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Aborda la obra Necropsia la violencia de dentro y de afuera de sus personajes

Oscar Ricardo Muñoz Cano

 

La historia de un matrimonio bombardeado por la violencia, tanto del exterior como del interior de los mismos personajes, sirvió como pretexto para exponer a una sociedad asustada en la obra teatral Necropsia, que se presentó este jueves por la tarde en la Casa de la Máscara.

Leonardo Cuesta, actor cubano avecindado en Acapulco desde hace tres años, comentó en entrevista que “la obra no sólo va de lo que pasa afuera, en el exterior, sino lo que le pasa al personaje dentro; el personaje se vuelve un controlador al extremo de maltratar a su mujer”.

El personaje masculino, un médico forense, luego de la simulación de un secuestro que salió mal, se quedó con la deuda, la cual paga haciendo cierto tipo de trabajos a personas peligrosas: descuartizar cadáveres y desaparecerlos. Al mismo tiempo mantiene secuestrada a su esposa, a quien en su afán de protegerla de las cosas que suceden allá afuera, de la violencia, de la gente que lo utiliza, la amarra y encierra en una de las habitaciones de la casa de manera indefinida.

Pero si en ese momento la trama resultaba difícil, ésta se complica cuando el personaje masculino, ya con afectaciones mentales producto de los trabajos que está obligado a hacer, comienza a perder la razón, y pasa de un tipo amoroso a uno posesivo, sicológicamente dañado con toda la animosidad de controlar a su mujer para evitarle los males que ocurren en el exterior.

Dentro de un contexto violento, lleno de cadáveres descuartizados, y donde nos enteramos de lo que pasa en la ciudad por medio de los diálogos tan explícitos y llenos de detalles de ambos personajes, la protagonista, sometida primero por el amor que le tenía a él y después por el miedo, pasados seis meses de encierro, abuso y vejaciones, comienza a reflexionar sobre su situación, pasando por todos los estados emocionales, lo que desencadena un fuerte enfrentamiento con su marido, quien entre escusas y pretextos no la deja libre ni cuando en cierto momento ella le revela que estaba embarazada.

Los dos protagonistas, únicos del montaje, elevaron entonces el tono de su actuación, el de los diálogos, llegando a los gritos. Incluso, a los golpes, que terminan con una escena donde se practica un aborto atendido por él.

Al respecto, la actriz acapulqueña Elsa López comentó que “la obra es muy densa, complicada, muy, muy violenta, tanto en el texto como visualmente”.

En algún momento, ella logró soltar sus ataduras para amarrarlo a él, y tras un monólogo de liberación con frases como “duele más vivir contigo y acabo de descubrir que también tengo valor”, lo degüella para sentir así cómo se le devuelve el alma al cuerpo.

Sobre si al final el público se debería quedar con algún tipo de mensaje, la actriz agregó: “desde que yo la leí (la obra), quedé encantada; para el momento en que se escribió (2011) Acapulco era un caos, la gente tenía mucho miedo de salir de su casa, no sabías con qué te ibas a encontrar en la calle…”.

Esta presentación de Necropsia fue la última de la segunda temporada, organizada por la Dirección de Fomento a la Cultura del Ayuntamiento de Acapulco.

Su directora, Gloria Ramírez, obtuvo con esta obra el primer premio estatal de dramaturgia joven Ola Nueva en 2011.

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