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Dan otra distinción en Cannes a La jaula de oro; premian a trío de jóvenes actores

Mónica Delgado / Agencia Reforma

 

Cannes

 

Los tres adolescentes protagonistas de la película mexicana La jaula de oro ganaron ayer el Premio a la Mejor Interpretación, denominado Un Cierto Talento, en la segunda sección más importante del 66 Festival de Cine de Cannes, Una Cierta Mirada.

Los guatemaltecos Karen Martínez y Brandon López, y el mexicano de origen tzotzil, Rodolfo Domínguez, son menores de edad y ninguno es actor profesional.

En la cinta, interpretan a ilegales centroamericanos que emigran de su país con el objetivo de llegar a Estados Unidos, y atraviesan México como pasajeros clandestinos en trenes de mercancías.

El elenco recibió el premio en compañía del director, el hispano-mexicano Diego Quemada-Diez, y lo dedicó a los migrantes.

“Muchas gracias a todos. El premio va también para todas esas personas que pidieron que contáramos su historia. Como digo en la película, ahora siento un montón de animales corriendo dentro de mí” declaró Karen Martínez.

Esta es la segunda ocasión que una película mexicana gana un premio de interpretación en esta sección, ya que en 2006 el músico calentano Ángel Tavira lo obtuvo por El Violín, de Francisco Vargas.

Es también el segundo año consecutivo que México se lleva un trofeo en Una Cierta Mirada, luego de que en 2012 Después de Lucía, de Michel Franco, se coronara como Mejor Largometraje, honor que en esta ocasión recayó en la película franco-camboyana  L’Image manquante.

“(Los actores) eran la apuesta de la película, pues yo quería tener intérpretes que provinieran realmente de esas zonas marginadas de Guatemala y de los Altos de Chiapas. Es maravilloso que el festival los apoye, que les diga que hicieron un gran trabajo, que su voz es importante”, dijo Quemada-Diez, en entrevista.

“Todos son artistas: Rodolfo es músico; Karen hace teatro de calle, y Brandon toca en un grupo de música. Ellos saben, pues nosotros se los dijimos, que esta puede ser una oportunidad única. Quién sabe si algún día vuelvan a actuar o a venir a este festival, pero es un aliciente para que sigan con su expresión artística”.

La jaula de oro obtuvo también ayer la mención especial del jurado del premio François Chalais, auspiciado por el Ministerio de Cultura y el Centro Nacional del Cine, que se entrega a películas comprometidas y ancladas en la realidad.

El filme suma ya tres premios en Cannes, pues el viernes recibió también el galardón Gillo Pontecorvo, y hoy podría llevarse un cuarto galardón: la Cámara de Oro a la Mejor Ópera Prima.

 

Gana cinta francesa el premio de la crítica internacional

 

La película francesa La vie d’Adèle, del director francés nacido en Túnez Abdellatif Kechiche, se hizo ayer con el primer premio en Cannes, el FIPRESCI que otorga la crítica internacional.

La vie d’Adèle (chapitre 1 & 2) parte como una de las máximas favoritas a alzarse mañana domingo con la Palma de Oro en la 66 edición del Festival de Cannes. La cinta de tres horas entusiasmó a la crítica en general por la forma vibrante en que el realizador de 52 años cuenta la vida de una joven (Adèle Exarchopoulos) que descubre su homosexualidad.

El director (Le graine et le mulet) muestra además el primer gran amor (Léa Seydoux) de la joven y la ruptura de esa relación en una adaptación libre de la de novela gráfica de Julie Maroh (Le bleu est une couleur chaude).

En la sección Una Cierta Mirada, la segunda en importancia del certamen francés, el premio FIPRESCI fue para el iraní Mohammad Rasoulof por Manuscripts don’t burn, un drama rodado en la clandestinidad, ya que el realizador tiene prohibido hacer cine en su país.

Rasoulof, de 40 años, fue condenado hace tres años a seis años de cárcel y 20 sin hacer cine. Tras apelar, su condena de prisión fue rebajada a un año.

En la Semana de la Crítica, la película distinguida con el premio de la crítica fue la estadunidense Blue Ruin, de Jeremy Saulnier.

 

La píldora ha masculinizado a las mújeres, dice un provocador Polanski

 

El Festival de Cannes despide su 66 edición con el buen sabor de boca que deja Roman Polanski en La Vénus à la Fourrure, una adaptación teatral que cierra con aplausos la competición en la Croisette.

Los actores franceses Emmanuele Seigner y Mathieu Amalric atrapan al espectador en un juego de dominación y poder en las relaciones entre hombre y mujer. Indiferente a lo políticamente correcto, Polanski tuvo una actitud desafiante en la rueda de prensa, donde teorizó sobre la evolución de la mujer.

“Creo que es una pena que ahora ofrecer flores a una mujer se convierta en algo indecente. Es como lo veo hoy en día. Intentamos igualar los géneros y eso es totalmente idiota. Creo que es el resultado, y seré marxista en esto, de que la píldora ha transformado mucho a las mujeres de nuestra época. Las ha masculinizado, si puedo decirlo así. Hay otros elementos que cuentan también. Ha alejado el romanticismo de nuestras vidas”, concluyó el director.

Ambiguo y provocador, el director comentó que es el aspecto del sexismo y la sátira lo que le sedujo para esta película, que se desarrolla en un único escenario: un teatro.

“No importa lo que la gente piense de mí, los que me conocen saben que yo no soy así para nada”, agregó el realizador, sobre quien sigue pesando una orden estadunidense de captura en por un delito sexual en 1977, lo que le impide viajar a Estados Unidos.

Polanski regresa al teatro tras su aclamado anterior trabajo (Carnage) para adaptar a la gran pantalla la obra del dramaturgo estadounidense David Ives Venus in fur, centrada en un director (Amalric) que busca una actriz para nueva obra, una adaptación a su vez de la novela que inspiró el sadomasoquismo (La venus de las pieles, del austriaco Leopold von Sacher-Masoch).

“El texto me pareció hilarante”, dijo en rueda de prensa Polanski, que precisamente lo leyó por primera vez hace un año en Cannes.

Los protagonistas exploran sus límites y se comportan de forma ambigua, como también lo hizo el director en la rueda de prensa, quien al ser preguntado sobre si dominaba a sus actores, contestó que sí y que en ocasiones demasiado. “De eso va la película de la dominación. A veces les doy una bofetada y a veces los amo, pero nunca se quejan”, dijo divertido.

Con una Palma de Oro por The Pianist y un Oscar al mejor director por ese mismo drama sobre el Holocausto, el director de 79 años comentó hoy que ya ve los premios con cierta distancia. “He vivido la suficiente para saber que sé dirigir”.

El ambiguo juego de dominación de Polanski entusiasmó a la crítica, que recibió sin embargo con frialdad los vampiros de Jim Jarmusch en Only lovers left alive.

En plena resaca de la saga Crepúsculo, Jarmusch da una vuelta al género con dos amantes, Adán (Tom Hiddleston) y Eva (Tilda Swinton), que han vivido experiencias increíbles a lo largo de los siglos.

Cultivados, inteligentes y bohemios, ella vive en Tánger (Marruecos) y está decidida a sobrevivir, mientras él, un músico underground que vive en Detroit, está deprimido por el rumbo que está tomando la humanidad.

Estas dos personas sofisticadas, al vivir en el siglo XXI, ya no se dedican a ir mordiendo cuellos a una persona cualquiera debido a las drogas y enfermedades actuales, sino que intentan conseguir siempre sangre pura. Su idilio se verá interrumpido por la visita de la hermana pequeña de Eva, (Mia Wasikowska), que ha vivido menos siglos y es más inconsciente.

Salpicada de nombres de artistas y científicos clave en la Historia, Joh Hurt interpreta a un vampiro de sabiduría enciclopédica, a quien los protagonistas adoran. Jarmusch no quiso comentar las numerosas referencias que hace la película, que se inspira en las historias de los vampiros de los poetas románticos ingleses.

En opinión de Swinton, la fascinación por los vampiros viene de que viven unas vidas que nunca se acaban y “nosotros estamos aterrorizados por la mortalidad”.

“Me encanta en esta película la idea de las vidas invisibles. Toda la idea de invisibilidad y de existente invisibilidad es hermosa”, agregó la actriz, que no se sorprendió cuando Jarmusch le propuso hacer la película.

Hiddleston (Thor) comentó que tras dar vida a soldados y superhéroes, le atrajo “la idea de interpretar un personaje que de alguna manera encarna el romanticismo y melancolía y que todavía motivado por la curiosidad hacia algo que siente, creo que Adam está fascinado por la música y la ciencia”.

Con ambos personajes la idea era explorar el amor en el contexto de la inmortalidad y no sé si eso es “una bendición o una maldición”, agregó.

Jarmusch, que se llevó la Palma de Oro por Coffe and cigarrets (1993), es una figura de referencia en el cine independiente estadunidense y su último trabajo se encuentra en otra onda de las películas actuales de vampiros, de las que el director dijo que no había visto ninguna. “Sólo he visto las antiguas”.

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