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Jaime Castrejón Diez

El pactismo

Es muy claro que las ideologías están en franca retirada; lo vemos en el cambio que se viene dando al buscar ser centrista. La izquierda se corre hacia la derecha y la derecha hacia la izquierda, todos luchando por alcanzar el centro del espectro ideológico. Esto quiere decir que las luchas ideológicas no han logrado las transformaciones deseadas sino un estancamiento en el desarrollo del país. Es natural, existe un sistema en que cada uno de los tres principales partidos tiene aproximadamente un tercio de la votación y más o menos un tercio de las curules y escaños en el Congreso de la Unión. No hay una mayoría que pueda decidir, sino tres minorías que no han podido imponer su punto de vista.

En un análisis riguroso se puede decir que el pluripartidismo ha llevado a una inoperancia del sistema político. Después de la alternancia el fenómeno se dio con más fuerza, los partidos que no habían alcanzado la operatividad por los resultados electorales sentían que su misión era impedir que el otro tuviera éxito. Las llevadas y traídas reformas estructurales nunca llegaron porque la práctica política lo imposibilitaba. La situación era clara: si se querían las reformas había que cambiar el sistema o encontrar un subterfugio que permitiera introducir los cambios. Por eso nació el Pacto.

El Pacto suple a las ideologías para que el sistema pluripartidista pueda operar cambios que son necesarios; es más, son cambios que eran necesarios desde tiempo atrás. Es por eso que la reforma política es indispensable para que pueda operar el sistema. Empezando con la representatividad. Los electos directamente han ganado su representatividad en los procesos electorales, pero ¿los plurinominales? Estos son realmente regalos a las burocracias de los partidos para mantener viables a sus directivas partidistas. Esta es una razón de que no surjan nuevos liderazgos y se anquilosen los partidos, por eso la indiferencia de los ciudadanos. Una de las reformas más urgentes es ésta porque el sistema actual solamente mantiene las hegemonías de las cúpulas de los Partidos. La reelección de legisladores es necesaria para someter sus acciones a juicio de los electores y generar una verdadera representatividad del Congreso. Estos cambios solamente se pueden llevar a cabo si se prescinde de ideologías partidistas.

Una de las posibilidades de copar con esta realidad es que en el planteamiento de la reforma político electoral se considere seriamente la segunda vuelta en las elecciones. Esto sería la forma de romper el impasse que el pluripartidismo ha establecido y que el resultado sea el inmovilismo legislativo que ha frenado toda posibilidad de cambio. Es natural que algunos militantes de los partidos estén en contra del pacto, porque las ideologías y los desplantes que han tenido quedarían sin fundamento. Este problema traerá reacciones de algunos miembros de los partidos porque la aprobación de las reformas hace que su retórica deje de ser relevante.

Los partidos han entrado en luchas internas por la misma razón. Hay quienes se oponen al Pacto porque realistamente éste, haciendo un lado las ideologías, buscan con pragmatismo hacer posibles las transformaciones que se requieren en el país en este momento. Lo que se ha visto en el PAN en días recientes es o seguir en el pluripartidismo o avanzar en los cambios necesarios para que el país, no solamente que los gobiernos puedan avanzar y el país se beneficie. Lo mismo sucede en el PRD, donde hay pactistas y doctrinarios. Las crisis internas en los partidos son naturales, habrá que esperar nuevos liderazgos o nuevas orientaciones por el bien del país.

El solo planteamiento del Pacto ya ha tenido consecuencias, las crisis internas de los partidos se deben a esta disyuntiva: unir fuerzas para lograr el cambio o mantenerse en sus posiciones tradicionales y esperar a que algún partido logre una mayoría que le permita poner condiciones. Dentro de los partidos hay luchas fuertes, se confrontan los realistas que saben que hay que hacer a un lado las posiciones de anteaño y con realismo tratar de cambiar la política y sus mismos partidos. Por el bien del país es necesario salir del estancamiento a pesar de los escrúpulos ideológicos.

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