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Toman integrantes de la UP el Palacio de Iguala y exigen la salida del alcalde

Eduardo Albarrán

 

Iguala

 

Al enterarse del hallazgo de los cadáveres de Arturo Hernández Cardona, Ángel Román Ramírez y Rafael Banderas, integrantes de Unidad Popular, de la organización Genaro Vázquez Rojas y estudiantes de la normal de Ayotzinapa, que marchaban en demanda de su presentación, decidieron tomar el palacio municipal de Iguala y mantenerse en las instalaciones hasta que el alcalde José Luis Abarca Velázquez sea destituido, al igual que el resto del cabildo, y se nombre un concejo municipal.

Después de enterarse que fueron ejecutados los dirigentes de la UP, Arturo Hernández Cardona, Ángel Román Ramírez y Rafael Banderas, y sus cuerpos encontrados en la colonia Valerio Trujano, del municipio de Tepecoacuilco, los marchistas que pedían la presentación con vida de estos líderes, decidieron permanecer en las instalaciones del palacio municipal, mismo que fue prácticamente abandonado por las autoridades municipales.

De 500 personas que marcharon, alrededor de 100 permanecían hasta las 4 de la tarde en el palacio municipal en espera de los cuerpos de sus compañeros para ser velados en el patio.

Informaron que esperan que en el transcurso de la noche y hoy lleguen más contingentes de organizaciones que conocieron y trabajaron con Hernández Cardona, dirigente de la Unión Campesina Emiliano Zapata (UCEZ), ex regidor, ex secretario de derechos humanos y de movimientos sociales del CEE del PRD y consejero nacional de este instituto político.

Hasta poco antes de las 4 de la tarde nadie del Comité Ejecutivo Municipal del PRD se había acercado al movimiento que ahora tiene como demanda principal la desaparición de poderes y la creación de un concejo municipal, aunque ya por la noche acudió la presidenta del CEM, Martha Tood.

Poco después de las 10 de la mañana, miembros de diversas organizaciones pertenecientes a la UP, así como de la organización Genaro Vázquez Rojas y estudiantes de la normal de Ayotzinapa, se preparaban para la marcha para exigir la presentación con vida de los dirigentes de la UP que desde el domingo, después de un acto en la caseta de cobros de la autopista Iguala-Cuernavaca, fueron levantados.

Unas 500 personas se dieron cita en el zócalo de la ciudad. A las 10:30 de la mañana  algunos de los familiares ya estaban enterados de que en el Semefo había tres cadáveres que habían sido encontrados en la colonia Valerio Trujano, perteneciente al municipio de Tepecoacuilco. Hubo lágrimas, sin embargo aún tenían la esperanza de que no fuera ninguno de los dirigente de UP.

 

Nadie informaba a los familiares

 

A las 11 inició la marcha. La regidora Sofía Lorena Mendoza Martínez coordinaba, junto con Rafael Ochoa, la salida. Ella aún decía que “nadie me ha llamado de forma oficial para decirnos que son ellos”.

La marcha había avanzado unos 100 metros y los familiares de los desaparecidos se fueron al Semefo. Sólo el hijo de Ángel Román, Voguer Román, se quedó en la marcha. Sabía del rumor, pero se negaba a aceptarlo. Marchó, gritó consignas en demanda de la presentación de los desaparecidos y en contra del alcalde José Luis Abarca.

Durante la marcha, varios jóvenes cubiertos del rostro realizaron pintas en los bancos y en algunos negocios particulares. Las consignas era la presentación con vida de los dirigentes de la UP, y el señalamiento de responsabilidad de la desaparición de los dirigentes por parte del alcalde José Luis Abarca Velázquez.

Mientras la marcha avanzaba, el palacio municipal era desalojado. No quedó nadie, ni policías. El estacionamiento de la calle Guerrero estaba vacío. Los negocios frente al palacio cerraron sus puertas. Trascendió que desde temprano el alcalde se reunió con la mayoría de los ediles en una casa, a puertas cerradas.

Los marchistas llegaron a la explanada municipal por la calle de Bandera Nacional. Todavía nadie les había confirmado que los cuerpos eran de Arturo Hernández Cardona, de Ángel Román y Rafael Banderas Román. Las pintas y las consignas seguían siendo la presentación con vida de los desaparecidos.

Rafael Ochoa Ochoa, dirigente de la organización Genaro Vázquez Rojas, con el megáfono convocaba a los marchistas a mantenerse unidos, a no dispersarse.

Jóvenes cubiertos del rostro comenzaron a golpear a patadas las puertas del auditorio municipal, uno de los accesos al palacio municipal. Después, con adoquines que quitaron de la misma explanada, golpearon las puertas, que son de madera, hasta que la cerradura cedió y entraron al palacio. Sólo 10 entraron. El resto de los marchistas se quedó afuera.

Ochoa Ocho estuvo a punto de dar la noticia. Sin embargo prefirió decir que pronto llegarían los familiares a informar. Sin embargo, el rumor de que sí eran Hernández Cardona, Román y Bandera, calentó aún más los ánimos y comenzaron a apedrear las ventanas del palacio municipal, rompiendo vidrios, tirando aparatos de aire acondicionado; sacaron extinguidores del palacio y rociaron el palacio. Algunas voces gritaban “hay que quemar el palacio, hay que quemarlo”.

Los jóvenes cubiertos del rostro se dedicaron a apedrear todas las ventanas. Mientras, Ochoa Ochoa y otros miembros de la UP y de la UCEZ escuchaban en la radio la noticia de que los cuerpos sí pertenecían a Hernández Cardona, Ángel Román y Rafael Bandera. Se abrazaron y lloraron. Varias mujeres también se abrazaban, lloraban y gritaban insultos contra el alcalde.

A media explanada se hizo un mitin. Ahí José Isabel Arines planteó que ninguno de los regidores, síndicos y el presidente municipal deben seguir gobernando el municipio, por lo que pidió a todos y todas, continuar la lucha hasta lograr la desaparición de poderes en el municipio. La gente gritaba a favor de la propuesta. “Vamos a ponerles cadenas, no los vamos a dejar entrar”, decían.

Arines dijo que “estamos pisando terreno peligroso. Pero de nosotros no se van a burlar. Aquí nadie se raja”. Y señaló que si hacía falta se armarían y constituirían la policía comunitaria, “porque no confiamos en la policía de Abarca”.

“Desde ahora, Iguala no tiene gobierno”, expresó.

El hijo de Ángel Román Ramírez, Voguer, declaró, con lágrimas en los ojos, que “esto no hubiera pasado si el presidente (José Luis Abarca) hubiera atendido las demandas. Lo único que queríamos eran obras, apoyo a las colonias y a los campesinos”.

Trabajadores del gobierno municipal comentaban entre sí que “esto se pone feo. Hasta pueden quitar al presidente”.

Mientras los familiares estaban realizando los trámites para que les entregaran los cuerpos para ser velados, grupos de jóvenes trataban de abrir la puerta del palacio municipal del lado de la calle de Guerrero.

Después de mucho insistir la puerta cedió y entraron al palacio municipal. Ochoa Ochoa los llamaba por el megáfono y le pedía que no entraran a las oficinas, que no tomaran nada.

Finalmente unas 100 personas se quedaron en el palacio dispersos en el patio mientras esperaban que llegaran los cuerpos de sus compañeros de UP, que serían velados en la explanada municipal.

Informaron que se esperaba que llegaran más contingentes de diversas organizaciones para exigir el esclarecimiento del crimen y el castigo a los responsables.

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