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Ríen en Taxco con el espectáculo La Feria, basado en juegos populares tradicionales

Óscar Ricardo Muñoz Cano

 

Taxco

 

Sopa de letras, Piedra, papel o tijeras, La lotería, Inventar canciones y La pirinola, fueron los juegos que realizaron los miembros del grupo de improvisación teatral ImproTop que obligaron, literalmente, a reirse a las cientos de personas que llenaron el espacio escénico Corrala del mitote la tarde del miércoles para ver el espectáculo La Feria.

Al grito de: “Somos viajeros errantes, eternos caminantes por tierras lejanas ciudades distantes…. Venimos a jugar, a inventar con ustedes historias muy bellas…”, los actores comandados por Fabián Garza, escenificaron la historia peculiar de un grupo de viajeros errantes que llegó a Taxco para contar historias usando como punto de partida la sopa de letras, donde con la primera letra obtenida de un cazo, los actores tenían que armar personajes, diálogos y situaciones.

Y si bien, a priori, no se veía tan difícil, luego de utilizas letras como la B o la J para crear a personajes como una boa o a un español que repetía y repetía “¡Jolines!”, la trama se volvió más difícil cuando llegó el turno de la X o la W, donde el actor incluso habló en inglés para salvar el juego, cuya historia principal trató sobre un desierto, donde una boa se comió a un español sediento, al que después vomitó, ante las miradas de dos cactus testigos, que fueron devorados por el español, generando así las primeras risas del público.

No obstante, cuando llegó el turno a Piedra, papel o tijeras, las risas pasaron a carcajadas.

Y es que la historia, propuesta por el público, narró cómo un abuelo de 500 años y que practicaba deportes extremos, trató de tirarse a los acantilados de La Quebrada de Acapulco, ante la mirada triste de su nieta. Al ver esto, el abuelo le dice que lo decidiría con base en un juego, Piedra, papel o tijeras, mismo que perdió, para continuar con otra escena repitiendo el patrón del juego.

Pero no sólo se repitió el patrón, sino el personaje, pues al resultar del agrado de todos ese abuelo tan especial, la historia continuó, ahora en su casa, donde a todos sus nietos les narró cómo un buen día, en su juventud, estando de cacería se encontró a un cocodrilo de apellido Fernández, mismo que al conocer que el apellido del abuelo era Rodríguez, recordó que ambos apellidos están enfrentados a muerte.

Así que ahí, en ese momento, tanto abuelo como cocodrilo lucharon a muerte, y cuando el primero iba a dar muerte al animal, éste le pide que le perdone la vida, cosa que el abuelo acepta siempre y cuando gane el Piedra, papel o tijeras.

Luego de que el abuelo mostrara el cinturón y las botas que se hizo con la piel del cocodrilo, reveló ante el público, luego de haber perdido el Piedra, papel o tijeras, el secreto de sus 500 años. Todas las noches, su difunta esposa era enviada por la muerte para llevárselo pero, y resultaría obvio para los presentes, éste le jugaba la vida en un Piedra, papel o tijeras desde entonces.

Y así, en medio de la sorpresa de los nietos es como se apareció la abuela ante todos para realizar su ritual, mismo que ante las carcajadas de todos concluyó pues en esta ocasión sí le ganó el juego a su esposo, quien resignado se despidió, terminando el juego.

Al llegar el turno de La lotería, la historia no pudo ser más rara. Al tratar de armar una historia con las cartas de la lotería, los asistentes a la Corrala del mitote presenciaron cómo un viejo joyero de Taxco fue requerido por una princesa para que le hiciera un anillo, primera carta que salió ,que tuviera el alma de una dama. Este a cambio, recibiría como pago una estrella.

Para ello, solicitó consejo a una campana, carta que salió en el momento, misma que le dijo que en la iglesia encontraría a un catrín que le diría cómo atrapar a una dama y al atraparla, bajo promesa de muerte, le fue retirada su alma para ponerla en el anillo.

Pero cuando el viejo joyero estaba trabajando tocaron a su puerta. Era la dama convertida en sirena, quien le revelaba que era una de tantas engañadas por el catrín. Tras esto, el viejo joyero decidió no hacer el anillo y prefirió regalarle la luna a la princesa que, como regalo extra, recibió además una corona.

Así que, agradecida, la princesa le regaló al viejo joyero la ciudad de Taxco, por lo que el público aplaudió y vitoreó a los actores.

Inventar canciones, fue el nombre del siguiente juego. Y como una especie de intermedio musical, los actores pideron la colaboración del público para ayudarlos a armar una canción, tocándole la suerte a una pequeña. A la que le preguntaron cosas cómo su nombre, su comida favorita, el nombre de su mascota, y cuál sería el nombre de su novio soñado.

Con esos datos, y con los aplausos acompañados de la gente, se dieron a la tarea de cantar una canción acerca de Camila, espaguetti, un emperador, y un tal Josué.

Finalmente, al llegar el turno de La pirinola, las cosas no podían estar mejor: la gente se peleaba por participar, pero un niño fue favorecido para mover la pirinola y obligar a los actores a tomar pelucas, sombreros, vestuarios, juguetes, lentes, y alguno que otra cosa bastante loca, para presentar varias escenas, mismas que fueron aplaudidas por un público entregado.

El espectáculo La Feria nació en 2010 como una coproducción entre Conaculta Alas y Raíces e ImproTop para el Festival de Teatro del Día del Niño en el Centro Nacional de las Artes. Con la dirección artística de Micaela Gramajo, música y letra por Genaro Ochoa y Fernando Jiménez, se ha presentado en diversos festivales nacionales.

A decir de su página web oficial, se utilizan de cinco a ocho maletas en cada presentación de La Feria; cada maleta contiene por lo menos entre 20 y 30 artículos con los que se puede jugar durante la función, haciendo un total de más de 100 objetos. La peluca de colores es el implemento que más ha jugado en todas las presentaciones de La Feria, escencialmente porque es muy grande y es la primera en ser elegida.

Por su parte, El diablito y La sirena son las cartas que más se han jugado en el reto de La Lotería.

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