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Cuestiona con dureza la violencia en el país el ganador del Premio Juan Ruiz de Alarcón

Claudio Viveros Hernández

 

Taxco

 

“¿Cuántos muertos estamos esperando que haya en México todavía, luego del sangriento sexenio de Felipe Calderón, para poner manos a la obra?”, preguntó el dramaturgo Jaime Chabaud Magnus, al recibir el Premio Nacional Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza.

La inauguración de las 26 Jornadas Alarconianas fue de compromisos ante las necesidades y demandas por atender que asumió el nuevo titular de la Secretaría de Cultura, Manuel Zepeda Mata, en esta ciudad para el caso de este festival cultural que tuvo un comienzo singular, con notable asistencia de públicos.

Pero, por otra parte, el acto fue para poner en tela de juicio ante la opinión pública el clima de violencia, inseguridad y muertos que dejó la administración panista y continúa ahora con otro sello partidista sin que se vea el fin, lo que fue duramente cuestionado por el dramaturgo ganador del Premio Nacional Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza, Jaime Chabaud Magnus.

En su turno, el nuevo secretario de Cultura, Manuel Zepeda, quien tomó posesión del cargo el viernes en una serie de nombramientos masivos, expresó que desde el comienzo de la administración del gobernador, Ángel Aguirre Rivero, se ha cultivado el reconocimiento, el respeto, la inclusión y el fomento de todas las manifestaciones culturales de Guerrero.

 

Fomentar la pertenencia a la cultura guerrerense

 

“Nos mueve el afán de generar proyectos propios y que respondan a fomentar la pertenencia a nuestra cultura guerrerense”, dijo, y agregó “para mí como cabeza de la Secretaría de Cultura, es un placer agradecer su asistencia e invitarlos a disfrutar las Jornadas Alarconianas, para recordar a los guerrerenses y a México, que Taxco, la ciudad colonial por excelencia, es también la ciudad teatro por ser un punto de encuentro entre creadores, pero sobre todo por la herencia teatral que Juan Ruiz de Alarcón ha dejado a México y el legado escénico que está depositado en nuestros creadores guerrerenses”, de quienes subrayó la decisión y perseverancias como características que encuentra en cada uno de los creadores y artesanos de Guerrero.

Emocionado, añadió que se puso atención en ofrecer, además de espectáculos de gran calidad y talento en el interior de las sedes y en las calles, formación escénica especializada a través de los talleres que albergarán la Casa Borda y el CEPE UNAM respectivamente, por lo que dio a conocer que hubo una demanda por demás favorable.

“Para nosotros es muy importante porque reconocemos en nuestros creadores el potencial y la fuerza de sus creaciones. Queremos acercar el conocimiento y las herramientas necesarias para inspirar creaciones a las nuevas generaciones para enfrentar el contexto competitivo de las artes escénicas de nuestro país y el mundo”, agregó.

En su nueva faceta como funcionario,  destacó también el esfuerzo de su equipo humano, en la búsqueda de satisfacer las más altas expectativas del público que asiste a los actos culturales en general y en particular a las Jornadas Alarconianas.

Detalló que entre la Secretaría de Cultura de Guerrero, la UNAM y la Compañía Nacional de Teatro, dos de las más grandes instituciones de formación académica y de producción de espectáculos de teatro en nuestro país, se gestionó un esquema de colaboración para brindar a Taxco la mejor experiencia, única e inédita en Guerrero, como el hecho de presenciar obras clásicas y contemporáneas en un dispositivo escénico conocido como la Corrala del Mitote, un escenario sui generis “que pareciera transportarnos al Londres de la Reina Isabel o al Madrid de Felipe IV” a manera de fórmula para hacer re-sentir el espíritu del tiempo del Siglo de Oro español y considerando los espacios arquitectónicos coloniales de Taxco.

Por parte de la federación, la coordinadora de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes, Stasia de la Garza, expresó que en un escenario como Taxco se dan cita los mejores de los mejores de nuestro teatro nacional “y esta tarde no es la excepción: Estamos aquí para celebrar a un gran dramaturgo, editor, promotor y un apasionado enamorado del teatro, de nuestra tierra y de otras, de nuestra época y de otras épocas”, a Jaime Chabaud Magnus, y pidió un aplauso inmenso al público reunido en las graderías y patio de la Corrala del Mitote.

 

Apoyar en todo lo que Guerrero necesite: INBA

 

La funcionaria cultural celebró también que ahora Guerrero cuente con una “flamante Secretaría de Cultura; Manuel Zepeda –dijo–, de verdad (es un) honorable, activo, dinámico nuevo secretario de Cultura, y la promesa de esta coordinación nacional de Literatura es que desde nuestro ámbito habremos de apoyarte en todo lo que Guerrero necesite, es un compromiso que tenemos tú y yo. Ya lo teníamos y lo refrendamos aquí en este espacio, por ti y por Guerrero”.

Al dar la bienvenida, el presidente municipal de Taxco, Salomón Majul González, dedicó la mayor parte de su intervención en agradecer al gobernador, Ángel Aguirre Rivero, por promover a Taxco y enviar saludos a varios de los invitados, la mayoría diputados y algunos alcaldes presentes como el de Chilpancingo, Mario Moreno Arcos, y el de Buenavista de Cuellar, Elías Salgado Sámano.

Aprovechó para felicitar al nuevo secretario de Cultura del gobierno estatal, de quien dijo “quiero que sepan que es mi amigo, además, es alguien joven, honesto y trae una visión muy clara de lo que necesita la cultura para salir adelante y, sobre todo, para causar impacto a nivel nacional, para volver a Guerrero un destino cultural” junto con el turismo, por lo que enfatizó la importancia de enfocarse en este binomio.

 

Urgente considerar al teatro para sanar al país

 

Luego de recibir el Premio Nacional de Dramaturgia, Jaime Chabaud agradeció la distinción y dio riendo suelta a su libertad como creador sin olvidar el contexto que vive el país azotado por la muerte y la violencia.

Recordó la figura del maestro Héctor Azar, quien diera impulso al festival en 1988, quien entre muchas cosas que dejó al teatro mexicano, así como su obstinada idea de que el teatro puede cambiar a la sociedad, porque, como él decía, “el teatro bien educa o mal educa, pero educa”.

A partir de esta premisa el galardonado habló entonces sobre la pertinencia del teatro en el “México bárbaro que vivimos”, y demandó la urgencia de considerar al teatro (las artes, la lectura, y el deporte) como “un elemento valiosísimo para sanar a un país que se multiplica en huérfanos y viudas, en miedo e incertidumbre, no puede instalarse en el imaginario de nuestros políticos si los propios hacedores no logramos que entiendan sus beneficios”.

Sostuvo que muchas son las experiencias de países que durante conflictos armados o épocas de violencia extrema (y después de éstas), emplearon expresiones artísticas (y al teatro como una de las principales) para ayudar a la reconstrucción de los dañados tejidos sociales, al cierre de dolorosas cicatrices, como en los Balcanes, las masacres en Ruanda hasta la guerra sucia en Colombia o la dictadura en Argentina, que hablan de su inmenso valor en la sanación de un pueblo y las víctimas de la barbarie.

Lanzó el desafió y la pregunta obligada de viva voz: “¿Cuántos muertos estamos esperando que haya en México todavía, luego del sangriento sexenio de Felipe Calderón, para poner manos a la obra?”.

Argumentó que Jorge Castañeda y Rubén Aguilar en su libro Los saldos del narco hablan de más de 100 mil, y el dato lo destacó como “un número muy superior al de muertos que produjo la rebelión en Libia que derrocó a Muammar Gaddaffi, pero donde, al final, cayó un régimen antidemocrático y “aquí sólo tenemos muertos y ningún cambio de fondo”, fue su cuestionamiento.

Chabaud recordó que si durante la conquista de la Nueva España, la iglesia se sirvió del teatro para la evangelización y la intelligentsia criolla lo usó para atraer al pueblo a la causa independentista de 1810, el siglo XX y el México post revolucionario comprendió su utilidad como vehículo didáctico o propagandístico, al grado de que hasta el ex presidente Luis Echeverría entendió su conveniencia y lo empleó para las brigadas de Orientación Campesina de la Conasupo (Compañía Nacional de Subsistencia Populares) en los años 70 del siglo pasado.

Se refirió por igual a las Misiones Culturales del vasconcelismo y el cardenismo de los años 20 y 30, en los 50 el CREFAL (Centro Regional para la Educación Fundamental de América Latina) de la UNESCO en Michoacán, donde se habían apreciado las capacidades educativas y transformadoras del teatro.

Como reto, agregó, que si a éstos resultados se suma la increíble cualidad sanadora que el teatro ha demostrado en las experiencias internacionales citadas, “tendríamos que pensar en incorporarlo no sólo dentro de los planes de cultura gubernamentales sino también de seguridad pública. Y a esta consideración no debiera estar ajeno ningún nivel de gobierno, sea este municipal, estatal o federal”.

 

Un caso de teatro y violencia en Guerrero

 

Para sorpresa de los presentes, particularmente del asombro de los diputados y autoridades locales, el dramaturgo hizo volver los ojos a un hecho registrado el 6 de abril de 2011, apenas cinco días después de que el actual gobernador asumiera el cargo. “Fue torturado y decapitado en el puerto de Acapulco el actor, director de escena y maestro en Sicología de la Universidad Autónoma de Guerrero, Roberto Abarca. Tenía 42 años y una familia a la que dejó en orfandad por una guerra que no era la suya. El cobarde homicidio fue producto de un secuestro del que se pagó el rescate sin que se respetara la vida de Roberto porque ya no existen reglas ni códigos ni honor alguno. El botín fue de unos miles de pesos, un muerto y una familia destrozada. La esposa de Roberto y su pequeña hija de 8 años huyeron de Guerrero, desplazadas de su hogar y familia, sin que se les prestara mayor auxilio y sin que la universidad a la que dedicó su vida se haya preocupado de darles las pensiones respectivas de viudez y orfandad. Apenas hace una semana, la casa de estudios liberó las pensiones sin una disculpa por lo menos de dos años en que esta familia quebrada padeció duelo y carencias económicas”.

Chabaud Magnus conoció al teatrista ido como actor y director de escena del Centro Cultural Carrizo en el puerto cuando, a fines de los años 90 del siglo XX, montaron una de sus obras El ajedrecista, y de ahí vino una amistad que los ligó como a otros artistas y jóvenes inquietos que se quedaron marcados por la sangre y el olvido de las autoridades. Eso hizo cimbrar la ceremonia que cambió y movió a todos en un aplauso y rechazo contenido contra lo que aquí sucede.

En la inauguración, la diputada local y presidenta de la Comisión de Cultura, Laura Arizmendi, hizo entrega del premio al bando Alarconiano 2013, que correspondió al acapulqueño, Luis Ángel Vargas, quien no asistió, y lo recibió una integrante del Consejo Consultivo del festival alarconiano, que posteriormente leyó el actor guerrerense Dagoberto Gama.

Asistieron la maestra Cecilia Marelo, de la Compañía Nacional de Teatro, los diputados locales Marcos Efrén Parra Gómez, Omar Jalil Flores Majul, Oliver Quiroz Vélez, Olaguer Hernández Flores y Karen Castrejón, entre otros.

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