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El Bayern Munich gana su quinta Copa de Europa; vence 2-1 al Dortmund en la final de la Champions

DPA

 

Londres

 

El Bayern Munich ganó ayer la quinta Copa de Europa de su historia al vencer por 2-1 al Borussia Dortmund en una bella y emotiva final alemana resuelta con un gol del holandés Arjen Robben a un minuto del cierre.

Los dos equipos ofrecieron una gran pelea. Y un enorme final, con Robben, tan criticado en los últimos años, consiguiendo un gol en el primer duelo decisivo de la Liga de Campeones entre rivales alemanes.

Ambos equipos demostraron que el fútbol alemán tiene motivos suficientes para comenzar a pensar en una etapa hegemónica. No sólo tienen grandes jugadores, sino grandes equipos y grandes propuestas. Aunque esta final la resolvió un holandés.

Fiel a su naturaleza indómita, el Borussia Dortmund no aceptó nunca el papel de víctima que se le atribuyó en la previa. Lejos de refugiarse cerca de su área y jugar a la contra, se fue a buscar a su rival muy arriba, casi con marcas individuales, y el Bayern fue un equipo desconcertado durante muchos minutos. Otra vez Jürgen Klopp, el gran estratega del Dortmund, sacaba conejos de su chistera.

Hasta tres veces tuvo que intervenir el arquero del Bayern, Manuel Neuer, en los primeros 20 minutos a disparos de Blaszczykowski, Lewandowski y Reus. Era un gran Borussia Dortmund, un equipo atrevido hasta el final.

A cambio, al Bayern Múnich le costó mucho tiempo descifrar el planteamiento de un rival que generó superioridad en la medular y lo obligó a tirar pelotazos arriba para comenzar cada ataque.

Javi Martínez tuvo que hacer de sí mismo y de Schweinsteiger, desubicado durante todo el partido. Además, los laterales nunca generaron superioridad y Mario Mandzukic siempre estuvo bien vigilado.

Con Franck Ribéry difuminado por un marcaje doble, al Bayern le quedaban las balas de Robben, de fogueo hasta la jugada final.

A los 31 minutos tuvo un mano a mano ante Weidenfeller y el arquero del Dortmund sacó la pelota. Y a dos minutos del final de la primera mitad se encontró el balón tras un error de Mats Hummels y volvió a tirar sobre el portero. La hinchada muniquesa se desesperaba mientras Robben pedía explicaciones al cielo.

El Borussia Dortmund se fue al descanso con la sensación de haber jugado el encuentro que quería. Pero le sucede que tiene que hacer mucho para crear un poco, todo lo contrario que un Bayern que es capaz de generar excelentes oportunidades casi de la nada. En cualquier caso, había sido una gran primera parte.

La segunda mitad comenzó igual, pero el paso de los minutos jugaba ante un Bayern que es un titán físico. Además, el esfuerzo del Borussia Dortmund era extremo.

Ocurrió que el conjunto de Klopp comenzó a partirse más de lo que deseaba su técnico. Y a los 60 minutos, el aguijonazo del Bayern llegó cargado de veneno. Schmeizer tiró mal el fuera de juego y esta vez Robben no se empeño en resolver solo, sino que buscó el pase atrás para que el croata Mario Mandzukic marcara a placer.

Pero el futbol pertenece a los futbolistas, también para lo malo. A los 68 minutos, Dante midió horrible y le pegó un tremendo rodillazo dentro del área a Reus. El inesperado regalo se tradujo en un penal anotado por Gundogan que recuperó el empate y toda la emoción, ya elevada a cotas siderales.

A los 72 minutos la tuvo el Bayern, con un mano a mano que ganó Thomas Müller, pero cuyo disparo fue sacado milagrosamente por Subotic sobre la línea de gol. Las hinchadas comenzaban a vivir el partido al borde del infarto.

Con Javi Martínez dominando la medular, el Bayern Múnich pasó a dominar hasta el final a un Borussia Dortmund atacado por la fatiga. Y en la jugada final apareció Robben para marcar el gol de su redención.

Acostumbrado a escuchar cientos de críticas sobre su tendencia a errar grandes ocasiones en las finales -y en esta había desperdiciado dos-, Robben supo encontrar al fin su momento de gloria. Ocurrió en un balón llovido que se quedó el holandés, quien entró desde atrás como un rayo y supero a Weidenfeller con un sutil toque.

Entonces su hinchada estalló de alegría. Robben, el “maldito” Robben, le había dado al Bayern su quinta Copa de Europa con una asistencia y un gol final. Y con ello el equipo bávaro conseguía el ansiado trono continental. La gloria era del Bayern, por cortesía de un jugador holandés ahora redimido.

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