autor quisiera que sus libros llegaran a todos lados, y no solamente a aquellos que tienen el poder adquisitivo para tener un libro, estando en un país de tantos problemas como el nuestro, tienes que pensar muchas veces en que si comes o lees. Creo que recae en el gobierno, quien es el que tiene que atender éstas necesidades y he visto que las bibliotecas de aula creo que están funcionando y gracias a eso es que muchos de mis libros pudieron llegar a los niños de escasos recursos y podían leer mis historias.
Habló también de que el entretenimiento tiene que ir por lados distintos. “Un libro se vuelve un objeto de lujo en una casa. En mi opinión, las salas de lectura en aulas son esfuerzos válidos que quizás sean insuficientes pero cuando menos llaman la atención de los niños para leer en casa, aunque sea con un libro prestado”, expresó.
El escritor consideró que la felicidad de los niños no radica en el nivel de vida que su familia les ofrezca, sino en la calidad de vida que tengan y que desempeñen actividades que correspondan a su edad.
“Creo que la felicidad en la niñez es una condición que brindan los padres y que lejos de ser una cuestión de bolsillo o de holgura económica, los niños se sobreponen a las tragedias o a las situaciones penosas porque no se les da la melancolía o la depresión cuando se sienten cobijados y queridos por sus padres. Más allá de que tengan un ipad o un caballo de palo es en cierta forma irrelevantes si el núcleo familiar está funcionando bien porque, el año pasado publiqué Margot (el personaje principal y el título de su más reciente novela publicada) y ella vive en un basurero (…) pero por ejemplo, cuando hay una catástrofe natural, si las cámaras alcanzan a tomar a los niños ellos están chapoteando en el agua cuando hay inundaciones”, dijo.
Convocó a cuidar factores como la alimentación en la infancia, debido a que “si en una familia de ocho integrantes, el dinero alcanza para dar alimento sólo a dos de ellos, entonces, los otros cuatro deberán trabajar y es ahí donde se trastoca la infancia, cuando se deja de ser feliz”.
–¿Qué pronóstico tienes para las infancias que están rodeadas por la violencia originada por el narcotráfico y el crimen organizado, aquellos quienes a los 13 años ya delinquen?
–Mucho de lo que ocurra con las infancias del país es con que no se resquebraje el núcleo familiar. Estoy convencido de que nada puede hacer daño como niño siempre y cuando se tiene el soporte de una familia que guía y quiere; no es que realmente el narco seduzca a los niños, sino que se trata de niños desamparados que ante la falta de valores, ceden a la menor insinuación de poder y de dinero fácil. Lo triste es que éste es un problema que tiene que ver con una descomposición social más general como con la corrupción.

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