Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Arturo Solís Heredia

CANAL PRIVADO

* Para ser buen ciudadano (Primera de dos partes)

La semana pasada en este espacio dije que el desprestigio de los políticos no es un fenómeno exclusivo de los nuestros, y que existe en casi todas las democracias, inclusive en las más avanzadas.

Pero como los mexicanos (la mayoría, confío) no son pendejos (disculpen mi francés, pero así dice el dicho), y menos lo son los lectores de esta columna, para consolarse con males de muchos también dije que tal desprestigio, por justificado que sea, no debiera ser excusa y motivo para la indiferencia y la pasividad, ni pretexto y razón para eludir la autocrítica social, porque a menudo, le diría sor Juana a los ciudadanos, sois necios que acusáis a los políticos sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis.

Pero redigo ahora un poco de lo que dije entonces, para seguir con el tema desde otra perspectiva, la de nuestros incómodos vecinos del norte, similar aunque sin duda más útil que la mexicana y la española, porque si bien los políticos gabachos también cuecen habas, no pocos de sus ciudadanos están aprendiendo a transformar la irritación pasiva en protesta activa.

“Muchos estadunidenses han perdido la confianza en nuestro sistema político, calificando a nuestros líderes políticos como pillos”, dice el primer párrafo de la presentación de CREW (Ciudadanos por la Responsabilidad y la Ética en Washington, por sus siglas en inglés… y en español), una organización civil sin fines de lucro, asentada en esa ciudad, Distrito de Columbia, sede de los poderes federales de ese país, y dedicada a promover la ética y la rendición de cuentas en el gobierno y el congreso, apuntando a los servidores públicos y a los representantes populares que sacrifican el bien común por intereses particulares.

“En CREW creemos que los políticos deben ser obligados a rendir cuentas por sus acciones. Todos los días trabajamos para garantizar que los servidores públicos y representantes populares –sin importar su afiliación partidista– actúen con honestidad e integridad y honren la confianza ciudadana, recurriendo a acciones de alto impacto legal”, agrega la presentación de esta organización, en su página web.

Más adelante, en la explicación de su estrategia, se lee: “Ejercemos nuestra misión usando una combinación de investigación, litigio y exposición en medios. CREW usa la ley como herramienta para obligar a los servidores públicos y representantes populares a actuar ética y legalmente, y para exhibir conductas no éticas ante la sociedad.

“Al combinar investigaciones de fondo con acciones legales y una estrategia de comunicación social agresiva, logramos nuestras metas. Nuestros esfuerzos se fortalecen construyendo coaliciones para impulsar políticas y reformas que favorezcan la transparencia y la rendición de cuentas. Para recibir apoyo a nuestros esfuerzos, usamos todos los medios de la comunicación moderna –televisión, radio, prensa escrita y redes sociales– para maximizar la cobertura de nuestro trabajo”.

Para lograr sus metas, CREW no se deslinda de los políticos, al contrario, trabaja de cerca con miembros del Congreso, personal legislativo, agencias ejecutivas, la Casa Blanca y otras organizaciones públicas, para ayudar a promover, entre otros asuntos, transparencia en el gobierno, registros administrativos, rendición de cuentas, y para endurecer las reglas éticas federales.

Esos otros asuntos tienen que ver con algo que a los mexicanos nos gustaría ver en México: la denuncia y exigencia de investigación y castigo, de congresistas y funcionarios por conductas no éticas e ilegales, aún las que aquí parecerían triviales. Un ejemplo: CREW presentó una queja en la Oficina de Ética Legislativa del Congreso en contra de un diputado que se negó a pagar el ticket de un estacionamiento privado, quesque porque era “muy influyente”; presentó otra queja en contra de otro legislador, por mal uso de recursos del Congreso, pues el señor gastaba fortunas en comidas quesque oficiales en restaurantes de lujo. ¿El argumento de CREW en ambos casos?: “Son conductas que reflejan deshonra sobre el Congreso”.

¿Les suena?

Hasta aquí, todo suena muy bonito y parece relativamente sencillo, por eso en su página web, los de CREW subrayan que “siempre es más fácil destruir algo que construirlo, y construir un mejor Washington no es distinto. Creemos firmemente, sin embargo, que un pequeño grupo de ciudadanos comprometidos puede cambiar el mundo”.

 

 

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