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Especialistas en demografía llaman a revisar las cifras para el Plan Nacional de Desarrollo

Agencia Reforma

 

Ciudad de México

 

En vísperas del lanzamiento del Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2013-2018, especialistas en demografía urgieron a la administración de Enrique Peña Nieto a establecer metas programáticas con base en las mejores cifras posibles.

Convocados por Reforma a participar en un foro de discusión sobre la importancia de las cifras en el PND, Silvia Giorguli, directora del Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales de El Colegio de México; René Zenteno, académico de El Colegio de la Frontera Norte y el demógrafo Carlos Galindo, coincidieron en que el nuevo gobierno tendría que revisar y ajustar las últimas cifras publicadas por el Consejo Nacional de Población (Conapo) en noviembre de 2012, en diálogo con académicos y con representantes de la sociedad civil, para un mejor ejercicio de planeación.

“Esperaríamos que la planeación del país se dé en función de las mejores cifras posibles, no solamente por el impacto que tienen en los temas específicos de población, como el de migración, salud sexual y reproductiva, sino también porque definen las metas de otros sectores. Si hablas de uno de los ejes centrales de esta administración, la Cruzada contra el Hambre, la población es un insumo básico para definir metas y las proyecciones de perspectiva a futuro”, indicó Giorguli.

“Tiene que haber mucha claridad en la forma en que se hicieron las estimaciones, y ahí es donde especialistas en estimaciones, demógrafos y otros sectores tendríamos que tener la posibilidad de dialogar”, agregó.

El Censo de Población y Vivienda de 2010 confirmó que la población del país estaba subestimada en cuatro millones de personas. Mientras las proyecciones del Conapo calculaban a 108.4 millones de habitantes para ese año, el Censo arrojó que México contaba con 112.3 millones de personas.

A raíz de los resultados del Censo, la Sociedad Mexicana de Demografía (Somede) -dirigida entonces por Giorguli- fue invitada por el gobierno federal para realizar una conciliación, es decir, un ejercicio donde se realizan ajustes en las estimaciones de mortalidad, fecundidad y migración con el fin de lograr coherencia en las cifras de población.

Sin embargo, la conciliación de la Somede, que estimaba una tasa de fecundidad más alta a la de Conapo, asociada a embarazo adolescente, una baja en la esperanza de vida de los hombres -relacionada con muertes violentas- y un saldo neto migratorio cercano a cero, no fue tomada en cuenta por la administración anterior.

“En fecundidad y mortalidad hay un efecto muy directo de evaluación de la política demográfica del sexenio pasado. Puede que haya una discusión sobre fuentes de datos que es muy técnica, pero también hay una discusión sobre qué pasó con la política de salud sexual y reproductiva en México, por qué el embarazo adolescente prácticamente se estanca, por qué no se modifica la fecundidad de las mujeres jóvenes en México”, señaló Giorguli.

“El tema de mortalidad fue bastante ríspido. Señalar esta baja en la esperanza de vida masculina te habla de un aumento en la mortalidad por muertes violentas en edades jóvenes de hombres, que también te habla de una evaluación de lo que fue una de las políticas del sexenio pasado”.

Tres días antes de que concluyera el gobierno de Felipe Calderón, el Conapo publicó nuevas estimaciones, sin precisar su metodología.

“Una de las preocupaciones de los demógrafos es que no se conoce el documento de conciliación censal final con el cual el Conapo sustentó las proyecciones de población. Eso mete mucha incertidumbre”, advirtió Zenteno, quien fuera subsecretario de Población durante la gestión de Francisco Blake como secretario de Gobernación.

“El Conapo tomó niveles de fecundidad y de migración internacional distintos a los que se propuso la Somede, no se sabe por qué”.

Zenteno, experto en migración internacional, cuestionó el que Conapo hubiera publicado cifras insostenibles en la materia, señalando que 3.5 millones de mexicanos emigrarían durante el sexenio, cuando el Censo de 2010 y estimaciones oficiales en México y Estados Unidos advierten un saldo neto migratorio de casi cero.

Si bien el Conapo ajustó la cifra a 2.3 millones de emigrantes en el sexenio, apuntó, todavía sigue siendo un número alto, cuya estimación no ha sido justificada.

Tomando en cuenta estos indicadores, alertó, la actual administración no está basando su visión demográfica en las mejores cifras.

Por su parte, Galindo explicó que es difícil mover las cifras, pues están amarradas entre si.

“Necesitas un trabajo fino de ajuste, porque mueves una y se desajusta otra. Dejas de considerar la migración cero, y a 30 años la población mexicana aumenta mucho más de lo que habíamos previsto. Es un trabajo fino que requiere atención técnica especializada, y en ese sentido es importante, primero, hacer que los estudios y las evaluaciones sean públicas”, remarcó.

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